Una chica baila frente al espejo. Sus movimientos exactos hacen pensar en numerosos ensayos. Cambia de posturas siguiendo el ritmo, una mezcla de pop y hip-hop. Detrás una decena de jóvenes intentan seguirle el paso. La chica que viste unos pants estilo ‘baggy’ y una sudadera holgada es la maestra y lo que baila –y enseña– es K-pop.
La clase del K-pop Academy ocurre en el quinto piso del Instituto de la Juventud (Injuve), casi frente a la estación del metro Colegio Militar. Aquí se realizan eventos para la comunidad ‘kpoper’, gracias a la brigada especial Injuve Kpop. ¿El K-pop no se trataba sólo de música?, me pregunto mientras observo la clase recargado en una pared. Pronto sabré que estos sonidos son apenas la punta del iceberg surcoreano que está conquistando al mundo.
Precisamente este sábado el Injuve convocó a un bazar dedicado al fenómeno K-pop, que en 2023 colocó a México como su séptimo consumidor en el mundo vía ‘streaming’, según el estudio Mapping Out K-Pop’s Global Dominance.
En el tercer piso y la explanada principal encuentro puestos, mesas plegables, anaqueles y lonas. Como un tianguis. Lo que no es común son los artículos coloridos que los atiborran: ‘stickers’, peluches, bolsas de tela, ‘pines’, carpetas, playeras, discos, llaveros, cojines. Todos estampados con rostros de tez blanca, facciones delicadas y cortes de pelo que recuerdan a los Beatles. Son los idols, explica Bere, copropietaria de la tienda 7Dreams. “Así se les dice a los cantantes y solistas del K-pop”.
Bere y Diana, su mejor amiga y socia, llegaron antes del mediodía al Injuve para montar su puesto. Ofrecen productos fan made, hechos por ellas mismas, son animadoras digitales. Me dicen que los stickers cuestan 10 pesos y las playeras rondan los 200. Otros negocios manejan un enfoque similar. Solo hay un par con mercancía oficial, donde lo más simple, una taza, alcanza los 520 pesos.
¿Qué es el K-pop? Tras una hora en el bazar sé que, además de nacer en Corea del Sur y tener un estilo musical que homogeneiza ritmos como rap, pop, rhythm and blues y rock, es baile, una moda que prioriza prendas aesthetic –las tallas extras es parte de esta corriente– y el uso de palabras como photocard (tarjeta con el rostro de un idol) y fandom (grupo de fans).
Pero aún faltan elementos que iré descubriendo conforme me acerco a la cresta de la hallyu, la ‘ola coreana’ en México.
Tenemos que hablar de BTS
“BTS llega en el momento más importante de tu vida y te salva”, me cuenta Bere tras preguntarle cómo empezó su gusto por el K-pop. “En la pandemia atravesé una depresión muy fuerte, entonces los conocí y fueron un ancla: su música, sus historias y el cómo fue que empezaron me ayudó muchísimo”.
Jin, Suga, J-Hope, RM, Jimin, V y Jungkook son los integrantes de BTS, un acrónimo para el término coreano Bangtan Sonyeondan. Aunque el septeto no es pionero del K-pop –el antecedente de este movimiento viene desde los años noventa con Seo Taiji and Boys– sí es el responsable de extenderlo por el planeta, debutando oficialmente en 2013. ¿A qué suena BTS? Parte del hip hop e integra otros géneros. Por ejemplo, "Dynamite", su primera canción en inglés y la más reproducida en Spotify, con más de mil 959 millones de plays, también se vale del funk y música disco.
Así suena "Dynamite"
En menos de una década, BTS ha impactado musical, económica, social y políticamente a nivel global. Esta influencia ha beneficiado con 3 mil 500 millones de dólares anuales a la economía surcoreana, según un informe publicado por el Hyundai Research Institute en 2020. BTS ha sido requerida por la Asamblea General de las Naciones Unidas para esparcir mensajes de amor y solidaridad a los jóvenes.
Además, sus fans, llamados ARMY (Adorable Representative M.C. For Youth), se cuentan por millones –el Instagram de BTS supera los 75 millones de seguidores– y ponen a temblar a cualquier tipo de estructura cuando se lo proponen: en 2020 reservaron miles entradas para un mitin de Donald Trump en Tulsa, Oklahoma, con el fin de que el evento estuviera casi vacío. Y ese mismo año, recolectaron más de un millón de dólares para el movimiento de derechos raciales Black Lives Matter.
Y lo más impactante: BTS le salvó y cambió la vida a Bere. “La pandemia fue un momento donde necesitábamos acompañamiento y contención, y ellos lo brindaron. El hecho de que su música se esparciera entre tanta gente es porque tiene una sensación de comunidad. Da un mensaje universal. Antes, si te reunías con amigos era para tomar, pero aquí la comunidad es diferente: nos reunimos para pintar, decorar o emprender”.
