La música siempre estuvo presente en la vida del lagunero Luis Ríos Reyna, quien además de ser coordinador jurídico, también es un apasionado de este arte, lo que también lo llevó desde a improvisar para conseguir su primer instrumento, hasta viajar a distintos estados y países para compartir escenarios con diferentes grupos, para hacer lo que más le gusta, tocar.
Desde pequeño, Luis sintió una atracción por la música, las letras que leía en el libro de Salmos y en los himnarios le provocaron deseos de poder interpretarlos, lo único que le faltaba era un instrumento.
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Por eso, a sus cuatro años y con su imaginación, tomó un pedazo de madera, clavos y ligas, fue como descubrió que si tensaba las ligas o las soltaba tendría sonidos más agudos o graves, de esa forma comenzó a practicar, pero no solo lo hizo con la guitarra, Luis contó que durante su infancia también solía entrar a un templo sin permiso, solo para tocar un órgano que había en el lugar.
“No había quién me enseñará, al contrario, era muy controlado, no nos dejaban acercarnos a los instrumentos porque los descomponíamos y me las tenía que ingeniar… yo no tuve como privilegio ir a clases de música, sino más bien fui aprendiendo de forma autodidacta, había una iglesia cerca y yo me brincaba para ver el órgano que tenía su bocina y pedales, pero también sabía que si le ponía los audífonos ya no se escuchaba y así escondido levantaba la mano y empezaba a tocar las teclas hasta que hacía acordes y sí, yo escuchaba que era armónico, ahí empecé a tocar pero no tenía idea qué estaba tocando”, mencionó.
A los 6 años, su primera guitarra quedó arruinada
Con una familia de más de diez personas, jamás imaginó costearse un instrumento, sin embargo, a sus seis años su abuelita le regaló su primera guitarra de caja, con un valor en su momento de 671 pesos, pero como el mismo Luis mencionó, los niños podían descomponer los instrumentos.
“Estaba hermosa, sonaba muy bonito pero no tenía tahalí, así que fui por el martillo, clavos y una pantimedia y pues le puse los clavos y me colgué la pantimedia, yo estaba tan contento que jamás me imaginé que le podía pasar algo a la guitarra si yo me metía a bañar con la guitarra puesta… cuando la vi toda empapada la puse en el sol pensando que se iba a secar y cuál, quedó toda chueca y se echó a perder, primer y último instrumento que me compraron”, lamentó.
En la actualidad y a sus 50 años, cuando Luis recuerda su mejor experiencia al estar en un escenario no puede evitar recordar la primera vez, cuando a los cinco años estaba en la Plaza de Armas de Torreón, o cuando a sus 11 años tocó por primera vez en el Teatro Isauro Martínez en un concierto de gala.
Debutó en Banda Municipal con sólo 7 años
Luis ingresó a la Banda Municipal de Torreón desde los siete años y a través del tiempo aprendió nuevos instrumentos, primero la tarola y posteriormente los instrumentos de viento, ahí comenzó a profesionalizarse más en la música hasta el concierto.
Sin embargo, apenas su trayectoria comenzaba, ya que además de estar en la Banda Municipal, también se desempeñaba como músico en una iglesia evangélica, ahí conoció a Juan Salinas, un director y productor de música que le cambiaría la forma de ver las melodías.
“Ahí mi vida vuelve a dar un giro cuando empiezo a tocar la batería en la iglesia por necesidad, el baterista se fue no se porque razón y me quedo yo… pero el director, Juan Salinas, que actualmente es productor de varios artistas, era tan exigente que no aceptaba músicos que no leyéramos y me empieza a enseñar a leer la batería y tenía que tocar los golpes que estaban escritos”, refirió.
Con 11 años ensayaba batería hasta sangrar
Ríos narró que durante sus ensayos, tenía que estar encerrado en completa oscuridad tocando la batería, para eso Salinas le prestaba la pista de una canción grabada diez veces, la cual escuchaba con unos audífonos, en ningún momento podía dejar de tocar por lo que sus manos terminaban sangrando, hasta que aprendió a tocar el instrumento de una forma distinta.
“Había proyectos muy importantes en la iglesia, entre ellos una grabación que se llamó 'Hermanos y amigos', en la cual yo participé a los 11 años, en ese tiempo todos leían y no podía ser el único, por más chico que estuviera… tenía una metódica para enseñar de una forma distinta, me ponía los audífonos y una sola canción grabada unas cinco veces y me encerraba en un cuarto oscuro en lapsos de dos horas, abría me llevaba agua y prendía el foco, me daba cuenta que traía el pellejito de las manos corrido y la tarola llena de sangre”, señaló.
Aunque fue una enseñanza particularmente difícil para Luis, lo aprovechó para aprender y darse cuenta de otra perspectiva de la música y reafirmó su gusto por el arte, le ayudó porque ahora como maestro de música, entiende que no todos los alumnos tienen ciertas habilidades o talentos.
"Hay gente muy buena pero a base que tiene que estar practicando mucho y lo aprendí para no ser tan duro con mis alumnos”, agregó.
Sus viajes y metas iniciaron a muy corta edad
Siempre se sintió independiente de su familia en cuanto al gusto de la música, por lo que desde muy pequeño llegó a viajar y cumplir sus metas con el permiso de sus padres, Luis viajó a la ciudad de Juárez, Chihuahua, a Estados Unidos, Monterrey y Ciudad de México, entre otras ciudades y estados, ya fuera para tocar con un grupo o directamente a grabar discos.
Como él lo dijo, ningún escenario ha sido una baja expectativa para él, al contrario, cada experiencia fue más grande que la anterior y por consiguiente, más satisfactoria.
“Han sido varias ocasiones en las que he dicho 'wow' y me he ido para arriba, estuve en Monterrey, en Chicago, escenarios y eventos que jamás me imagine, pero cuando piensas que lo viste todo empiezan a salir más cosas”, recordó.
La música para Luis lo ha posicionado en una vida grata y llena de retos, reconoció que depende completamente de las melodías y en muchas ocasiones lo ayudaron a alejarse de adicciones y otro tipo de problemas.
“La música significa todo porque me ha mantenido apartado de lo que son las adicciones, cuestiones de delincuencia… incontables veces me quede dormido tocando la guitarra y cuando me levantaba era otro, la música ha sido mi escape, mi refugio, mi satisfacción y un anhelo cumplido, yo no podría vivir sin la música”, recalcó.
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