La sección rítmica de la Camerata de Coahuila va de la mano del percusionista capitalino, Jorge Alberto Valenzuela Oseguera, quien desde los seis años de edad se dejó cautivar por el inmediato sonido que sale al tocar un tambor o algún otro instrumento de la familia de percusiones.
Ya sea con la baqueta o a palmadas, para Jorge Valenzuela, las percusiones siempre han sido una manera para desfogar toda la energía que guarda su cuerpo, energía que se transforma en todo un ritmo que pone su base y da forma a una melodía.
Como complemento a su educación, sus padres lo inscribieron en el centro de iniciación de la escuela Ollin Yoliztli en la Ciudad de México para estudiar música, hecho que de inmediato aprovechó y se enamoró de tal arte que lo llevaría a dedicarse de lleno desde muy joven a las percusiones.
“Nunca fui muy deportista y no era muy hábil. Al ingresar al centro de iniciación de Ollin Yoliztli me enamoré completamente y luego mis padres me decían que si no iba bien en la escuela me sacarían de la música”.
Valenzuela Oseguera llegó a la Comarca Lagunera a los 14 años de edad y cerca de los 17 empezó a tocar con la Camerata de Coahuila. De no haberse dedicado a esto, comparte que, sin duda, le hubiera gustado ser veterinario, “un médico veterinario baterista”, compartió entre risas.
“Mis papás tenían planeado cambiar de residencia y el ojo estaba en Torreón, pues aquí teníamos familia. Al venir di con una banda sinfónica que trabajaba con niños. Luego conseguí una audición y llegué a la Camerata cuando tenía 16 e iba a cumplir 17 años. Para ese entonces ya pensaba que quería hacer esto toda la vida al ser una orquesta profesional".
Además de la batería, las percusiones de membrana o parche son las preferidas de Jorge Valenzuela, de las cuales disfruta tocar con sus manos las congas, los bongós o el cajón flamenco, ya que gusta de la música latina como la salsa, la cumbia, el merengue o la bachata.
Así, bongós, congas, cajón, caja, platillos, pandero, timbal, baquetas, triángulo, marimbas, xilófonos, vibráfonos y más percusiones, son su día a día en su profesión, sin embargo, de las cosas que más disfruta Valenzuela es compartir sus conocimientos a las nuevas generaciones de músicos.
“Me gusta mucho compartir mis conocimientos y que la gente aprenda a tocar o qué se expresen a través del ritmo. Es muy gratificante ver que había niños que no podían llevar el ritmo o no podían tocar el tambor y lo logran, igual con adultos con parálisis cerebral con los que he trabajado”.
Asimismo, que la gente baile al ritmo de las percusiones es el efecto que genera más que emoción en Jorge Valenzuela, mismo que asegura que “la percusión a todo mundo alegra y pone feliz. Me gusta mucho la salsa y las percusiones porque la gente tiene la oportunidad de pararse y gritar, brincar o bailar”.
¿Tienes algún proyecto musical a mediano o corto plazo?
Tengo pensado hacer un ensamble de percusiones con amigos que tocan dentro y fuera de la Orquesta. Además, quiero seguir dando clases, me gusta mucho cuando los niños tienen ganas de aprender.
Encantado de compartir mis conocimientos, siempre busco abrirles nuevos panoramas y horizonte de vida porque la música cambia vidas completamente.
¿Tienes intervenciones fuera de la música clásica?
Soy muy versátil y me gusta mucho el rap, me gusta mucho el tango, la bohemia; acompañados por bongós o cajón. Invito a los que estudien música clásica a que se abran a todos los géneros, que le entren al rap, a la cumbia, al rock. También hay que escuchar de todo un poco.
¿Se requiere de una habilidad específica para tocar percusiones?
Es indispensable que los alumnos tengan ritmo. El ritmo puede ser natural, pero hay personas que van a contratiempo, se puede ver hasta en su manera de caminar o hablar, sin embargo todo se puede con estudio. También se requiere mucha disciplina para estudiar y tiempo para hacerlo.
EGO