"El mejor regalo de la gente es saber que trascendí, que estuve presente en su vida": Laureano Brizuela

El ángel del rock reaparece en El Lunario con su concierto Tiempos compartidos, el próximo 18 de abril

Laureano Brizuela regresa al escenario con su show Tiempos compartidos / Especial
Ciudad de México /

A sus casi 75 años y con más de medio siglo de carrera, Laureano Brizuela (Salta, 1949) nunca se fue del escenario; ni siquiera cuando pasó meses en una prisión mexicana dejó de cantar ni de sentir pasión por México, un país que eligió como su hogar artístico desde 1985 y con el que dice no estar peleado.

“México tomó muy en serio a El Ángel del Rock”, “México es mucho más que sus políticos”, afirma el argentino en entrevista de cara a su regreso al Lunario del Auditorio Nacional, el jueves 18 de abril con su show Sueños Compartidos, punto de partida de su gira por Estados Unidos, Centro y Sudamérica.

Concierto del que el cantante, que aspira a un Grammy por trayectoria, dio la probadita en ese mismo espacio, invitado a finales de febrero por Susana Zabaleta para un show en torno a música ochentera.

Por eso suelta la carcajada cuando se le comenta que ahora El ángel del rock, un personaje que él se inventó para un mundo posapocalíptico, debe de ser más precisamente El ángel de la guarda del rock.

Habla del proceso legal que mantiene desde diciembre de 1989, cuando fue detenido y encarcelado varios meses en México acusado de evasión fiscal. Tras 35 años, el autor del libro Infamia del poder en México: mi crónica del terrorismo fiscal, sus víctimas, sus tácticas y sus inquisidores (Grijalbo, 2006) afirma que el proceso está en su etapa final en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

“La razón la terminó dando (la CIDH) a David, no a Goliat”, puede decir el artista tras casi 35 años.

¿Alguna vez le ha pesado su personaje de El Ángel del rock?

No, no. ¿Sabes a quién le agradezco muchísimo la seriedad con que tomaron a a este personaje, que estaba en una canción que se llamaba El ángel del rock y que es un personaje de ficción sobreviviente a la estupidez humana? México lo tomó muy en serio cuando se me abrieron las puertas gracias a que empezamos a salir en televisión por primera vez, en la famosa televisora (Televisa), que había una sola.

El cantautor argentino recuerda que ese debut en el programa Siempre en Domingo, para el cual tuvo que pedir personalmente permiso al secretario de Gobernación en turno (dice que fue Fernando Gutiérrez Barrios), fue la piedra de toque para que rockeros mexicanos, a quienes durante años antes se les había negado la oportunidad de aparecer en la pantalla chica, lograran entrar a los medios masivos.

“Tenían un lenguaje a veces procaz y duro contra el sistema, y eso era lo que impedía su entrada a la televisión. Me consta porque yo tuve que sentarme con un secretario de Gobernación para que escuchara el álbum de El Ángel del Rock, porque tenía miedo de que a lo mejor trajera algo de lo que pasaba en Argentina, pero ya no estaba en Argentina, había emigrado y producía en Nueva York. (El secretario) era un señor bigotón que me citó en su oficina en privado; me acompañó el dueño de mi compañía de discos y un par de gentes más, que sabían que iba a salir en Siempre en Domingo; acababa de salir un especial grabado en la televisión el sábado previo en horario prime time
“Me llevan un día a la oficina de ese señor, que tenía un tocadiscos. Puso el disco de El ángel del rock y delante nuestro, muy serio, se puso a escuchar por pedacitos canción tras canción. Aquí no querían, desde el statu quo, que viniera alguien a alterar las cosas como pasaba, por ejemplo, en Argentina con el rock nacional. Tenían un poco obligados a los medios de comunicación, a la gran televisora y cadenas radiales a que eso no se iba a difundir. Yo no me imaginaba todo ese escenario, pero lo comprendí y viví. Y el señor, después de escuchar como seis o siete cortes, se levantó. Muy simpático
me dio la mano y dijo: ‘Señor, lo felicito, qué buen trabajo, muy bonita música, tiene mensajes muy bonitos. Le deseo muchísima suerte en sus presentaciones en Siempre en Domingo. Su música es tan linda que no molesta’. Me dieron permiso, luz verde. Y se abrió una puerta gigante, y las radios empezaron a tocar la música de la compañía que representaba a los rockeros de Sudamérica y España”.

