Desde niño fui muy campesino: José Luis Perales

Entrevista

El cantautor español, quien el jueves presentará su concierto ‘Baladas para una despedida’ en el Auditorio Nacional, habla de sus razones para decir adiós a los escenarios, de sus pasiones y de cómo crea sus canciones.

Ahora se dedicará a escribir y a su taller de cerámica. (Alfonso Manzano)
Ciudad de México /

José Luis Perales, está convencido: “es hora de despedirse de los escenarios, volver a los huertos, a la cerámica, al hogar”.

A sus 75 años, agradece “los aplausos, el cariño y todo” lo que le ha dado el público, incluso hasta la posibilidad de “tener una buena vida y una excelente escuela para sus hijos (María y Pablo)”, pero después de tantos años no deja de extrañar su casa, su familia, su hábitat, pues nunca se acostumbró a la vida del famoso que le ha escrito al amor, le ha cantado a los niños y hasta ha provocado la curiosidad con su icónico tema “Y cómo es él”.

El cantautor español está en México, que dice “ha sido fundamental en su historia musical”, aunque haciendo gala de su sencillez destaca que “nunca logré entrar del todo bien a este país, porque no venía tanto, como la disquera lo pedía”.

Ahora lo hace para decir adiós a sus fans el próximo jueves en el Auditorio Nacional con Baladas para una despedida, la gira con la que está cerrando su ciclo en los escenarios, pero antes se dio tiempo de compartir sus motivos en una amena charla en un hotel de Campos Eliseos, donde claramente ha encontrado otro motivo para extrañar su campo, pues la contaminación de la ciudad le impide ver con claridad El Bosque de Chapultepec.

¿Nunca se acostumbró a estar fuera de casa?

No, nunca. Nunca me acostumbre, era la familia, eran mis hobbies, era mi taller de cerámica, era mi parcela de escritor, porque me gusta mucho escribir, mis novelas, ahora por añadidura. Entonces es un mundo tan variado el que tengo allá, que siempre lo he hecho mucho de menos.

Ando por ahí y de repente veo un árbol muy bonito y digo: ‘A ver esas semillas que tiene ese árbol’. El otro día me dijeron, ese árbol es una ceiba y le colgaban unas cosas, unas bolas, yo no las conocía. Y de repente pienso, ¿cómo estará mi jardín? y hablo a casa y pregunto: ‘¿Cómo está mi jardín?, y me dicen: ‘Ha florecido la magnolia que no puede ser más blanca’. Y pregunto: ‘¿Y las lilas, también las lilas . Y los brotes que puse en las higueras y el huerto?’. O sea estoy más allá que aquí.

¿Qué le ayudó a superar todos esos años de nostalgia?

Pues me ayudaba ganar lo que tenía que ganar para mantener a mis hijos, para pagarles su universidad, la mejor. Yo que sé, todas esas cosas que uno anhela tener, sin la ambición de ser el más rico del cementerio, tampoco. Pero uno sí quiere ganarse la comodidad para los suyos. Porque yo con muy poco tengo bastante, pero uno piensa en su familia, en la posición y si tienes la oportunidad de oro que te da esta profesión, pues la aprovechas. Ten en cuenta que yo trabajaba en una empresa antes de empezar a cantar y ganaba un sueldecito, como todo el mundo.

Realmente, cuando yo, (y esto es verdad) cobre el primer sueldo de un concierto, cuando vi el dinero que me daban, pensaba que no era mío, que lo había robado, era como diez o 20 veces más al que yo ganaba en meses, trabajando como delineante. Entonces cuando ves esa oportunidad, ni modo de decir, voy a seguir como delineante y no me gusta esto. Esa fue un poco la motivación, en principio. El éxito personal de alguna manera te lleva a una posición económica, si quieres, pero siempre me ha dejado esa satisfacción de no tener tanto dinero para comprar tal cosa. Eso para mí ha sido una satisfacción, porque de alguna manera sabes que si la quieres, tienes que conseguirla. O sea no tienes todo. Hay mucho que tienes que conseguir, si eres ambicioso, si deseas ese tipo de cosas.

¿Cómo nació su gusto por el campo, por las plantas?

Soy de un pueblo, en realidad casi era una aldea, era un pueblo que sigue siéndolo, donde tengo mi casa y mi refugio, está afuera del pueblo, que es una casa absurda a mitad de la nada, en donde siempre me he ido a escribir.

Digo que es una locura porque no tiene agua corriente, potable, porque hay un pozo; no tiene luz eléctrica, la tiene porque tengo grupos electrógenos, todo puro absurdo. Cuando los de mi pueblo, apachurran un botón y tienen la luz. Y le hacen así y viene el agua. Lo mío fue una quijotada para conseguir el agua, la luz, un sitio absurdo, pero sin embargo era la soledad, el encuentro conmigo mismo, con la naturaleza desnuda, con mi huerto. Y sobre todo con mi guitarra y mis papeles para escribir en la soledad. Las musas me esperaban en la puerta de la finca cuando llegaba para decirme cosas y yo las escribía. Ha sido como un sitio mágico y lo sigue siendo.

Hay imágenes del campo que son infinitamente maravillosas, a mi madre le gustaban mucho los huertos. Y ella paseaba por sus ciruelas, higos, así que desde niño fui muy campesino y no puedo prescindir del campo. De hecho cuando me marché a Madrid quería un sitio donde hubiera muchos árboles, donde hicieran nido los pájaros, y lo encontré gracias a Dios, era uno de los motivos por los que uno lucha también, por tener un mejor tipo de vida, pero tampoco pomposo, el pomposo nunca me ha gustado.

Se va de los escenarios, ¿seguirá escribiendo canciones?

Sí, esa es una pasión, sobre todo cuando lo hago para mí, porque hay dos apartados en el tema de las canciones. Unas son las que hago para alguien que me pide una canción, puede ser Raphael, La Patoja o Miguel Bosé y bueno ahí tengo que ser un poco ellos, los analizo cómo son, cuál es su lenguaje, su público, para hacer una cosa a la medida de ellos, ahí no es la pasión, ahí es más el marketing. Es como el sastre que tiene que, aunque el señor sea guapo o feo, le tiene que sentar bien el traje.

Ahora cuando escribo para mí tengo que ser yo y a veces me cuesta trabajo hacerlas. Cuando hice la canción de los niños, la quise grabar cuando la tenía ya escrita en un casete con la guitarra, y confieso que lloré y no podía grabarla, eso es la pasión.

  • Adriana Jiménez Rivera
  • jiramil@hotmail.com
  • Licenciada en Periodismo y Comunicación Colectivo, egresada de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales, ENEP Aragón, de la Universidad Nacional Autónoma de México. Con más de 32 años de experiencia en el periodismo escrito, en los diarios El Esto y La Afición, y las revistas Tele Guía y Oye mi canto; y desde 2000 en MILENIO DIARIO como reportera, y Coeditora desde 2009 a la fecha.

LAS MÁS VISTAS