Han transcurrido ya siete años desde la muerte del cantante Juan Gabriel, el 28 de agosto de 2016, en Santa Mónica, California. Sin embargo, su leyenda parece ir en aumento día con día. Lo mismo ocurre con uno de los centros nocturnos más emblemáticos de la capital mexicana que, pese a haber cerrado sus puertas hace casi tres décadas, sigue presente en el imaginario colectivo: El Patio.
Ubicado en el número 9 de la calle Atenas, en plena colonia Juárez de Ciudad de México, este local se convirtió, desde su apertura –el 12 de octubre de 1938–, en centro de reunión obligado para quienes gustaban de la buena mesa y de espectáculos de primer nivel; era frecuentado por políticos, artistas plásticos, toreros, poetas, personajes de la farándula y bohemios. No era raro encontrar a personalidades como María Félix, Dolores del Río, Miguel Alemán, Frida Kahlo, Diego Rivera, Mauricio Garcés, Mario Moreno Cantinflas y hasta la propia Marilyn Monroe, que lo visitó en su único viaje a nuestro país.
A la postre, El Patio sería conocido en todo el mundo por presentar a figuras legendarias de talla internacional como Edith Piaf, Charles Aznavour, Judy Garland, Lola Flores, Josephine Baker o Paul Anka. Sin embargo, uno de los artistas que más éxitos cosecharon en este escenario fue Juan Gabriel, quien ya convertido en estrella, llegó a permanecer hasta cuatro meses ininterrumpidos en su icónica marquesina, presentándose cada fin de semana con llenos totales.
Las noches con Juan Gabriel
Con capacidad para unas mil 500 personas, El Patio era un escenario reservado solo para artistas consagrados por allá en los años 80. Cada semana, la inconfundible concha que servía como escenario, atestiguaba conciertos de grandes artistas como José José, Lupita D’Alessio, Alberto Cortés, Camilo Sesto, Ana Gabriel, Celia Cruz o Raphael, pero solo Juan Gabriel rompió el récord de permanencia, al ofrecer 45 presentaciones consecutivas en un mismo lugar.
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Considerado entonces el rey absoluto de la vida nocturna de la capital, el Divo de Juárez cantaba –a veces hasta por tres horas– acompañado por la orquesta del músico Eduardo Magallanes y el mariachi Arriba Juárez, así como por un cuarteto de coros que presenciaban cómo noche a noche Juan Gabriel derrochaba energía en el escenario.
Luego de aparecer en lo alto de la emblemática escalera, el intérprete ponía a todos a bailar y a agitar sus servilletas blancas; hombres y mujeres por igual, mientras entonaba éxitos como “He venido a pedirte perdón”, “No me vuelvo a enamorar”, “Tenías que ser tan cruel”, “Noa Noa”, “Amor eterno”, “Se me olvidó otra vez”, “Me nace del corazón” y “No tengo dinero”. La lista parecía interminable, aunque el público se mantenía eufórico, mientras Juan Gabriel daba piruetas, bailaba e improvisaba con canciones como “Querida”, que en una ocasión llegó a extender por más de 15 minutos.
Hoy, gracias a la Fototeca Milenio, que preserva más de 25 millones de imágenes, entre ellas el acervo del desaparecido periódico Novedades (1913 - 2002), y que comprende fotografías impresas, carteles, negativos y transparencias, podemos imaginarnos cómo eran esas apoteósicas presentaciones en las que se fue forjando la leyenda de un artista a quien el escritor Carlos Monsiváis definió alguna vez como: “Un ídolo real que desplaza fantasías producidas en serie”.
¿Cómo nació El Patio?
En 1937, el empresario Emilio Azcárraga Vidaurreta adquirió el local y montó un restaurante al que nombró El patio andaluz; meses después lo puso en venta debido a que le demandaba mucho tiempo. Fue entonces que el restaurantero Vicente Miranda lo adquirió y lo rebautizó como El Patio, convirtiéndolo en “el lugar por excelencia para las clases altas”, según crónicas de la época.
Miranda murió en 1957 y es su esposa Conchita Vélez se quedó al frente del negocio hasta que “tras negociaciones poco claras con el empresario Francisco Aguirre, es obligada a firmar y despojada de su patrimonio”, según relata el historiador Enrique Vélez, autor del libro El Patio: Crónica de un espectáculo.
En sus inicios, El Patio se reservaban el derecho de admisión y no podía entrar nadie que no fuera propiamente vestido para la ocasión: con smoking los hombres y vestido largo las mujeres.
Aguirre permanecería como único propietario hasta su muerte, en 1979, cuando la administración de El Patio quedó en manos de su esposa y de su cuñado, hasta el cierre definitivo del local, el 1 de octubre de 1994. Según los registros, el último artista que se presentó en su escenario fue el grupo Garibaldi.
MGR