Arturo Venegas sabe que, aunque la pandemia resultó negativa en muchos sentidos, a ella le tiene que agradecer su éxito bajo el mote de ElArturo, pues durante los meses de encierro “agarré una introspección y empecé a hacer muchas canciones. Siento que eso no lo hubiera podido hacer antes”.
En entrevista con MILENIO, el músico originario de Durango recuerda la banda de sierreño que formó con sus amigos durante la preparatoria, pero también habla del reconocimiento que le brindó Y qué (2021), disco donde unifica acordes de guitarra con beats cadenciosos; su sonido distintivo.
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“Mis familiares eran músicos, pero no se dedicaban totalmente a eso”, dice ante la pregunta de su primer recuerdo sonoro.
Con este contexto familiar, en la prepa le llegó la curiosidad por tocar algún instrumento, y, con guitarra en mano, “lo primero que hice fue un grupo sierreño con los amigos de la prepa. De ahí lo que me enamoró fue andar yendo a las fiestas, que ir a un pueblo, a algún cumpleaños. Eso se me hacía chido”.
De sus primeras composiciones, Arturo recuera perfectamente que un desamor las detonó: “Escribía mucho de eso, era un desahogo, querer decir algo, porque en ese entonces casi no hablaba, no platicaba con las personas, hacía canciones para decir lo que quería”.
Pero al pasar a la universidad su vida se tornó “bien aburrida”: era estudiante de mercadotecnia, se mudó a Guadalajara y “no conocía a nadie”.
Afortunadamente todo cambió tras tomar un curso con Abraham López y Oscar González, de la agencia Altiplano – que presume entre sus filas a Caloncho y Kakkmaddafakka –, pues a los manejadores les gustó su música. “Eso me abrió puertas que nunca pensé, un mundo nuevo”, asegura.
"Antes no conocía los conciertos ni sabía todo el movimiento, era de que hacía rolas y ya. Fue un shock para mí cuando empezó a pasar todo esto. Me está yendo bien y estoy viviendo un sueño, una película, ya entiendo lo que podría hacer en esta profesión”, detalla.
El músico también comenta que su método de composición y sus enfoques temáticos han ido variando conforme adquiere conocimientos: Su primer álbum "era un güey que estaba en la universidad y se quería salir porque quería hacer música y andaba en una relación tóxica". Después, en el segundo, "son cosas que viví, redes sociales, todo eso quedó plasmado". Y para el que viene "estoy escribiendo, me siento más libre; hablo de que me hice un tatuaje, que fumo o no fumo mota…Ese es mi proceso, como me voy sintiendo, lo que voy viendo, leyendo”.
“Lo que uno vive muchas personas lo están viviendo, la vida son procesos. A mí me costó un poco entender eso por el ego, pensar que uno existe, pero hay miles de historias, pasan muchas cosas cada día y por eso se conectan las personas. Es un privilegio poder conectar a través de la música”, reflexiona ElArturo.
Por último, el responsable del éxito El wey fui yo, himno moderno del desamor con referencia a Tinder incluida, comparte que hay días donde le cuesta trabajo creer el buen camino musical que lleva actualmente.
“Todavía hace como 5 meses estaba sacado de onda, de ‘¿Dónde estoy?’, fue un choque en mi cabeza que no entendía, se me hacía raro que me entrevistaran, ir a tal lugar, que me pidieran fotos. Todo eso era impactante, que a la vez es un sentimiento encontrado con el agradecimiento y la gratitud. Pero bueno, siempre vienen nuevos retos”.
hc