Desde una hora antes del show que la explanada del Teatro Diana lucía llena mientras poco a poco entraba el público a comprar sus bebidas o botanas y acudía a sus asientos.
Entre los asistentes se encontraba la familia Romo Anguiano que se trasladó desde Puebla para la ocasión, platicaron antes de comenzar el show y profesaron su amor y admiración por Lila, y su devoción por nuestras tradiciones como una inspiración.
El escenario consistió en dos tarimas donde se ubicaron la batería y las percusiones, rodeadas al igual que los pedestales por un camino de luz roja, si como una pantalla grande al fondo. En los detalles curiosos las tablas se adornaron también por dos lámparas de noche sobre unas mesitas cubiertas de rojo a cada uno de los costados.
A las 21:07 los músicos se colocaron, las luces se apagaron y enseguida al centro se instaló Lila y fue ovacionada por un recinto lleno. "Estamos aquí con ustedes en una noche difícil, muy emocional. Preguntamos cómo era la situación en Guadalajara y dijeron, no, no vamos a cancelar. Yo quisiera dedicar esta noche a todos aquellos que sufrieron por este sismo, por la madre naturaleza que nos está llamando. Quisiera compartir esta noche haciendo lo que sabemos, que es cantar", proclamó en la bienvenida mientras la pantalla mostraba algunas imágenes de lo sucedido esta semana en diferentes ciudades afectadas del país.
Esto en medio de algunos gritos de ¡Viva México! por los presentes. Y así comenzó la noche con "La Martiniana". Uso un vestido rosado, corto, con múltiples detalles tradicionales, un rebozo y un tocado en el cabello hecho con flores. "Dedicada a todos los periodistas en la línea del fuego en nuestro país", proclamó antes de interpretar "Humito de copal", un tema alegre que puso a todos a bailar en sus asientos.
"La Iguana" continuó la fiesta con su ritmo contagioso acompañado con las palmas de los presentes y en el cual algunos de sus músicos se aventaron un zapateado. Desde la primera estrofa, "Urge" fue uno de los temas más coreados. Enseguida fue turno del danzón con "Inmortal" en el cual jugueteó un poco con un abanico mientras bailaba. Inspirada y dedicada a Benito Juárez, el sax comenzó el "Son de Juárez" que proclamó como una lección para los vecinos del norte que no nos respetan. "Bueno, no todos, no por unas manzanas podridas van a perder todos" especificó.
En "Mezcalito" una de las asistentes le entregó un obsequio aprovechando que se acercó al filo del escenario, una caja que en segundos descubrieron tras bastidores que era un mezcal y decidieron entregárselo. Agradeció el gesto y dio un trago a la botella.
En "Vámonos", original de José Alfredo Jiménez hubo un duelo entre el acordeón y el violín que otorgó un poco de humor a la noche y demostró el talento de sus músicos de nuevo. A ellos se unió la trompeta y juntos entonaron un fragmento de "Guadalajara".
"Cucurrucucu Paloma", "Paloma negra", "Viene la muerte echando rasero," "Envidia", "El son de los difuntos, y otras tan esperada no faltaron en una noche que sirvió de reencuentro, un poco de fiesta e incluso resultó catártica para algunos, en donde las tradiciones mexicanas mezcladas en cada uno de sus temas, nos llenaron de orgullo.
MC