Chile y México comparten muchas cosas. Ambos países han pasado por momentos históricos que han cambiado su rumbo, su humor le s permite reírse de ellos mismos, la música, el deporte y la religión juegan un papel muy importante en la vida cotidiana. Compartimos sensaciones y sentimientos.
Benjamín Walker es un cantautor chileno de 30 años que ha navegado por los mares de la música desde muy temprana edad. Proveniente de una familia en donde el piano, la guitarra eran el soundtrack de cada día, Walker fue moldeando su historia siempre, con su guitarra bajo el brazo.
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En entrevista para MILENIO, Benjamín Walker compartió como eran aquellos años primeros, su vida escolar, sus influencias musicales y todo el camino recorrido hasta hoy, un chileno radicando en México, haciendo realidad su más grande sueño: siempre hacer música: así como su más reciente trabajo junto a Silvana Estrada.
“Era un niño al que le gustaba llamar la atención. Siempre me gustó tener que cantar y bailar. Cuando nos enseñaban a cantar en el kinder, yo me aprendía las letras y buscaba a quiénes cantárselas y armaba escenarios dentro de la casa, y organizaba a mis primos a hacer algún acto.”
Fue a la edad de seis años cuando su mamá le regaló su primera guitarra. Tanto ella como su padre, tenían una cara artística indudable. Su padre tocaba el piano y la guitarra. Su madre, por su parte fue su máxima mentora, haciéndolo descubrir el amor por la música, cuando lo llevó a su primer concierto. Fue mientras veía a Luis Alberto Spinneta que Benjamín se enamoró y visualizó lo que podía ser su futuro.
Vida académica y la música
Su familia muy además de su lado musical, también tenía a muchos abogados. Fue por eso que sin quererlo o pensarlo Benjamín sentía algún tipo de responsabilidad consigo mismo y fue que decidió estudiar derecho; en ese momento el joven Walker veía como un hobby su pasión por la guitarra y la música.
“Estudié derecho porque siempre fui muy humanista, las ciencias sociales y la historia se me daba muy bien. Tuve privilegios educativos y sentía que hacer música era un gusto muy burgués. Fue que decidí estudiar derecho para compensar ese gusto, como una responsabilidad conmigo mismo. Ese momento fue donde más toqué, la música era mi escape, después de la escuela de derecho, me iba a tocar y pasaba la noche componiendo con mi guitarra.” dijo Benjamín.
Su camino musical: influencias y la política
A lo largo de los años, Chile ha vivido en un ambiente muy politizado; cabe recordar a sus grandes figuras musicales como Víctor Jara, asesinado por sus letras contestatarias. Pero, ¿cómo separarse de la política cuando eres joven y te gusta la música? Para Benjamín Walker la respuesta no es tan sencilla, pero siempre se ha guiado por la honestidad de su voz y de su guitarra.
“Chile es una sociedad muy politizada, consumista. Es muy normal hablar de política y está muy presente en la música. En mi caso, jamás había hablado de política hasta ahora porque no quería verme presionado a hablar simplemente porque todos hablan de eso. Hasta octubre de 2019, cuando se dio el estallido social en Chile, me di cuenta que tenía mucho que decir.”
Con su camino y destino bien definido, Benjamin Walker comenzó a empaparse de música por todos lados y fue gracias a los Beatles que se dio cuenta de la belleza que puede conllevar y generar una canción. Pero el impulso definitivo se dio al escuchar a Jorge Drexler, quien lo inspiró de una manera sobrenatural.
“The Beatles me cautivaron muchísimo, escuché el álbum blanco y me puse a llorar porque no podía con lo hermoso que sonaba. De ahí vino la música que yo elegia escuchar: Calamaro, Fito, Giros, Charly García y empecé a componer a los 14 años teniendo a Jorge Drexler como la inspiración máxima. Me encantó cómo hablaba en la música, los relatos que contaba en las canciones. Lo hacía ver muy complicado y sencillo a la vez.”
Su aventura por México y su encuentro con Silva Estrada
El primer encuentro con México fue a través de una obra de teatro. Sin mucha expectativa respecto a su propio arte, aprovechó el tiempo para generar lazos muy potentes y tomarle el pulso a México, un país similar pero diferente a Chile.
“México suele recibir a los artistas con los brazos abiertos, pero debe haber una reciprocidad por parte del artista”
Ya establecido en la capital mexicana, Benjamín Walker se ha hecho de sus seguidores mismos que le han apoyado desde su llegada. Y con ayuda de amigos músicos, ha logrado enriquecer su bagaje musical. Fue así que ha lanzado su más reciente canción ‘Días que no lloro’ junto a Silvana Estrada.
Una canción que dura menos de tres minutos. Como ese momento hermoso que llega, se asoma para dejar un bello mensaje y se marcha para repetirlo una y otra vez. Así es la canción que une a dos voces en un momento único.
“La única razón por la que la hubiera hecho más larga, seria por la ansiedad de que era corta. Dejar que me gane una forma socialmente aceptada de estructura de canción. ‘Días que no lloro’ es la materialización de un patrón de tristeza. Un sentimiento que damos por masticado y superado pero que se vuelve a manifestar de una forma u otra.”
“La compuse afligido, escuchaba mucho a Silvana. Ella es de esas personas que te conecta con una sola palabra, te desnuda y te deja vulnerable. Contar con ella en una canción es un lujo. Había admiración y respeto mutuo por el trabajo del otro. Le mandé la canción por audio y le encantó. Fue muy generosa, cada uno contribuye y ya en el estudio lo que pasó fue mágico. Compartir un estudio con alguien y salir airoso de eso fortalece la relación, fue uno de los mejores días de mi vida”
Tristeza, ansiedad y un resultado musical
Históricamente, la tristeza ha provocado creaciones musicales hermosas. Esos momentos en los que se está solo, mirando al techo preguntándose lo más complicado de la vida. Bien lo decía Gustavo Cerati “Pones canciones tristes para sentirte mejor”, siguiendo esa premisa, Benjamín Walker ha sabido canalizar todos esos sentimientos invasivos en creaciones honestas, llenas de su energía, proveniente de lo más sincero de sí.
“La tristeza es un gatillante para escribir canciones. Soy muy melancólico, y eso hace esconderme mucho en mí mismo y la guitarra es el canal en donde brota esa ansiedad. Cuando en la noche, miras al techo y aparecen los fantasmas, es ahí cuando comienzo a escribir.”“Somos una generación muy ansiosa. Cuando compongo algo y me gusta, me es difícil creer que puedo sentir ese nivel de catarsis y éxtasis, la música me asombra demasiado, me da calma el componer música que me gusta, ahí hay prueba que hay algo más que yo en la vida.”
El cantautor chileno se presentará este sábado 30 de abril en Bajo Circuito en la Ciudad de México para después emprender una serie de conciertos por ciudades como Querétaro, Orizaba, Xalapa y culminar en el otro lado del mundo cuando llegue a España e Inglaterra.
DAG