Este fanatismo entre veinteañeros y adolescentes por BTS y otros grupos surcoreanos (BLACKPINK, Tomorrow X Together, TWICE y Seventeen), hace que Bere sueñe con viajar a Corea del Sur: quiere conocer las instalaciones de Hybe, la empresa que creó a su banda favorita, y la pizzería Laundry, donde el septeto hizo una sesión de fotos que se ha vuelto icónica por distar de la formalidad de un estudio.
Para cumplir el sueño los vuelos cuestan unos 30 mil pesos. Aunque cada vez más fans lo materializan, como Judith Castellanos, otra asistente en el bazar que montó el Injuve. A principios del próximo año me dice que por fin viajará por primera vez al país asiático tras ahorrar por varios meses.
La ola coreana cubre a México
A Judith, mercadóloga de 38 años, la vi un día antes del bazar: durante la segunda edición del Korea Spotlight, festival anual que se lleva a cabo en el Auditorio Blackberry que organiza la Agencia de Contenidos Creativos de Corea, afiliada al ministerio de cultura y turismo del país asiático. El trabajo de la Agencia es mantener a Corea del Sur como “un actor importante en la industria de contenidos a nivel mundial”.
Para esto nuestro país ha sido un territorio clave. Judith me explica: “Corea ya dio cuenta de lo permeada que está su cultura en México, que somos muchos los interesados. Por eso cada vez hay más tiendas, más gente para hablar de la música”. Cuando no está trabajando acude a eventos como éste para generar contenidos informativos que comparte en sus redes sociales. No se considera una influencer. Solo disfruta “ayudar a la gente que no conoce tanto de la cultura surcoreana”, dice.
Del Korea Spotlight tengo presente un clímax: cuando Cheong Ho Won tomó una bandera de México que alguien le aventó al escenario. Al mostrarla al público, notó que arriba del águila venía plasmado –en letras azules– el nombre de su banda: W24. El cantante sonrió y levantó un poco más el símbolo patrio. Entonces, los 3 mil 252 fans que llenaron el auditorio lo ovacionaron. El Blackberry puede considerarse la cuna del K-pop en México, fue sede del primer concierto de este movimiento en el país: con la presentación del cantante Xia Junsu el 6 de septiembre de 2012.
Diez años después, el 9 de septiembre de 2022, Ocesa, la insaciable promotora de conciertos, oficializó su entrada al mercado K-pop creando una división especializada.
“Ocesa K-pop” se presentó con un mensaje en redes sociales: “¡Hola Chingus [neologismo para referirse a un ‘amigo’]! ¡Por fin tendremos nuestro propio espacio para fangirlear, chismear, hablar de todos nuestros ‘bias’ [integrante favorito] y mil cosas más! ¡Inviten a todos sus amigos y hagamos la comunidad más grande de K-pop!”.
“Ahora siempre hay algo nuevo para mantenerte alerta: que si la proyección de algún concierto en el cine, que si el concierto de la nueva banda o el cumpleaños de un idol”, dice Judith. Se refiere a la abundancia que vive el K-pop en 2024. Algo que va más allá de los conciertos, como los que dio TWICE en febrero en el Foro Sol, donde los boletos VIP costaron 13 mil 767 pesos.
En el último lustro, otros actores han entrado a escena: las tiendas. Tras conocer a las fan made del Injuve, por sus precios llaman más la atención las de productos oficiales, como Dong Song. En sus dos sucursales en Ciudad de México, una en la Roma Norte y otra en Lindavista, ofrece artículos costosos que los fans o sus padres pagan sin chistar. Por ejemplo, un lightstick (dispositivo luminoso que usan los fans durante los conciertos) de Tomorrow X Together vale mil 699 pesos; la edición de lujo de ‘Be’, quinto disco de BTS, ronda mil 124 pesos; y la revista Esquire de junio de 2023, que tiene en portada al cantante de Stray Kids, Hyunjin, está en 549 pesos.
A estas alturas, me salta la idea del K-pop como epítome del sistema capitalista, pero Valeria Rivera, una de las 15 integrantes de la brigada K-pop del Injuve, me da otro panorama cuando hablamos dos días después del bazar por mensajes de WhatsApp.
“La brigada empezó como algo muy chiquito en 2022, el 4 de junio hicimos nuestro primer evento y no creímos que llegara gente. El edificio estaba repleto”, recuerda. Aunque está respaldado por una institución pública en cuanto al préstamo de sus instalaciones y equipo de sonido, se desarrolla con la gestión de un grupo de estudiantes de coreano, quienes disponen de su tiempo y dinero si falta comprar algo.
Injuve K-pop pretende ser “un espacio seguro donde los fans puedan hacer lo que les gusta”. Además de bazares y clases de baile, realiza picnics, proyecciones de películas, talleres de maquillaje, origami y encuentros gastronómicos.
Marcelo Ebrard aparece en esta historia
De la evolución del K-pop en México, Valeria opina que “apenas se están tomando los espacios, apenas estamos demostrando el poder de esto”. Cuenta que le llamó la atención “un personaje que se quería postular para presidente y quería usar al ARMY y a otros fandoms. Hay personas que se quieren agarrar de esto, pero no nos dejamos”.