Si hubiera sabido quién era el entonces secretario quizás no habría acudido a esa reunión. —Algo sabía de sus antecedentes. Pero, si usted me disculpa mi francés, aprendí a navegar con bandera de pendejo, ja, ja, ja. Sé que no estoy intentando agredir ni molestar a nadie a través de mi música; al contrario, quiero hacer un aporte diferente. Y eso es lo que yo quería porque lo más contemporáneo que yo veía aquí en ese tiempo eran las canciones de Emmanuel, de Manuel Alejandro y Rocío (Durcal), de El Puma (José Luis Rodríguez), de Camilo (Sesto), de José José y, por supuesto, de Juan Gabriel.

¿A estas alturas se siente más que El ángel del rock, El ángel de la guarda del rock?

Ja, ja, ja. ¡El ángel de la guarda del rock! Tú sabes el origen del nombre. Todo lo demás era un proyecto; quería darle un toque muy abrazador a la cultura del rock y al compromiso que debía tener cualquiera que se orientara hacia el género. Y mi primer álbum tenía ese ingrediente; una canción que excede el marco natural de una canción, que tiene otro carácter. Quieres contar una historia y cuando la gente la oye no es sólo una historia musical que se pueda bailar o hacer otra cosa más que escucharla.

Ese fue el caso de El ángel del rock y de su segunda versión que salió en el tercer álbum y que cierra un poco el principio de esa historia de ese personaje de ficción sobreviviente del desatino humano.

“En la década de los 80, con la crisis (por la Guerra Fría), el Muro de Berlín, Alemania dividida y las amenazas muy fuertes de que se tiraran bombas, yo vivía en Nueva York y se me ocurrió esa historia del hombre (El ángel del rock) que sobrevive a un ataque de esos y que, en lugar de salir empuñando un misil en la mano, sale empuñando una guitarra y cantando. La idea era que, mientras exista la voluntad de expresar espiritualmente nuestro lenguaje con música, el ser humano sigue en pie”.
El cantante tiene más de 50 años en la música / Especial

Abogado de formación universitaria igual que músico, Brizuela se recuerda también profético.

“Fíjese que grabé tres versiones de El ángel del rock. Y en la tercera hablaba de un planeta devastado, con niños sin tiempo y sin edad, abrigados por el frío nuclear (así decía la canción). Y hablo de que 10 años después de la gran confrontación, en el 2023, las tribus que habitaban el planeta vuelven a pronunciar la palabra prohibida: la guerra. Y mire qué cosa curiosa: desde el año pasado venimos padeciendo todo este tema de Ucrania y luego la cuestión palestina de vuelta, que nunca se fue. Ahí están vigentes y latentes los conflictos, que en lugar de arreglarse como temas geopolíticos en una mesa de negociaciones, el hombre comete la estupidez de recurrir a las armas. Y en El ángel del rock yo decía que en la cúpula del cielo se olvidaron de este infierno”, expone con pesar el cantautor argentino.

Su concierto se llama Sueños compartidos, como su canción. Ante este panorama desolador qué plantea El ángel del rock, ¿cuáles sueños compartidos quiere compartir al público de Lunario?

Una serie de proyectos que traigo este año, mostrarle a la gente que me sigue que sigo haciendo cosas, que estoy creando nuevas, que no me quedo en lo establecido. Siempre le van a pedir a uno en los shows los temas conocidos, pero uno quiere seguir mostrando la veta creativa. Tengo cosas interesantes que quiero publicar antes de mayo. La academia de los Grammys impone (plazos) para poder publicar cosas y que sean consideradas. No es con el análisis de competir, pero hay toda una serie de acercamientos para poder ser accesible a un Grammy por mi trayectoria.

En el show, que empieza a las 21 horas, prevé interpretar éxitos como: “Nada contra nada”, “Quiero escaparme de ti”, “Me quedo aquí abajo”, “Tiempo para amarte”, “No llores más”, “Viento del sur”, “Enamorándonos”, “Muchachita”, “Alborada”, “Porque te quiero tanto” y “Sueños compartidos”.

El artista que adoptó la nacionalidad estadunidense está convencido en los métodos tradicionales de difusión de música como radio, conciertos o discos, sobre “el gigantesco tsunami de las redes sociales”.

Para él, la década de los 80 del siglo pasado dio grandes joyas de altísimo nivel en la música popular.

