Con la inquietud de expresar vivencias, así como la cultura de su pueblo, en 2010 surgió Ik’al Ajaw (Dios del viento), desde Oxchuc, Chiapas.
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Empezaron el proyecto con más de 6 integrantes, todos familiares, hasta quedar como trío con la formación actual de Mario Rolando (batería), Mario Gonzalo (bajo) y Jani Ahmed (guitarrista y vocalista). Desde el inicio optaron por grabar material original y con letras en su lengua mayense, el tseltal. Y si bien su sonido estaba cercano al punk rock, con la entrada de Jani le dieron un giro hacia el metal, género que tantas satisfacciones les ha dado. En su reciente EP “Ta snopibal jku’un (Entre mis recuerdos)” combinan el poder de la música con sus raíces culturales y lingüísticas para el público heavymetalero de México y el mundo.
¿Cómo definen su sonido?
Como una banda de heavy power metal. Pero lo dejamos a los grandes conocedores a qué género musical pertenece la agrupación.
Que por supuesto llama la atención que cantan en su lengua tseltal, ¿cuál ha sido la experiencia de mostrar sus raíces al público heavymetalero?
Ya había agrupaciones que daban presentaciones con rock cantado en lengua materna, pero no de una banda de metal. Así nos dimos a conocer y, claro, es algo distinto, no se escucha a menudo que haya bandas de metal cantando en lengua materna, sobre todo en Chiapas. Al público le da curiosidad de saber de qué hablan nuestras canciones, sobre todo aquellos que aman la diversidad cultural de nuestro país.
¿Qué se aprecia en su material discográfico hasta antes de su EP con Mexican Steel?
El primero es un demo que no salió a la venta y que funcionó como promo de la agrupación. El segundo es un álbum completo con 15 canciones, en el que podemos encontrar el sonido de los inicios de la agrupación, y en cuanto a letras está enfocado en las vivencias del pueblo, cuentos, leyendas contadas por las personas más sabias de nuestro pueblo que son los abuelos.
Y de su EP “Ta snopibal jku’un (Entre mis recuerdos)”, ¿qué nos pueden contar?
Tiene una temática distinta al primero, nosotros crecimos con muchas enseñanzas de nuestros padres, abuelos y familia entera, pero esas enseñanzas nos dejaron en claro que sobre todas las cosas, lo importante es que respetemos el lugar que nos ofrece un hogar, aquello que nos da de comer, que nos brinda lo necesario para poder vivir, nos referimos a la madre tierra. Nos hemos olvidado de aquello que nos da vida, y que ahora está en nuestras manos hacer un cambio para no acabar con todo los que nos queda.
Por ejemplo la canción “Ta snopibal jku’un (Entre mis recuerdos)” es un homenaje a una persona que ha hecho crecer a la agrupación, se trata de Elsie Yolaina Sántiz Morales, quien nos ha enseñado lo valioso que son las palabras, y el poder que tiene cuando las combinamos con una gran melodía. En memoria de Elsie publicamos nuestro más reciente material.
¿Cómo ha sido su experiencia de trabajar con Mexican Steel?
Hemos obtenido experiencias con cada año de trabajo, pero hay cosas que aún desconocemos, por ejemplo el llevar nuestra música a otros rincones del mundo. Mexican Steel nos ha sorprendido con el auge que tiene dentro y fuera del país con la distribución de los proyectos de su gran familia de bandas. Y estamos muy contentos de que haya sellos que se dediquen a la difusión de las agrupaciones locales, por el momento seguimos trabajando con Mexican Steel para seguir rompiendo fronteras.
¿Cómo está el movimiento de rock en Chiapas?, ¿qué falta para que tengan más apoyo y difusión?
En nuestros inicios hubo un importante movimiento de agrupaciones que cantaban en lengua materna, incluso había festivales hechos por parte de instituciones que se dedican a fomentar la cultura, y sí había un movimiento notable tanto como de bandas como del público rockero, metalero, pero con el paso de los años esto disminuyó, ya que también empezó a lucrar con todo el material cultural que podía encontrarse durante ese tiempo. Esto afectó de una manera importante al movimiento, ya que se empezaba a notar que lejos de querer exponer cultura y hacer un festival de calidad, era hacer festivales y más festivales con tal de mover recursos, y no de dar a conocer el trabajo de las agrupaciones. Hay instituciones que dicen dedicarse a la difusión del arte, pero en realidad hace falta más entrega en esa parte. Hay mucho material en nuestro estado, incluso en nuestro país. Pero sí falta darle el verdadero valor.
¿Qué sigue para Ik’al Ajaw?
Estar activos, hacer más música, más conciertos. Queremos abrirnos las puertas para los festivales de metal nacional como internacional, pero sabemos que es un proceso y requiere tiempo. Aportaremos lo que esté en nuestras manos para hacer crecer nuestra escena del metal mexicano, y hacer de este proyecto un recordatorio que existen nuestras raíces y toda nuestra diversidad cultural.