"¿Cómo fue que llegué aquí?", es una pregunta que Fehr Rivas, cantautor michoacano, aún se hace a pesar de su amplia trayectoria, cimentada en valores como el esfuerzo, y su talento musical, que se demuestra en su segundo disco, Ser y pertenecer (2024).
El músico explica que esta duda se refleja, sobre todo, cuando va a hacer una entrevista porque "siempre llego con la idea de lo que voy a promocionar, pero al momento es como volver a ser aquel chavito que tenía la ilusión". También siente inquietud ante un gran concierto, como el que dio pasado sábado 13 de julio en el Lunario del Auditorio Nacional.
"No pierdo la capacidad de asombro, pero trato de estar bien enfocado", afirma en entrevista con MILENIO.
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En el Lunario, Fehr consagró un camino que comenzó, a decir de su registro de Spotify, en 2017; llegó el recinto capitalino contando con la sorpresa de tener a Aleks Syntek, ícono del pop, a su lado.
A pesar de codearse con luminarias musicales, Rivas se asume como un "artista independiente" que en pleno 2024 percibe su trabajo con más madurez.
Este estatus lo ha conseguido izando la bandera del "concepto rockmantico en mi composición, y el público es fiel porque entendió el mensaje rockmantico".
"La madurez apenas está gestándose", comenta.
Entre los aprendizajes que ha recogido en su camino musical, uno significativo es que "hay muchas exigencias en este medio del entretenimiento"; explica que "nos hemos acostumbrado a que, para ser un artista de valor debes tener millones de seguidores o ser viral. Entonces, si estás haciendo un trabajo desde abajo, esos miedos te invaden, pero vuelvo siempre a la raíz: tomar la guitarra". Actualmente utiliza una 'lira' modelo Taylor.
"Al ser contracorriente te vuelves contracultura. Ya no eres de moda, sino la opción distinta y más gente te presta la atención; quien te descubre, te valora al triple", reflexiona.
El egresado del Conservatorio de las Rosas, escuela moreliana especializada en música, dice que sus padres siempre creyeron en su sueño: "Se sienten muy orgullosos que me pude desarrollar siendo una persona sincera y que mantiene los valores que ellos me inculcaron".
Rememora que en un reciente encuentro con su mamá, ella le mostró "videos de chavito imitando a los Maná". Y luego le preguntó: "¿Te das cuenta hasta dónde llegó el jugar en la sala de la casa?".
"Es importante siempre recordar que no estás solo, eres parte de una comunidad, de un equipo; es importante recordar ser como individuo, pero que perteneces a un todo. Ser y pertenecer", dice, aludiendo al titulo de su segundo disco.
En este material, de 9 temas que, en conjunto, superan la media hora de duración, Rivas deambula por los claroscuros del romance. "Muchas de mis canciones han venido de silencio", revela.
Actualmente afincado en la ciudad de Los Ángeles, que le gusta porque tiene cerca la playa, donde "la naturaleza te regala la capacidad de detenerte un momento", Fehr mira sus logros con orgullo, y para ejemplificar esto comenta que El lujo de soñar, canción que lanzó hace años, se usó en varias protestas de los 'dreamers' como "himno de lucha y dignificación del ser humano".
"No necesito hacerme viral cuando tengo una canción que se usó para defender derechos".
Tras lo anterior, el músico, que sido cobijado por organizaciones como los Latin Grammy y por celebridades como Bryan Adams, señala que la labor del arte es "despertar la conciencia, de qué está sucediendo a mi alrededor y por qué".
De la música, dice que la interioriza como "una caricia".
"Aunque parezca que hoy estamos conectados por todo, una caricia puede detonar muchas cosas; el respeto al otro cambia a todo mundo".
Tras recomendar los temas del español Andrés Suárez, Fehr Rivas dice que, para motivarse en este camino creativo de subidas y bajadas, regresa "a las cosas que me inspiraron", como la cinta Cinema Paradiso (1988), del realizador italiano Giuseppe Tornatore; su padre un día le dijo: "Esa película me recuerda mucho a ti porque te fuiste y pedí que no regresaras, porque pedí escuchar que hablen de ti a que tú estés hablando de ti".
hc