Matías Aguayo: "La comercialización extrema le está quitando el aire a la música electrónica"

Matías Aguayo celebrará 50 años el próximo 29 de septiembre en la Ciudad de México; "No creo que se pueda construir longevidad en una escena independiente basada en las herramientas de Mark Zuckerberg", dice en entrevista con MILENIO.

El músico celebrará 5 décadas con un gran evento / Foto: Manu Uribe
Ciudad de México /

Matías Aguayo nació hace 50 años en Chile, durante el momento más álgido en la historia reciente del país sudamericano: el golpe militar que se convirtió en una dictadura de 17 años, con Augusto Pinochet a la cabeza. 

Esto obligó a sus padres a exiliarse en Alemania, específicamente en la ciudad de Gummersbach, donde Matías escuchó por primera vez a Los Jaivas y a Los Prisioneros, bandas chilenas que sonaba en casa para recordar a su patria, y donde también conoció sonidos como el funk y el soul, "porque había muchos soldados gringos que se estacionaban y con ellos llegaba mucha música disco".

"Siempre he sentido que no pertenezco 100 por ciento a un lugar, pero eso me da mucha libertad y muchas ganas de explorar - comenta el DJ y productor en entrevista vía Zoom con MILENIO -. Ha sido enriquecedor e interesante entender el mundo desde una perspectiva más global".

Conforme transitaba su adolescencia en el país europeo, se empapó de new wave y punk, "pero siempre hubo una conexión con Latinoamérica".

Y cuando descubrió el house su vida dio un vuelco: "Lo de los subgéneros no existía, entonces lo bonito que sentí ahí fue que ya no importaba de dónde venías, tu influencia, porque todo se podía meter. ¡De repente todo era posible! Una fiesta de éxtasis y amor que de repente pacificó todo el entorno".

Años después de esos comienzos sonoros, Matías se prepara para celebrar 5 décadas de una vida creativa en las que, entre sus tantos logros, destaca su gestión del sello Cómeme y sus lanzamientos respaldados por Kompakt Records

La fiesta, llamada Aguayofest, será el próximo 29 de septiembre en Supremo, foro ubicado la colonia Doctores, de la Ciudad de México, ciudad que el creativo visitó por primera vez en 2006 para tocar en el festival Mutek, "y nunca me fui, se volvió importante para mí en muchísimos niveles".

En la escena electrónica actual,  ¿percibes unión o división?

Creo que ha cambiado mucho la escena… Tampoco quiero decir que antes todo era una maravilla, pero el capitalismo estaba menos exagerado, se vivía con menos ansiedad y como que los motivos para hacer música podían ser más puros porque no existía la perspectiva profesional; nadie que se involucraba en la música electrónica en sus inicios pensaba que se iba a volver rico.
Hoy en día, las herramientas de comunicación que utilizamos, sobre todo las redes sociales, nos empujan al individualismo, a algo que tiene menos que ver con colectividad, de repente la documentación del momento, es decir grabar las fiestas con el celular, se ha vuelto algo igual o quizá más importante que la fiesta, y también encajar en ciertos formatos.
Siento que la música electrónica es algo que va a seguir viviendo, se va a seguir desarrollando y siempre ve a haber un underground, pero la comercialización extrema le está quitando el aire y la base, el fundamento de lo que es necesario. Siento como si la escena estuviese sentada encima de la rama de un árbol y agarrando un serrucho, porque no creo que se pueda construir longevidad en una escena independiente basada en las herramientas de Mark Zuckerberg.
La idea de generar contenido, crear visibilidad y todos esos términos que vienen de la publicidad en realidad y no de la música, son justo lo que no queríamos. A veces se trata como una cosa generacional, pero creo que no es así: es una cosa de mainstream y underground, de estar de acuerdo con el sistema o no; el sistema puede ser cualquier cosa, algo repolítico o lo que le gusta a todo el mundo.

Hay como esta vuelta siempre, como una cresta de ola que bajas y subes.

Pero también siento que es un momento interesante porque siempre se pueden explorar nuevas cosas; para mí sigue siendo interesante la nueva música y ver dónde están pasando cosas interesantes.

La automatización permea estos tiempos, ¿cómo le haces frente en tu proceso creativo? ¿Qué preservas?

Una manera de preservarlo es irme a otros lugares, no caer en esta trampa muy cortoplacista de querer pertenecer a una escena, querer lograrlo dentro de una escena o cumplir ciertos criterios que se esperan hoy en día. Todo lo contrario, hay que buscar en otras partes.