“No había canciones tontas y la prueba es que las grandes bandas, los grandes shows del mundo están siendo dados por gente de los 80, incluyendo a los de Hispanoamérica. A partir de los 90 y del 2000 la tecnología abrió un camino no necesariamente el más positivo para la música. Ya cualquiera se siente músico, cualquiera puede escribir una canción con dos teclas y ponerle un ritmo de bajo y decir cualquier tontería. ¿Y mientras haya perreo hay música? No. Yo no soy partidario de eso, la historia de la música siempre pasada por una buena canción, definitivamente”, añade el cantante y compositor.
“Que los chicos no conozcan quiénes son Los Beatles es un crimen. Cuando era púber sabía quién era de Bing Crosby para acá. Claro, iba al Conservatorio y me tenía que chupar a Beethoven, Mozart, Bach, Schubert, Lizst, sabía quién era cada uno de ellos, de dos o tres siglos para atrás. Hoy hay una desaprensión absoluta, por desgracia, en la mayoría de los chicos. Estos millenials que no tienen la menor idea de lo que pasó en el siglo pasado, que piensan que desde siempre tenemos celulares y que el internet existió siempre. A mí me apasiona buscar en la historia, somos el resultado de nuestra historia.
Algo falló en esta nueva gente, de la gran mayoría, por desgracia, viene alterada, como que les hace sentir que ellos son los creadores de una nueva historia que no tiene por qué tomar en cuenta la que tiene milenios detrás nuestro, que hasta genéticamente la cargamos. Es delicado el tema”, expone.

Hablando de infiernos. ¿Ya superó su infierno en México? Me intriga que hable con amor por un país que le quitó en prisión tiempo de su vida y que rompió la continuidad de su carrera.

Lo que menciona en su última línea es una gran realidad. Traía proyectos muy grandes y todo se fue al diablo, porque me confronté no con México, sino con la política de México. Quiero ser muy claro en eso. A lo largo de estos 50 años de carrera estoy convencido de que con lo que no me voy a poder quizás reconciliar nunca del todo es con ciertos conceptos que usa la política para dominar a las sociedades. Eso no tiene que nada que ver con el pueblo, el pueblo era tan víctima como yo.
"Posiblemente al resto no le tocó pasar por un reclusorio ni con el nivel de vida arruinado, un proyecto de vida que solamente se le da en muy raras ocasiones a muy poca gente en la historia del hombre. Y a mí se me había dado, se me había planteado un camino maravilloso. Y vino gente muy, muy de mala leche, muy malsana, muy, muy perturbada. El resto de la gente nunca compró esa historia. Y hasta el día de hoy hay gente que me para en la calle y me dice: “¿Te puedo dar un abrazo? Perdóname por todo lo que te hizo mi país”. Wow. A ver. México es mucho más que sus políticos. Y no puedo juzgar a un pueblo que me abrió los brazos, un lugar donde millones de copias de mis discos se imprimieron y vendieron porque la gente gustaba de lo que yo hacía, como para poner todo en la misma jarra.
“Si tú te defiendes bien, el concepto de justicia que casi había perdido –y eso que estudié Derecho– volvió a florecer. Y gané las dos sentencias en la Comisión Interamericana (de Derecho Humanos) y ya estamos en la fase final, lo demás es burocrático, es simplemente conciliación de datos. Al final, la razón la terminó dando (la CIDH) a David, no a Goliat. Jamás pondría en el mismo lado de la balanza al público mexicano, que es profundamente rico en su musicalidad; tan permisible, que deja penetrar cosas que no debieran haber penetrado nunca; que está abierto a todos los géneros y que es gran defensor de sus géneros musicales. Es un pueblo que sabe, siente y piensa que la música siempre pasa por una buena canción y por un buen intérprete y por un buen compositor. Y yo tengo la suerte de ser quien soy en este momento”.

Y a sus casi 75 años de vida y 52 de carrera ¿quién es Laureano Brizuela?

Mucha gente me habla de edades; yo no creo en las edades, nunca les presté atención a los números.
Pero si ustedes me preguntan, yo les diría que yo no soy mis años, yo soy mi energía. Y mientras esa energía esté a flor de pielo, cada día que pase y pueda hacer cosas en el escenario o mostrar música nueva, va a ser como mi primera presentación en Buenos Aires o cuando hice mi carrera en México,siempre será un debut. Soy mi energía, soy mis emociones.

Cuando se encuentra a alguien en la calle que lo reconoce ¿cuál es la frase que más le gusta que le digan a Laureano Brizuela?

Que fui parte de un momento importante de su vida. Y eso me saca como corolario final: saber que sí, efectivamente, con los años te convertiste un poco en el sound track de la vida de mucha gente. Y eso no hay cómo agradecerlo, porque quiere decir que trascendiste, como muchos personajes que yo admiré y admiro, que hasta el último día de mi vida voy a recordarlos, voy a llevar su música en el alma. Ese es el mejor regalo que me puede dar la gente: saber que yo trascendí que estuve presente.

AJR

  • José Juan de Ávila
  • jdeavila2006@yahoo.fr
  • Periodista egresado de UNAM. Trabajó en La Jornada, Reforma, El Universal, Milenio, CNNMéxico, entre otros medios, en Política y Cultura.

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.