Francisca Valenzuela, crear desde la vulnerabilidad

Al principio del video, Francisca Valenzuela está en un estacionamiento con amigos, sonriente y ataviada con atuendo negro con detalles color plata. Luce animada. Pero tras despedirse, de camino a su carro, ocurre el derrumbe: el peinado se pierde, los aretes se quitan y la sonrisa se vuelve una mueca de desolación. Incluso la ropa elegante se oculta bajo una sudadera holgada. Y ya dentro del transporte, entre lágrimas, pregunta – el nombre de la canción –: ¿Dónde se llora cuando se llora?

Esta grabación muestra la esencia que permea la actualidad de la artista chilena: la creación desde la vulnerabilidad.

Reivindicar la vulnerabilidad

¿Dónde se llora cuando se llora? y Nada para ti, primeros sencillos de su próximo disco, nacieron de la “vulnerabilidad, de estar en contacto con esas emociones y honrar los procesos emocionales”.

Tras una ruptura amorosa, Francisca se ‘curó’ retratando su proceso de duelo en la música, por eso afirma que estas nuevas composiciones nacieron “de un lugar de sobrevivencia, son herramientas para atravesar la situación, entenderla y confrontarla”.

Desde el lanzamiento de su primera canción, Peces (2006), hasta su etapa adulta (tiene 36 años), Valenzuela no ha dejado de encauzar sus emociones a la creación. “Los adultos estamos todos pasando por cosas, pero, ¿cómo se manejan? ¿Dónde sucede el desborde emocional? Te enseñan que siempre hay que estar compuesto, hacerse cargo, no flaquear. Y con estas canciones reivindico la vulnerabilidad”.

También da otra cara a la soledad, que tiende a ser estigmatizada de forma negativa: “Es una amiga porque me gusta acompañarme, escucharme a mí misma”.

Una amiga con la que se encuentra constantemente, pues tras presentarse ante miles de personas – sobre todo ahora que está inmersa en una gira continental llamada Adentro – , la ve en la intimidad de su habitación. “Te vas al hotel, estás toda maquillada, arreglada, pero en silencio, y eso es un trip corporal, sensorial… Recordar que todo está bien es importante, no tenerle miedo”.

La soledad también fue, a su modo, guía en el que será su nuevo disco. "Eran canciones que necesitaban salir, un canal más allá de mí, y hasta que empezaron a salir me di cuenta que eran herramientas para sanar".

"Reconocer el trabajo que he hecho"

Francisca viene de participar en el reality The Voice (La Voz) Chile, donde coincidió en el panel de coaches con Prince Royce, Beto Cuevas y José Luis Rodríguez El Puma. pero también con un equipo de cantantes noveles con ganas de hacerse de un nombre.

Esto le brindó un nuevo entendimiento de su capacidad musical: “Fue lindo poder entregar lo que he vivido, mi talento y experiencia a otras personas, y compartir el amor por la música". Pero, sobre todo, "reconocer el trabajo que he hecho”.

Un trabajo que no decae en cuanto a sueños por materializar. Valenzuela revela el actual:  "Mi sueño ahora es México. Me vine acá y sigo impresionada y admirando la escena musical, el amor y la pasión por la cultura.. Mi sueño es poder integrarme aquí y que mi proyecto pueda seguir creciendo, mostrar lo que he creado y puedo dar".

The Voice también fortaleció su base de fans, a la que define como una "respetuosa y buena onda"; una comunidad que la saca avante ante los ocasionales momentos de desasosiego y que entiende que la creativa puede tener una semana "bacán" y la siguiente en "blackout".

Y esos 'apagones' muchas veces se ocasionan por lo abrumador que le resulta saber que en estos tiempos cuantitativos y de algoritmos "todo se mira con el mismo filtro, y no todo es igual, eso es importante recordarlo; a veces, en lo artístico en general, estamos midiendo con el mismo parámetro, pero no hay que meter todo en el mismo saco porque es injusto". 

"Te mentiría si dijera que no me afecta, porque en un momento positivo tengo ganas de comunicar, de compartir lo que estoy haciendo, pero si uno se pone demasiado en eso, siento que es venenoso para la parte artística; para mí es importante crear desde lo emocional, lo auténtico. Es participar en el mundo, pero encontrar un balance".

La música, "un espacio casi religioso"

Desde su infancia en California, Estados Unidos, y su adolescencia en Santiago, Chile, Francisca ve a la música como "un espacio casi religioso".

"La música es libertad, y suena como cliché, pero lo digo porque permite explorar todas mis partes, me permite ser quien quiero ser, me permite sentir, perdonarme".

"A veces no logro resolver las cosas en la vida real y la música me permite esa resolución, es un idioma que habla mejor que la vida. Soy más pura en la música porque el ruido de afuera se calla. Me permite ver lo que he vivido, lo que estoy sintiendo y lo que quiero", explica.

Las Spice Girls, Shakira, Alanis Morissette, Tupac, Julieta Venegas, Violeta Parra y Charly García, todos ellos fueron - y son - sus 'santos' en una edad formativa porque, aunque narraban sus historias, "personales o del mundo", se sentía identificada. 

"Uno se conmueve, se emociona y se identifica. Uno vive toda la vida solo en su mente, porque tiene vínculos, y el hecho que una canción cante algo y sientas que entiendes, esa brecha se cruza, ya estás menos solo, esa compañía es poderosa".

Toda religión tiene su templo, y ninguno mejor que el escenario, "el lugar donde soy más yo, una cosa más cruda". 

"Es un espacio que he aprendido a gozar, porque al principio me daba nervio, me daba ansiedad estar expuesta, me cuestionaba todo y la pasaba pésimo, pero el escenario no es para eso, es para darlo todo. Cuando entendí eso, fue otra oportunidad: me entrego al máximo, permito que suceda lo que tiene que suceder y lo gozo".

hc