En el disco Vibrando bajo (2020), los Bienñeros plasmaron “todas las emociones variadas que vivimos estos últimos años”: el encierro por la pandemia de covid-19, la muerte de gente cercana, los amores y desamores, el distanciamiento o reencuentro con las amistades y, sobre todo, ese paso de los 20 años a los 30; la nunca fácil transición a la adultez.
Para José Manuel (batería y voz), Emilio Serna (bajo) y Francisco Zapién (guitarra), los integrantes de la banda, este álbum, donde “quisimos probar de todos los géneros posibles”, también representa esa necesidad de ocasionalmente pasarla mal para después “poder disfrutar de todo”.
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“Como músicos hemos podido plasmar una obra que nos costó mucho trabajo hacer, y que en ciertos sonidos lo hicimos de manera muy ambiciosa; demostramos que podemos incursionar en cualquier género sin perder nuestra esencia”, cuenta Francisco en entrevista con MILENIO.
El guitarrista espera que este material de 10 canciones – que se reproducen en menos de 34 minutos y que saltan del garage al funk, pasando por el punk a la 2 Minutos en Hazme Famoso –, los ayude a cumplir el sueño de “recorrer más lugares en México y en otros países, además de algunos festivales”.
Lograr esto implica una cruzada en pos de que “la gente vuelva a tener ese vínculo con el show en vivo”, pues el temor que sembró la pandemia ante las conglomeraciones aún no se disipa.
“En la pandemia, los lives y conciertos por internet reinaron, algo que mucha gente no quería, pero que era la única opción. Entonces, el reto es que el público disfrute los conciertos sin miedo”, dice Francisco.
Pero, ¿qué es ser ‘bienñero’? El músico responde: “Ser compañero, pero con esa cuestión de picardía que se puede tener”.
Y luego resalta que el colgarse su instrumento “me ha dado la oportunidad de conocer a distintas personas con las cuales he podido compartir varias cosas en mi vida y de poder expresar lo que siento”.
Por último, el responsable de las 6 cuerdas en Bienñeros reconoce que ha sido difícil “entender cuándo, cómo y dónde tocar; ese proceso de volverte profesional. Al menos de mi percepción, se ha aprendido a veces un poco a la mala”.
Aunque afirma que la banda, que vibra alto a pesar de lo que esgrime como título de su nuevo disco, es una muestra de que sí es posible desarrollar con éxito una banda independiente en la Ciudad de México.
“Sí se puede hacer, pero como toda organización cada uno debe tener ciertos roles con los cuales la máquina pueda avanzar. El poder tener un disco nuevo y haberlo presentado es una prueba de ello: no todos pueden hacerlo y es una dicha dedicarte a lo que quieres”.
hc