Javier Isac Medina Nuñez, mejor conocido en el panorama del rock como Javier Bátiz, ha forjado su leyenda musical no solo sobre los escenarios, donde se desenvuelve con maestría junto a su inseparable guitarra, sino también debajo de ellos, al calor del backstage.
Y es que el músico nacido en Tijuana ha tenido - y tiene - grandes amistades artísticas, aunque la más llamativa sin duda fue la de Jim Morrison, el mítico Rey Lagarto.
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En entrevista con MILENIO, el precursor del rock mexicano contó cómo se dio esta relación con el líder de The Doors: "Lo que pasa es que fui uno de los afortunados a los que Jim, en su corta vida, les agarró cariño. A mí me agarró mucho cariño".
Bátiz recuerda que conoció a Jim en 1967 dentro del Whisky a Go Go, foro ubicado en la ciudad de Los Ángeles, California, "y luego nos volvimos a ver en el Terraza Casino", espacio que estaba en la Ciudad de México.
"Tengo testigos de que llegó Jim con Víctor Manuel Alatorre y le dijo: '¿Tú conoces a Javier Bátiz?', y el vato le dijo que sí, yo te llevo. Alatorre es mi hermano y lo llevó, y estuvimos las siguientes cuatro noches juntos".
Javier también cuenta que su amistad con el cantante estadunidense tuvo un aspecto "bien chistoso":
"Me da mucha risa: cuando me hablaba Jim, que siempre estaba borrachito, nunca le entendí nada que me dijo".
Por último, sobre esta breve pero efusiva amistad, el artista tijuanense señala que hubo "mucho abrazo, mucho beso. Fuimos amigos el tiempo que duramos".
hc