El arte de hacer posible lo imposible, así define a la magia uno de sus exponentes más conocidos en México: el mago Francisco Suárez, mejor conocido como Frank, quien por años ha divertido e inspirado a diversas generaciones a través de sus espectáculos tanto presenciales como televisivos, donde siempre lo acompaña un fiel conejo blanco de nombre Blas.
Pero, ¿dónde comenzó el gusto de Frank por los trucos? ¿Cómo nació el conejo Blas? A continuación, aprovechando que este domingo se celebra el Día del Mago – como conmemoración por la muerte de San Juan Bosco -, te lo contamos.
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“Los magos nos preparamos para divertir a la gente, haciendo ilusiones, haciendo creer que lo imposible es posible. Eso es la magia en esencia. A mí no me interesa mucho que digan ‘Qué buen mago es’, sino ‘Ah, como me reí’. Obviamente sí trato de que la gente se apantalle”, reconoce el artista, que lleva 53 años de carrera.
De los trucos en la escuela a los trucos en la televisión
Para Frank todo comenzó siendo un niño: “Estaba en sexto año de primaria cuando ya hacía mis primeras magias. Mi primer show fue en 1968, ya con público, cobrado, con 12 años cumplidos, pero empecé (en la magia) a los 11”.
“Yo era un chavo muy tímido… en lo personal soy tímido. La magia es un imán para las personas. A mí me había sugerido aprender a tocar guitarra para ser el alma de las fiestas, pero no me convenció mucho para relacionarme con las personas. Cuando yo aprendí el primer truco de magia, los niños me veían hacer magia y se acercaban, entonces fue una forma de socializar”, agrega.
A partir de entonces, las magia se volvió el motor de su vida. Destaca que en su juventud, Frank participó en varios congresos donde se coronó en 3 ocasiones - Houston, Florida y Los Ángeles – dentro de la categoría de magia de cerca, “la que se podía hacer en el pupitre”.
Además, fue cobijado por una camada de magos mexicanos destacados: Chen Kai, Mandrake, Krotani y Dino.
Ante este crecimiento, su llegada a la televisión fue inminente: participó en programas como ¡Anabel!, La carabina de Ambrosio y El show del Loco Valdés. Pero Frank reconoce que la emisión que lo catapultó a la fama en la década de los 80 fue En familia con Chabelo.
"De 1980 a 1989 fue En Familia con Chabelo. Tenía una sección que era Los Cuates de Provincia. Ahí fue donde la gente empezó a conocer al Mago Frank y al Conejo Blas. Ya luego hice cosas diferentes, pero respaldado siempre por lo que me dio ese programa, que era el más visto en la televisión", recuerda.
Respecto a la llegada del conejo Blas a su vida, el mago cuenta en su sitio web que fue un regalo inesperado que recibió en 1976, durante un congreso de magia en Houston.
"Yo tenía muñecos de ventrílocuo clásicos -Cirilo y Fulgencio-, de esos muñecos que movían las cejas, pero eran muy grotescos, daban miedo. Muchas veces llegaba a la fiesta y, cuando el niño se acercaba, le daba miedo. El conejo Blas cambió mi vida totalmente. (…) Si no hubiera conocido al conejo Blas, hubiera sido buen mago, pero hubiera sido un mago más. Ser el Mago Frank y su conejo Blas es como un sello, una distinción", afirma.
Magia en la actualidad
Respecto al panorama actual de la magia en México, Frank señala que "es de muy buen nivel", aunque, debido a que la forma de aprenderla ya es de otra manera, hay detalles con los que no concuerda.
"Nosotros aprendíamos de ver a otros magos, de que nos juntábamos y platicábamos de magia y leíamos. Ahorita los magos aprenden por YouTube y por videos, y copian exactamente los movimientos del mago… no hay creatividad, incluso copian los errores. Los magos ahora están aprendiendo, pero aprenden a ser como clones, calcas de otros magos hasta en los movimientos, aunque aprenden cosas maravillosas. Eso me conflictúa un poco, pero de que hay buenos magos, los hay", señala.
Ante esto, el ventrílocuo aconseja a quienes quieren introducirse en este mundo mágico, que se preparen también de forma teórica: leyendo libros, como el que él escribió en 1978, Introducción a la magia con cartas.
"Sigo aprendiendo, pero no siempre aprender es ejecutar. Sigo investigando, pero cuando trabajas como mago, tienes una rutina establecida. Pongo un ejemplo: Enrique Guzmán puede aprender canciones nuevas, pero la gente quiere que cante las canciones que le recordamos, no canciones nuevas. Sucede un poquito eso en la magia: cuando voy y hago otro show diferente, me dicen ‘¿Por qué no sacó esto?’. Aprendo técnicas nuevas, pero no necesariamente las anexo al show", confiesa.
Otro aspecto que resalta Frank sobre la magia actual es la forma en que esta actividad ha tenido que adaptarse a lo virtual debido a la pandemia de covid-19.
"Surgió una nueva forma de hacer magia y yo creo que llegó para quedarse. Ahorita, a través de esto, me han salido shows que de repente hago en Guadalajara, Chihuahua, Mérida", señala.
Aunque el famoso reconoce que este auge de los dispositivos y contenidos en línea también tiene sus contras, por ejemplo, que cuesta más trabajo tener la atención de los menores. "Antes podía hacer magia contando historias, pero ahorita ya los chavos no escuchan", afirma.
Frank concluye reconociendo que el pasar de los años no le ha quitado su capacidad de asombro, al contrario: "A mí me sigue asombrando la magia; ahorita hay muchos técnicas nuevas y cosas que quizá no aplique, que no pueda hacer, pero no dejo de apantallarme".
"Lo que me asombra es el hecho de que la gente, cuando ve a un mago en vivo, dice: ‘Aquí no hay hilos, tecnología, cámaras, nada más que las manos del mago’. Cómo la gente se deja llevar por esta magia", asevera.
yhc