“Me cuenta Rodrigo García que la frase más citada es una que aparece al final de la película (Familia): ‘Los hijos traicionan a los padres para sobrevivir’; me da mucha gracia porque siempre creemos que la palabra ‘traición’ denota algo malo”, asegura Bárbara Colio.
Se trata de un diálogo de Rebeca (Ilse Salas) al momento de despedirse de Leonardo (Giménez Cacho), su padre, para regresar a su hogar en Estados Unidos.
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“Los hijos que nos vamos fuera (de la casa, del país) sentimos una culpa, una traición: son los constructos sociales de las familias y son complejos”, precisa Colio, coguionista de Familia.
“Rebeca trata de ser el tronco de su propia familia, una transición en la que cada vez es menos hija y más matriarca. No deja de ser hija, pero ya es un árbol distinto: eso puede parecer una traición, pero es el camino que tiene para sobrevivir y ser ella misma”.
En ese sentido, la directora teatral califica de “abrumador” que siempre se relacione a Rodrigo García con su padre, Gabriel García Márquez.
“Claro que tienes una herencia familiar, pero hay un momento en que asumes tu independencia y necesitas cortar ese lazo para reconocerte a ti mismo como persona y no como el resultado de otra”.
Rodrigo García recuerda bien ese momento de independencia o de “traición”. Lo escribió en el libro Gabo y Mercedes: una despedida (Random House, 2021):
“No me di cuenta hasta bien entrado en mis 40 que mi decisión de vivir y trabajar en Los Ángeles y en inglés fue una elección deliberada, aunque inconsciente, para hacer mi propio camino lejos de la esfera de influencia del éxito de mi padre.
“Me demoré 20 años en ver lo que era obvio para la gente a mi alrededor: que había escogido trabajar en un país con un idioma que mi padre no podía hablar, donde él pasaba poco tiempo, tenía pocos amigos cercanos y al que no tuvo visa para viajar durante años”.
MGR