Dos veces, en 1964 y 1971, entrevisté a Irma Serrano, La Tigresa, artista, empresaria y política. De ella se dijo que fue amante de hombres poderosos, entre éstos, el presidente Gustavo Díaz Ordaz, a quien en uno de sus cumpleaños le llevó serenata con mariachi y en plenos jardines de la residencia oficial de Los Pinos le cantó “Las mañanitas”, festejo que le causó serios problemas con doña Guadalupe Borja, esposa del mandatario.
En 1964, como locutor de la XERG 690 KHZ presenté y entrevisté a Irma Serrano en la inauguración de la discoteca Esquina Básica, en las calles de Zaragoza y Allende, en el viejo Centro de Monterrey. La señora Serrano tenía 30 años y yo 23. Todavía no era conocida como La Tigresa y recuerdo que llegó a la discoteca en un auto convertible de lujo acompañada de todo un séquito y detrás de ella, un camión especial con todos sus mariachis.
Al terminar su actuación, nos dio una pequeña entrevista en donde habló de sus discos más recientes, siempre acompañada de altos funcionarios de Columbia Récords, con quienes había firmado un contrato de exclusividad.
Siete años después de haberla conocido, en 1971, nos visitó en nuestros estudios del Canal 12 ubicados en el piso 26 del Condominio del Norte, ahora llamado Edificio Banco Latino. En esa ocasión nos confió que su nombre completo era Irma Consuelo Cielo Serrano, nacida en Comitán , Chiapas, que había sido bailarina del ballet folclórico de Chelo LA Rue, que su primer éxito grabado fue “Canción de un preso” que llegó a ser su primer éxito, pero que la que más le gustaba y le pedía el público era “La Martina”.
Terminada la entrevista se despidió regalándonos algunos de sus discos, no sin antes subir a la terraza con algunos de nosotros, el ingeniero Santamaría, Javier Álvarez, teniendo como fondo el Cerro de la Silla.
El pasado 1 de marzo, día en el que murió Irma Serrano, en Telediario Nocturno le rendimos un pequeño homenaje junto a nuestro compañero de Espectáculos, Alberto Santos.
¿Cómo la recuerdas, mi estimado Alberto?
Era una señorona, con mucha fuerza, de ésas de las de antaño. Que hasta le tenía miedo, recuerdo las primeras veces que llegaba a entrevistarla como con las piernitas temblando: “Oiga, señora Tigresa…”, pero ya después te daba un poco de confianza y te contestaba.
Cuando tú le preguntabas bien, respondía de todo y no importaba a quién se llevara de encuentro. Porque ella nunca tuvo pelos en la lengua, como se dice, no tenía miedo de enfrentar, ya sea a un político o del medio del entretenimiento, o en diversos casos, también sociales.
De sus amistades con paisanos de Nuevo León, ¿qué te decía?
Bueno, tenía dos amigos: Pato Zambrano y Poncho de Nigris, a quien entrevistamos y esto fue lo que nos dijo…
“Pues me puse triste, ya lo veía cercano. Yo quería despedirme de ella y que conociera a mis hijos, y eso fue lo que me dolió, la familia “la acaparó” y la encerró, y no pude yo presentarle a mi familia, a mi esposa, mis hijos.
“Me quedo con muy buenos recuerdos con la relación de amistad –como lo quieran ver–, no hubo contacto físico, pero platicábamos muy padre. Yo estaba chavo y no te pasa por la cabeza estar con una señora más grande que tu mamá”.
¿Sabes dónde y cuándo la sepultarán?
La familia está despidiéndola y se espera que la próxima semana los restos de la señora doña Irma viajen a la Ciudad de México para un homenaje.
Gracias, Alberto Santos. Descanse en paz doña Irma Consuelo Cielo Serrano Castro, nuestra inolvidable Tigresa.