Joaquín Sabina tiene un profundo amor por México, lo demostró ayer cuando desechó la recomendación médica de tomarse varios días de descanso para recuperarse del golpe que sufrió en el ojo derecho y más aún al pronunciarse contra la construcción del muro fronterizo, prioridad del presidente Donald Trump, a quien le envió un mensaje.
“A uno siempre le han gustado las canciones mestizas, cuanto más mestizas mejor, y las de frontera; aunque no me gustan las fronteras y menos los muros que separan a los hombres unos de otros, así que si este muro que pretende construir el mentecato emperador del norte, y eso es poco, el imbécil, el hijo de puta del norte, sepan ustedes que si eso llega a suceder, tengo muy claro que ya elegí de qué lado de la frontera me quedaré”, expresó Sabina, luego de entonar “No tan de prisa”, sentado en un banco, guitarra en mano y al centro del entarimado del recinto de Reforma, al que consideró “mi casa” y que puso a sus pies con sus mensajes de amor y sentimiento a la mujer y sus composiciones únicas.
La primera fiesta musical del nacido en Úbeda, Jaén, luego de la “cosa rara y fea” que le pasó en San Luis Potosí, estuvo plagada de mensajes, de historias, como la de su autoexilio a los 20 años en Londres “más colorido”, que buscó para alejarse de la gris España de Franco, pero sobre todo de música, la de más reciente álbum Lo niego todo y la del ayer, esas que lo han hecho favorito.
“Cuando era más joven”, “Lo niego todo”, “¿Quién más, quién menos?”, “Lágrimas de mármol” y “Las noches de domingo” se han escuchado con la característica voz rota del ibérico, su buen humor, su jocoso charlar cargado de elementos sensuales y provocaciones, que lejos de molestar causan risas y aplausos.
“Una canción para la Magdalena” marcó el inicio del viaje al pasado, no sin antes haberle dado la oportunidad a Pancho Varona y Mara Barros de lucirse en solitario en escena. “Por el bulevar de los sueños rotos” provocó emoción, no solo por sus referencias directas al país en su lírica, también por dos fotografías en la pantalla gigante de Chavela Vargas y José Alfredo Jiménez.
“¡Viva México, cabrones!”, soltó Sabina, quien refrendó su compromiso con sus seguidores, a pesar de salir al escenario por primera vez con gafas oscuras, porque como dijo: “¿Cómo se va a quedar uno en la cama, con un concierto en el Auditorio Nacional?, un lugar en el que uno ha sido tan feliz y con la enorme complicidad de público mexicano”.
En su recital, Joaquín rindió tributo al “veneno que me inyectaron a vena pura” grandes como Bob Dylan y sus majestades satánicas, The Rolling Stones, con canciones como “Y sin embargo”, su entrega fue agradecida con gran gozo y él acepto que la presentación de anoche tuvo “los mejores coros de toda la gira”.
Hasta el cierre de esta edición, Sabina alzó la voz con dedicatoria a Ángeles Mastretta, presente en el recinto, con “Peces de ciudad”; se espera que Joaquín siga con el repaso por ese repertorio que con su constante reinvención, su amor por ofrecer conciertos, no así por lanzar discos, lo han llevado a enamorar a los fans de siempre, pero también a las nuevas generaciones.
CLAVES
“EL FLACO DE ÚBEDA”
Lo niego todo es el decimoséptimo álbum de estudio de Joaquín Sabina.
El disco nació de la colaboración entre el intérprete, Leiva y Benjamín Prado.
El intérprete cumplió 69 años el 12 de febrero.