El cantante José María Napoleón se prepara para brindar su último concierto en La Laguna el próximo 25 de noviembre en el Coliseo Centenario de Torreón, dentro del tour de despedida.
"Antes que nada seguimos echándole ganas a la vida, preparando el último concierto que iré a brindar a La Laguna, tengo por Torreón un sentimiento muy lleno de recuerdos y cosas buenas, que me hace sentir halagado y sentirme muy bien, Torreón, gracias por tocarme con tu mirada, extenderme tu mano y estrechar la mía", fueron las primeras palabras que expresó "El poeta de la canción", en entrevista vía telefónica para MILENIO.
Recordó que a los 16 años de edad se fue de Aguascalientes, su tierra natal, para tocar puertas en la Ciudad de México.
"Mi papá era un campesino muy humilde y quería que sus hijos se prepararan, y yo no tuve más preparación que el canto heredado por mi madre y la guitarra que me enseñó a tocarla mi tía Linda, canto desde los seis años, así que empecé a escribir mis primeras canciones garabateando, y no dudé en que algún día llegaría a ser cantante y compositor", recordó el artista.
Ya instalado en la Ciudad de México, fue un peregrinar, debido a que se ganaba la vida cantando en los camiones, "a veces me daban un peso, a veces nada, me la pasé así dos o tres años, lo que ha pasado hasta entonces, subir peldaño tras peldaño, la subida cuesta mucho, la bajada es muy fácil y muy dolorosa, porque cuidado como uno cae, ya llevo 52 años cantando y componiendo temas".
Considera que es el tiempo preciso para despedirse de los escenarios, ya que desea disfrutar al máximo a su familia, "confieso que ahora que veo a Nicolás que tiene 7 añitos y de repente no avanza como quisiéramos, digo Dios mío, dame la oportunidad de empujarlo para delante, o cuando veo los ojos de Sabina, y a Beca y a Mía en Canadá, cuando pienso en todo esto y veo esos ojos que tanto amo, los de mi mujer, a mis hijos, José María que ya incursiona en la música, Susana, esos cuatro hijos, digo, ya es tiempo, lo que Dios me permita pero estar al lado de esa familia que Dios me ha permitido hacer y tener, eso es lo que quiero".
A pesar de que lleva algunas fracturas en uno de sus hombros, manos dañadas y fisura en la cadera, debido a que fue agredido por gente mala, Napoleón es un hombre muy entregado al ejercicio, y mientras caminaba algunos kilómetros como acostumbra, continuó la charla para MILENIO, "llevo más de un año, después de la cirugía no logro reponerme, ahí la llevo, estoy entero porque siempre me he cuidado, cuido mi voz, bebo de vez en cuando una copita de vino tinto, no fumo, y le doy gracias a Dios por lo que me ha dado y le rindo pleitesía a ese ejemplo maravilloso de Jesucristo nuestro señor".
Al cuestionarle qué es lo más hermoso que le deja esta carrera musical de tanto años, dijo con voz entrecortada, "me deja, el recuerdo que me acompañara siempre, mientras mis ojos se abran, el recuerdo mayor que siempre llevaré conmigo, es el de todas esas miradas cuando estoy en el escenario, que me vean, que me sonrían, que me aplaudan, que me pidan otra y otra canción y veo esos aplausos, escucho ese clamor del público, tantos reflejos, en el aeropuerto la gente me aborda para que le firme, o que me tome una foto con ellos, nunca les digo que no, me debo a ellos, la ayuda de ustedes los medios de comunicación, de tocar mis canciones, de hacer mis notas, la palabra gracias, nunca alcanzará para expresar lo que yo siento por todos ustedes y los recordaré siempre, siempre".
Fue Guillermo Acosta, su primer director artístico, quien lo bautizó como "El poeta de la canción", ya que alguna vez le dijo, "oye tus canciones son como poesías, así le pondremos a tu disco".
"Yo había leído a muchos poetas sin comprenderlos, pero mi papá leía mucha literatura y él me lo heredó y crecí con eso, y pues así me dijo un día el señor Acosta, que iba a ser el poeta de la canción y así le puso a ese disco, yo no merecía ese título, pero le agradezco a Dios y al señor Acosta, tantas cosas buenas".
Con el talento, la sencillez y humildad que lo caracteriza, Napoleón aseguró que seguirá componiendo melodías hasta el último momento de sus días, "es algo que siempre seguiré haciendo, tengo de 20 canciones ya nueve terminadas y espero en este mismo año si Dios me permite, hacer otras nueve que me faltan, para un personaje de nuestra canción que me pidió, quiero dedicarme a escribir, siempre he sido muy discreto, tengo una familia y esposa maravillosa".
Confesó además que continuará apoyando a su hijo José María, "lo ayudaré en todo lo que pueda, sin exageraciones, cada quien se abre camino según los pasos que da, en actitudes y aptitudes que se tiene, y creo que canta atinado, compone muy bien, esto es resistencia y no de velocidad, y confío en que así como me fui yo sin dudas, lo logré, más tarde, más temprano, cuando escribí "Vive" supe que había nacido la llave de la puerta para entrar, luego siguió "Hombre" y de ahí pa delante fue impresionante, como cuando me grabó José José, Yuri, Plácido Domingo, muchos más, ha sido maravilloso, aquí lo que cuenta es la perseverancia, la fe, con que uno mira las cosas".
Está contento por el reencuentro que tendrá la próxima semana con su público lagunero, a quien asegura estimar mucho, ya que tiene amistades entrañables que siempre lleva en su corazón, "nos vemos pronto Torreón, nunca me olvidaré de ustedes, tengo amigos como Sergio Ganem, amigos maravillosos que nunca hemos dejado de ser buenos amigos".
Finalmente, se despidió al expresar las siguientes palabras para sus fieles admiradores que siempre lo han recibido con los brazos abiertos, "a ti que estás ahí, donde quiera que estés, tú que hiciste posible que yo existiera, gracias por cantar mis canciones, por aceptarlas, porque nunca tendré cómo decirte gracias y demostrártelo como yo quisiera, pero si de algo sirve a lo largo y ancho de la palabra tan extensa, Torreón, muchas gracias, gracias infinitas por todo lo que me han brindado siempre".
EGO