Para Itatí Cantoral, la pandemia ha sido una etapa “de mucho aprendizaje”: en el aspecto profesional se ha adaptado a las nuevas dinámicas de grabación; y en el terreno personal ha padecido la muerte de su mamá, Itatí Zucchi. Sin embargo, mantenerse activa y recurrir al cúmulo de vivencias que tiene con ella, “me han dado la fortaleza para salir adelante”.
Apenas terminó su intervención en La mexicana y el güero, Itatí cambió de vestuario, de caracterización y de género, pues aunque reconoce que haber grabado en plena pandemia “fue un trabajo complejo por todas las medidas de seguridad” a las que tuvo que adaptarse en el melodrama que protagonizó con Juan Soler, “no tendré tiempo de descansar, ya que empiezo Se rentan cuartos, de Comedy Central, en su cuarta y quinta temporada; entró Regina Orozco y los libretos están padrísimos”, dice en entrevista con M2.
La comedia siempre ayuda en los momentos críticos, ¿no?
Sí. Cualquier narrativa que te haga sentir, que te haga salir de pensar que te puedes morir en cualquier momento, como ahora por la pandemia, o de seguir escuchando en las noticias que hay dobles contagios o han aparecido nuevas cepas, siempre es bueno.
Para nosotros los artistas, eso es muy padre, llevar entretenimiento, y más en estos momentos. Yo lo agradezco como actriz, porque soy generadora de ese divertimento que tiene la gente, y como espectadora también, porque lo disfruto mucho con mis hijos. Nos sentamos a ver películas, series, dramas que nos gustan. Modern Family nos encanta, Sofía Vergara es maravillosa.
Es lo que queda, mientras llega la vacuna para todos. Lamentablemente la situación ha sido muy diferente para todo el mundo. Mis condolencias para la gente que ha perdido algún familiar.
Tú perdiste a tu mamá…
Sí, pero yo tuve la virtud, la gracia, de poder ver a mi mamá; he escuchado muchas historias de la gente que no vuelve a ver a su ser querido y eso aún es más triste. Mi papá (el reconocido compositor Roberto Cantoral) tenía una frase en una canción que dice: “Está llorando la Tierra”, y eso es real.
¿Por la emergencia sanitaria has convivido más con tus hijos?
Sí, en realidad estoy más tiempo con ellos, haciendo la tarea con María Itatí, apoyando a Roberto, que está jugando futbol en los Leones Negros, y Eduardo que se mantiene estudiando. Me da mucha felicidad tenerlos juntos a los tres, aunque Roberto y Eduardo ya tienen 20 años.
¿Eres mamá gallina?
Sí. Los mejores momentos son cuando estoy con mis hijos, ellos me hacen sentir el amor puro y verdadero y por qué vale la pena sobreponerte a todos los problemas que te pone la vida.
Tus padres siempre fueron así, ¿no?
Sí, mi familia es muy, muy unida; ahora que mi mamá ya no se encuentra con nosotros la llevo dentro de mí, eso es lo que me hace no caer en la tristeza de extrañarla. Pienso que a ella siempre la encontrabas con una sonrisa, porque era una excelente madre, y cuando me concentro en eso, me ayuda mucho a pasarla muy bien.
Además, siempre tan guapa y elegante…
Sí, claro, ella era impecable. Fue una mujer que vivió muy feliz. Tuvo una vida sumamente interesante, viajó por todas partes del mundo, tuvo un hombre que la amó, unos hijos que la amaron y que estuvieron con ella hasta el último día de su vida. Considero que ella fue muy afortunada.
Dices que ella tuvo mucho que ver en tu decisión de ser actriz…
Desde luego que sí, mi mamá me apoyó muchísimo. Pero más allá de ser actriz, fue el hecho de impulsarme a tener un propósito en la vida, ella sabía cuál era el mío. Hay gente que lo adquiere en la adolescencia, y hay problemas grandísimos cuando no tenemos un propósito, porque no le encontramos sentido a la vida; el trabajo te da vida, te motiva.
¿Cómo te ayudó tu mamá?
Porque yo la veía a ella; mi abuelo era italiano, y se fueron a Argentina, donde tuvieron un circo; ella era deportista de alto rendimiento, espectacular; después hicieron carpa y mucho teatro. Pero cuando se casó se retiró, porque mi papá era de Tamaulipas. ¡Imagínate Tampico!, en aquella época, era macho, macho.
Le dijo: “¿Tus hijos o el trabajo?”, y mi mamá dijo: “Bueno, yo por ahora hago lo que tú quieras”, y se vino a CdMx. Las reuniones que hacia mi papá en la casa de Lindavista eran bien padres, llegaba la crema y nata del arte de este país. En aquella época veía artistas como
Emmanuel, José José, gente muy interesante. Mi mamá recitaba y los demás cantaban. Yo me aprendía sus poesías y me metí a un concurso a la escuela, gané y luego fui a la final a Veracruz y también me llevé el primer lugar. Fue cuando les dije: “Quiero ser actriz”, y mi papá me llevó al CEA a los 15 años.