Cuando dieron la noticia, el 6 de noviembre de 1970, de que Agustín Lara había muerto, luego de permanecer varios días en coma, “yo estaba tomando café con coco con mi esposa. De eso hace 50 años, y las cosas que desde entonces han pasado… ¿Cómo pasa el tiempo?. Pero lo relevante es que después de tantos años la obra del maestro Agustín Lara sigue vigente, sus canciones lo han hecho trascender”, expresó Armando Manzanero.
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Tras entregar un reconocimiento, por parte de la Sociedad de Autores y Compositores de México a Agustín Lara Jr., hijo del compositor veracruzano; el líder de la SACM compartió a MILENIO: “Nunca tuve trato con él. Solo recuerdo que una vez lo vi a lo lejos, estaba con un saco rojo haciendo un programa y yo lo veía desde mi piano”.
Sin embargo, destacó que el talento del cantautor veracruzano, que materializó en cada una de sus composiciones, es el motivo por el que a cinco décadas de su fallecimiento, “El Flaco de oro”, como se le conocía, “sigue estando presente como en sus mejores tiempos.
“¿Sabe usted?, Agustín Lara tuvo una inteligencia impresionante, porque supo rodearse de grandes músicos, como Chucho Ferrer, quien era su director musical, y luego su piano, que era sencillamente de una característica que no se podía confundir, era reconocible inmediatamente. Supo llevar la vida y estar en los mejores lugares, y con todo eso logró poner el nombre de México en un lugar importantísimo, que a la fecha lo sigue manteniendo vigente”, enfatizó Manzanero.
“Con sus canciones ‘Granada’, cantada por todo el mundo, y ‘Solamente una vez’, que sigue replicándose entre los enamorados, alcanzó una fama que a 50 años de muerto nadie le quita”, añadió el líder de los compositores, quien compartió que el tema que más le gusta del autor veracruzano “es ese que dice “Estoy pensando en ti… llorando”.
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En el emotivo tributo que se hizo a Lara en la sede autoral, Martin Urieta compartió una particularidad del “Flaco de oro”, luego de que Roberto Cantoral Zucchi, director de la SACM, destacó la grandeza del autor, que pese al paso del tiempo, con su sensibilidad “ha logrado adaptarse a las nuevas tecnologías, por lo que su obra ya forma parte de la oferta que se encuentra en las diversas plataformas musicales”.
Sin embargo, el compositor michoacano, destacó: “Siempre que se habla de él (Agustín Lara) hay peligro de quedarse corto, pero quisiera decir algo muy importante de los creadores de música: un creador no necesariamente tiene que tocar un instrumento, la prueba es que el maestro José Alfredo no tocaba un instrumento y era un gran creador musical.
“Agustín Lara tocaba el piano, pero no manejaba las notas, él no tenía el recurso de escribir notas, él se burlaba incluso de la música escrita por notas, les decía ‘caquitas de mosca’. Y cuando la gente le decía: ‘Maestro, ¿por qué no aprende a escribir nota musical?, ¿porque no escribe música?’, el decía esta frase que me marcó para siempre: ‘No las necesito, porque yo soy música’. Dios bendiga a Agustín Lara por darle prestigio universal a nuestro querido México”.
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Agustín Lara Jr., a su lado, asentía con la cabeza y agradecía con una discreta sonrisa las palabras que dedicaban a su padre, a ese hombre que perdió a los 11 años, pero del que recuerda era “dicharachero, pícaro, bromista, alegre, iba a los toros, se echaba su copita, su cigarro y vivía eternamente enamorado de su piano; así era el maestro, adentro y fuera de su casa, porque en ese momento no había tantos poses, como ahora estilan muchos famosos”.
Sin embargo, reconoce que fue justo el efecto de la muerte de su padre lo que le reveló la grandeza del compositor: “Yo tenía 11 años y ver todo ese revuelo, esos tumultos cuando lo llevan a Bellas Artes y luego a la Rotonda de los Hombres Ilustres, en ese momento me doy cuenta de quién era ese hombre, de que era un monstruo de la música”.