Beret es un cantante español que recientemente ha lanzado su álbum Lo bello y lo roto, en donde se puede ver de forma muy introspectiva.
Es por esto que habló con Milenio sobre su álbum y sobre cómo es consciente de que logra conectar con su público por el mensaje de sus canciones, en lugar de por el género.
Beret y su evolución musical
Beret asegura que se siente bien de seguir compartiendo en la música durante 12 años: “Pueden descubrir no solo lo nuevo, sino todo lo que he hecho desde que empecé en 2015”.
Haciendo una introspección, ¿cómo ha sido esa evolución musical que te ha llevado hasta tu último proyecto, Lo bello y lo roto?
Ha sido un camino de búsqueda de la belleza dentro de lo negativo. Me he dado cuenta de que este disco tiene un punto muy resiliente; he querido indagar en lo subconsciente de lo negativo, yendo más allá de la primera impresión que te deja un problema para encontrar lo más bonito dentro del mal.
¿Qué cambios has notado en ti, tanto profesional como personalmente, en este trayecto?
Todo este camino ha sido necesario para ganar la seguridad que la gente me ha otorgado. Me permite transmitir con sinceridad y vulnerabilidad mis emociones. Siento que la gente me abraza más por lo que digo que por cómo lo digo.
En una época donde las redes sociales suelen exigir una máscara de felicidad constante, ¿cómo logras mantener la fidelidad a tu persona frente a las expectativas que se tienen de un artista?
Creo que la gente que me sigue ha podido observarse a sí misma dentro de mi música. Se han quedado porque se sienten reflejados en las letras. Al final, yo suelto una canción y, con el paso del tiempo, deja de ser mía para ser de ellos. Es esa conexión lo que me ha permitido permanecer.
¿Cómo es realizar un proyecto conceptual y pausado en una actualidad que exige una velocidad artística tan alta?
La gente que me sigue conoce de sobra mi forma de crear. No soy una persona que haga música rápida; puedo tardar el tiempo que sea necesario en una canción y el público lo respeta. Saben que me gusta dedicarle tiempo a la letra y que eso es un bien necesario.
Hablemos de “Alma y corazón”. Es una colaboración que junta mundos distintos: el pop, el urbano y la electrónica. ¿Cómo fue trabajar con SFDK y Morodo en este tema?
Fue increíble. SFDK es un grupo que escucho desde pequeño; ya tenía una canción con ellos (Grave) y sacar otra ha sido brutal. Junto a Morodo, que fue quien me enseñó el reggae, ha sido cumplir un sueño de mi niño interno.
¿Cómo navegas entre tantos géneros, reggae, balada, urbano, pop, sin perder tu esencia?
Mi esencia reside más en lo que digo que en la forma musical. Por eso, creo que la gente me ha “perdonado” o permitido divertirme haciendo música. Aceptan y abrazan que pueda pasar de un reggae a una balada minimalista o a algo muy urbano. Es un placer absoluto sacar un disco con tal multitud de géneros y que se siga escuchando mi identidad.
¿Cómo ha sido la recepción de este disco y qué canciones sientes que han resonado más?
La recepción ha sido buenísima, el feedback es muy positivo. Hay canciones que suenan más, como “Las llamadas de la que”, “Alma y corazón” o “Flores”. En estos temas la gente ha visto otra parte de mí que no suelo mostrar tanto, y el hecho de que la hayan abrazado así es un honor.
Has mencionado que lo importante es el mensaje. ¿Te resulta difícil mostrar esa vulnerabilidad ante el público o es algo que ya has normalizado?
Lo he normalizado muchísimo. Para mí es un placer mostrar esa vulnerabilidad siempre que sienta que mi experiencia puede ayudar a alguien más.