Los hermanos Cavalera son como la taza para el café, si la taza tiene otro líquido seguirá siendo la taza; si ese líquido le pones otra taza de otro color o forma pierde su origen. La analogía podría resultar extravagante, aunque no tan alejada de una realidad llamada Sepultura, a la que renegaron (con firma y todo) y eso que fueron quienes la vieron nacer, dándole nombre y desarrollo.
Pero Max e Igor son más que los artífices de esa legendaria banda y hablar de eso es desperdiciar una página en cosas que ya se saben, de odios y “no me importa” en una hoguera de vanidades que sigue más viva que siempre luego de la aparición del documental de la banda brasileña en cines (2017) y Netflix (2018), pero que solo deja ver el lado de un Andreas Kisser y donde no pudo levantar más alto esos riffs, dejando estancada a una agrupación a la que le faltó su “momento di punta” tras salir como novedad en los ochenta y tomar vuelo en los noventa.
Pero ¿qué pasó con estos hermanos? Pues siguieron en la música. Hace un par de años, Massimiliano Antonio pisó el escenario del antro Escena, en Monterrey, junto con uno de sus hijos, Zyon, y demás músicos de Soulfly. De Igor, pues siguió algunos años con Sepultura hasta que se cansó.
De cuatro “hijos”
Cavalera Conspiracy nació en el 2007, una banda donde Igor y Max unieron fuerzas a Marc Rizzo (guitarrista de Soulfly) y Joe Duplantier, de Gojira. Su disco más reciente salió en el 2017,Psychosis, ya con Nate Newton al bajo.
Más atrás, mucho más, en los albores de los noventa, hubo una extraña agrupación donde los Cavalera también meterían mano, era Nailbomb, en donde estaban Dino Cazares (guitarrista de Fear Factory y por algún tiempo de Brujeria), Alex Newport (Fudge Tunnel) y Andreas Kisser; sí, el Andreas que hoy es dueño de Sepultura. La revoltura de músicos era tal que el experimento fue interesante. No fue una “bomba” ni nada de recordarse, pero sí un disco de culto para los fans de todo lo que orbita en Sepultura.
Las referencias musicales son esas, músicos cuyas influencias llegaron a muchas bandas del orbe que estarán en Monterrey de nuevo. No vienen como Cavalera Conspiracy, ni como Nailbomb, mucho menos como Sepultura, sin embargo, su 89-91 Era-Special Setlist para el 24 de noviembre (Café Iguana) seguramente contará mucho de ello, especialmente de Beneath the remains y Arise, de los primeros discos de la agrupación salida de Belo Horizonte.
En Sepultura endurance, el documental, los Cavalera no aparecen, solo se ven en las imágenes del corto previo a la creación de Roots. Callaron y otorgaron, pero otorgaron halagos por parte de Lars Ulrich (Metallica), Dave Ellefson (Megadeth), Scott Ian (Anthrax) y Phil Anselmo (Pantera). Pero ninguno llega tan lejos como Corey Taylor, de Slipknot: “¿Se pueden decir groserías? Ellos eran la pi... del metal”.
Y ellos, señoras y señores, fueron los artífices de Sepultura.
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