Como un encuentro narrado en la mejor historia de amor navideña, así comenzó el camino de la mexicana Amanda Tovalin dentro de la música. Yendo a la casa de un amigo, Amanda descubrió el sonido y la magia de lo que sería su fiel acompañante: el violín.
“En la secundaria, tenía un amigo del que su papá era violinista y cada que iba a su casa, me gustaba verlo, escucharlo. En mi casa nadie era músico. Siento que el violín me escogió. Mi padre me lo regaló de navidad, llegó ese día y abrí la caja y era mi violín y así fue por tres navidades. Yo abría año con año mi regalo y era el mismo violín, esa fue su manera de demostrar el esfuerzo que él estaba haciendo”. Menciona Amanda en entrevista con Milenio.
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Su música explora los elementos del folclor latinoamericano, el jazz y la canción de autor tratando de transmitir esa visión única del mundo mima que la ha llevado a representar a México en diferentes lugares.
“La música que hago es la mezcla de todas las cosas que me gustan, que la creatividad sea la guía y la que me indique el camino. Es demostrarle a la gente que es posible hacer de todo un poco pero desde un punto de vista muy honesto. Mi misión es hablar de sentimientos que no están tan hablados.”
Una observadora y una narradora. Amanda Tovalin se refugia y ve pasar un sinfín de cosas frente a sus ojos pero no solo observa y calla, ella toma su riqueza musical y convierte aquellas historias anónimas en canciones, eso que la gente quiere decir en poesía.
“La música y canciones que hago no están inspiradas en mí sino en las historias que veo. Soy más una observadora, me encanta escuchar a la gente, eso que la gente necesita contar porque he hecho canciones de las historias de mi abuela hasta de una persona que vi en el metro.
Con muchas citas y conciertos pactados que se vinieron abajo, Amanda tomó la música y mas que nunca la uso como su vehículo para contarle a los demás su manera de ver al mundo. Pelenado y siendo una misma con las miles de emociones que pasaban por ella encerrada entre cuatro paredes. Asi fue como la felicidad, tristeza, enojo y demás emociones se convirtieron en canciones que conformaron en una trilogía de recopilaciones.
“Aprendí a aferrarme, viví mi luto artístico, me sentía ansiosa, melancólica y el ambiente se sentía pesado. Pero era extraño porque en las redes sociales todos se veían felices y me puse a pensar en mí y la incoherencia y no podía ser que fuera la única que se sintiera así. “
Continuó: “Desde lo artístico, encontré esa teoría infinita de los sentimientos, en donde todo el tiempo navegas entre la felicidad, tristeza y un sinfín de emociones y ahí acepté que no todo el tiempo estaba bien y de ahí partí a componer este disco. El mensaje es que las personas que se sienten mal no están solas pero también que todo es temporal”. Recordó.
Con todo esto, la mexicana ha lanzado su cuarto material discográfico llamado ‘Infinito’, mismo que se encuentra disponible en las distintas plataformas digitales. En lo que es el disco más ambicioso que ha realizado.
DAG