La Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM) y Yamaha México firmaron un convenio de colaboración para apoyar a los creadores, en especial a las nuevas generaciones; Armando Manzanero y Roberto Cantoral Zucchi, destacaron la importancia que tiene los instrumentos a la hora de fortalecer el talento y a creatividad.
“Para nosotros es un gran honor firmar este convenio y que sea una aportación para todos los autores mexicanos. Buscamos fortalecer el estimulo de los autores de que sigan creando, que sigan fortaleciendo el acervo cultural de México, que sigan teniendo las oportunidades de desarrollar mejor su talento, que las herramientas le permitan ser mejores y plasmar en una partitura lo que realmente quieren y sienten, a través de los instrumentos”, dijo Cantoral.
Mencionó que es una gran responsabilidad social de ambas partes para robustecer el trabajo creativo; generar los espacios para que haya más y mejores autores, y fortalecer la investigación parta tener mejores instrumentos.
El convenio contempla un intercambio de información y conocimiento, a través de talleres abiertos (mínimo cuatro al año), dirigidos a los socios de la SACM y los alumnos del Taller de composición; se hablará de instrumentos musicales, equipos de audio profesional y un software de composición que trae la empresa japonesa.
También habrá un trato preferencial económico para los autores que decidan adquirir un instrumento; principalmente para los que empiezan y no tienen los recursos necesarios para adquirir un instrumento propio.
El maestro Manzanero aprovechó para agradecer a la empresa por traer una de las escuelas de música más importantes para niños. “La música es lo más importante y necesario para la sensibilidad de un mexicano, por eso gracias”, mencionó.
Luego de recordar que Yamaha lleva más de 100 años en el negocio y por eso es una de las empresas más fuertes, se dijo privilegiado de ser “el más vago de los compositores” y poder haber ido a conocer una de sus fábricas de pianos; para él fue impresionante la presión, calidad y que con las piezas ya armadas se crean instrumentos en minutos.
“Siempre he dicho como broma, tal vez no muy agradable, que Yamaha lo considero como una mujer mexicana, a veces maltratada pero que aguantan viajes, aguantan; un día, en Ecuador, conecté en 220 un piano de 120 de corriente, se quemó inmediatamente, pero fue muy grató que nada más le cambié un fusible y siguió funcionando. Muchas gracias por darle a nuestra gente, a nuestras nuevas generaciones, un instrumento”, concluyó.
DIGL