La Muralla China de la ciudad de Beijing vería nacer a Meng Wei Su, todo un especialista en el instrumento de viola, que saldría de su país para adentrarse a una cultura totalmente diferente como es la mexicana, sobre todo, con las maletas llenas con deseos de aprender y desarrollarse profesionalmente en una orquesta de nivel internacional, tal como ahora lo hace en la Camerata de Coahuila.
El violín sería su primer contacto con el apasionante mundo de la música a sus 5 años de edad. Pasaría el tiempo y la viola llegaría para reafirmar que se dedicaría de lleno a manejar este instrumento, al cual describe como una extensión de su cuerpo en sentido literal, que representa en su persona el oxígeno para respirar, su alimento para vivir.
Con un español muy entendible, Meng comparte que hace 16 años llegó al estado de Chihuahua para formar parte de la Orquesta Filarmónica de Chihuahua luego de pertenecer a la famosa Ópera Central de China. De ahí, su dedicación y talento lo llevaron a integrarse a las filas de la Camerata de Coahuila desde hace casi seis años.
“En la Comarca Lagunera tenemos una orquesta de nivel internacional. Todo el año se la pasa tocando y tiene muy buenos músicos y un muy buen director artístico, por eso siento mucha satisfacción el poder trabajar con ellos”.
¿Por qué no seguiste de lleno con el violín?
De niño no tuve la oportunidad de elegir un instrumento y me tocó iniciar con el violín, pero al estar en la secundaria empecé a conocer de la música de cámara y me interesaron mucho algunos violistas, de ahí cambié a la viola y empecé a tocar cuarteto, trío y dueto.
¿Qué tienen en común ambos instrumentos en tu persona?
Muchos que inician con violín no se cambian a viola porque se empieza todo desde cero porque tienen diferentes claves. El sonido de la viola no es tan brillante como el del violín, no puedo evitar decirlo.
¿Qué le aporta la viola a una orquesta?
La viola acompaña y es necesaria. Como ejemplos, la gente viste algún traje y no se logra ver a primera vista los zapatos, la ropa interior, el chaleco o los calcetines, pero sin duda, sin alguno de estos elementos no se ve bien; las flores tienen que tener la hoja verde, si no, no se ve bella la flor, las paredes tienen cemento en su interior que no se ve, pero ayuda a cubrir el frío. La viola tiene personalidad propia, se puede acoplar y es muy flexible, es versátil.
¿Cómo llega la oportunidad de salir de China?
Un director chino que fue de la Filarmónica de Chihuahua me dijo que audicionara y me quedé. Diez años después no dudé en venir a la Camerata de Coahuila porque sabía que era muy buena orquesta, había escuchado algo de eso pero al estar aquí lo confirmé.
¿Te gustaría ser mexicano?
Sí, pero lamentablemente en mi país no se permite tener doble nacionalidad, pero si lo permitieran ya hubiera hecho trámites. Vivir en México es como una segunda vida para mí, ya tengo dos vidas, una de 23 años en China y mis 16 años en México. Quiero seguir haciendo música en estas tierras porque disfruto mucho trabajar aquí.
¿Cuánto tardaste en adaptarte a otra cultura?
Me tardé unos diez años en adaptarme a otra cultura y otra comida, y creo que jamás lograré adaptarme por completo. En idioma me tardé como seis años, pero eso no es problema, sino la diferente forma de pensar, de entendimiento o comunicación porque vengo de un país muy disciplinado y muy directo en la forma de hablar y los mexicanos no. En la comida es un poco diferente pero tiene lo básico de carne, harina y maíz.
¿Qué te gustaría interpretar próximamente?
Últimamente me llama mucho la atención la música mexicana como Arturo Márquez y Silvestre Revueltas, obras que antes pensaría que sería algo fácil pero al tocarlas son muy complicadas y por ello muy bonitas. En el quinteto “Quinto Movimiento” estamos tocando canción mexicana porque buscamos hacer más obras contemporáneas.
aarp