Se refiere a Marcelo Ebrard. En 2023, durante su campaña para obtener la candidatura presidencial por parte de Morena, prometió que traería a BTS a México en 2025. “Nada más que acaben su servicio militar”, dijo el político debido a la pausa que se tomaron para cumplir con su país. Lamentablemente para el ARMY, la ‘corcholata’ elegida terminó siendo la actual presidenta, Claudia Sheinbaum.
BTS en México: la promesa de Ebrard
La ‘ola’ fue impulsada por el gobierno surcoreano
Byeol Media es una agencia enfocada en vincular la ‘ola coreana’ con mercados latinoamericanos. La dirige Lucero Santiago. Otro de sus proyectos es la revista digital Kmagazine, fundada en 2015. Aparece citada en diversos artículos sobre K-pop. La busco porque quiero que me explique el punto de inflexión en nuestro país.
“‘Psy’ se hace tan popular que se debatió si el K-pop era o no una moda pasajera, pero detrás venía un mundo de artistas que fueron abriendo mercados, la demanda hizo que saltaron a otras regiones. Se empezó a abrir el camino”, dice.
Con ‘Psy’ se refiere al cantante Park Jae-sang, quien el 15 de julio del 2012 lanzó la canción “Gangnam Style”. Por su coro pegajoso y su coreografía que simulaba montar a caballo, se convirtió en un fenómeno mundial. Y viral. Su video ganó un Récord Guinness: el primero en superar mil millones de reproducciones en YouTube.
La euforia por el "Gangnam Style"
Para entender el presente de este fenómeno, Lucero recomienda saber sobre el pasado de la ‘ola coreana’. De dónde viene. El concepto fue acuñado en los noventa por periodistas chinos para nombrar al impacto de la industria de entretenimiento surcoreana en su país. Sucedía a través de series (los K-dramas), como ‘Sandglass’ (1995), y grupos musicales pioneros como H.O.T. y Seo Taiji and Boys.
Tras permear otros territorios asiáticos, la ‘ola’ recibió impulso del gobierno surcoreano, que vio en ella a una industria capaz de contrarrestar la crisis económica que sufrió el país en 1997 y posicionarse a nivel global. Una ejecución perfecta de soft power que, en palabras del politólogo Joseph Samuel Nye Jr, es “la capacidad de influir en las preferencias de otros” valiéndose de la cultura o la tecnología.
El K-Pop de los 90's
Lucero Santiago, que vive en Seúl desde 2020, acentúa que la ‘ola’ no solo es la música y producciones televisivas como ‘El juego del calamar’ (2021) o cinematográficas como ‘Parásitos’ (2019). También abarca gastronomía, ahí están los numerosos TikToks de gente preparando ‘kimchi’, plato tradicional a base de col y repollo; videojuegos, en los que resalta Lee ‘Faker’ Sang-hyeok, un joven de 28 años que es considerado el mejor jugador de League of Legends; turismo, que ya ofrece rutas especiales para conocer los lugares que BTS ha vuelto emblemáticos en Seúl; y cuidado personal, basta ver la cantidad de mascarillas y productos de belleza coreanos.
“El país, que tiene una historia corta si se piensa que la división de las Coreas tiene poco más de 70 años, ha avanzado mucho porque ve cómo reinventar, innovar; el concepto de la excelencia está pegado al tema de la visión a futuro”, añade Lucero Santiago.
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¿Qué sigue en México para el K-pop?
El K-pop aterrizó para quedarse. Coinciden Bere, Judith y Lucero. Tras un fin de semana inmerso en el K-pop en México, también lo creo: ver a esa chica bailar frente al espejo con tanta disciplina y pasión me convenció de la capacidad que tiene para insertarse en las vidas de sus adeptos.
Es una cultura que se impregna en otras industrias creativas. Para reforzar esto, uno de los titanes de la industria, Hybe, empresa que respalda a BTS, abrió una unidad de negocios en nuestro país a principios de este 2024.
Ante la amplitud del panorama, surge la duda: ¿qué sigue en México? La directora de Kmagazine tiene una respuesta:
“El K-pop sabe cómo reinventarse, cómo evolucionar y atrapar. No se va a agotar o acabar, nos ha enseñado que tiene muchas formas de seguir vigente y adaptarse. Lo que vamos a ver en los próximos años son más colaboraciones con otros mercados”.
Ya se dieron los primeros pasos: el 7 de noviembre, la agrupación Seventeen lanzó el remix de su canción “Love, money, fame” junto a la popera sinaloense Kenia Os. Y esta semana Peso Pluma, el referente de los corridos tumbados, externó su deseo en colaborar con BTS: “Hagámoslo realidad”, dijo el jalisciense desde la premiación de los MTV Europe Music Awards. ¿Un corrido en coreano? Ya no suena tan descabellado.
GSC/ASG