Hay gente que te tiene como referente, incluso un guía, ¿tú cómo te percibes?

Mi amiga Leslie García Microhm se describió como un glitch en el sistema y me gustó esa descripción porque a veces no entiendo muy bien... Conozco a varios personajes que han logrado mantenerse económicamente, estar vigentes sin venderse y sin seguir esa idea de tirarse a los hits o tocar en lugares grandes música no tan interesante. Para mí, eso es mantener el espíritu de lo que hacemos, pero a veces me causa gracia porque no entiendo cómo me puede funcionar. 
Hasta ahora tengo que decir que estoy donde quiero estar, y si puedo ser en ese sentido una inspiración para gente que quizá no quiere estar en el centro de la atención, pero sí mucho tiempo en la música, entonces eso me pone muy contento.

La música, ¿un bálsamo, una herramienta o de qué forma la ves?

Para mí es algo muy automático, ya lo estoy haciendo tanto tiempo, desde niño estaba grabando casetes; el otro día ordenando cosas encontré una grabación mía de cuando era niño y era bien parecida a lo que hago hoy, no cambió tanto. Entonces, es algo bien natural, una necesidad de comunicarse, una manera de vivir. 
A mí me sale hacer música, pero no me sale cuando la tengo que hacer para algo específico; para hacer un disco tengo que sacarme de la cabeza la idea que tengo que hacer un disco porque quiero ser lo más libre posible, y cuando soy muy libre eso se transmite, se escucha en el resultado porque la música es un lenguaje muy transparente.

Ahorita que recordaste tus grabaciones de niño, ¿desde entonces soñabas con hacer esto?

No, para nada. Al contrario, en realidad lo que quería hacer era otra cosa. Siempre estaba haciendo música, era algo que hacía sin pensarlo mucho: llegaba a casa, agarraba una grabadora, un tecladito, grababa algo y me hacía como un disco, dibujaba la tapa. Pero era como un juego.
En realidad yo quería ser director de teatro, entonces trabajé mucho en teatro como actor, hice asistencia de dirección. Mi ambición profesional era eso, pero al mismo tiempo surgió todo esto de la música electrónica, empecé a tocar como DJ. Fue un amigo que me convenció de ir con Michael Mayer, uno de los fundadores de Kompakt, para que le tocara lo que estaba haciendo y le pareció fantástico. Pero ni siquiera tenía la perspectiva que eso fuera un ingreso serio, no era algo que estaba en mi mente, pero de repente me empezaron a invitar.

Y acá estamos, años después, en la antesala de una gran celebración en México.

Fue una idea que empezó un poco como un chiste de cuál sería mi line up ideal de fiesta de cumpleaños, pero que no iría a suceder por no ser realista. dibujé mi line up y encontré gente que me dijo 'Hagámoslo'. Entonces se fue armando, hubo más ideas y al final se logró con gente muy distinta con la que me he relacionado o ha habido una interacción en el pasado. Algunos nombres son bastante conocidos, otros menos, que es importante también porque siento que es importante la calidad en los eventos. 
Con las redes sociales el trabajo del promotor se ha vuelto más miedoso que antes... La gente ya tiene miedo de invitar a alguien que quizá no tiene tantos seguidores en Instagram o que no está en algo muy trendy, entonces la música se está operando mucho desde el miedo. Por eso mi criterio era calidad, gente muy buena, y por el otro lado con la que sienta alguna cercanía. Quería hacer una fiesta a la que también me gustaría ir.

50 años, muchos de ellos dedicados a tu música ¿Qué ha sido el éxito en este tiempo?

Creo que el éxito cada quien lo tiene que definir para uno mismo, y en mi caso lo veo reflejado en no perder el interés, que sigo amando lo que hago y lo puedo hacer de una manera muy libre. También se define en historias bonitas, por ejemplo: una chica polaca que se fue a vivir a Chile, le atraía mi música y conoció a un chico allá en una noche donde me fueron a ver, eso los conectó. O en YouTube me encontré un video con una niña japonesa tratando de tocar una canción mía en un xilófono. O cuando trabajé en una cárcel la primera vez e hice bailar a la gente tocando ahí. No tanto los momentos hegemónicos de que 'Toqué en Sonar, en Primavera', yo las historias que más recuerdo son otras.
El evento será el próximo 29 de septiembre / Foto: Manu Uribe


hc

  • Yair Hernández
  • juan.hernandez@milenio.com
  • Es periodista especializado en temas de cultura y entretenimiento. Actualmente trabaja como reportero para Milenio.

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