Miles Davis, que conocía el valor del silencio, dijo alguna que vez que “João Gilberto en la guitarra podía leer el periódico y sonar bien”. Ayer periódicos y agencias de noticas anunciaron que la acariciadora voz de uno de los padres de la bossa nova había quedado en silencio en su casa de Río de Janeiro.
Perdimos a un gran músico, pero ganamos un rico catálogo de canciones que han dado la vuelta al mundo y que ahora, gracias a las redes, están disponibles. Desde su primer éxito, “Chega de Saudade”, que lo dio a conocer en Brasil hace seis décadas, hasta “Garota de Ipanema”, “Desafinado”, “Corcovado”, “Aquarela do Brasil”, “Bim Bom”, “Maria Nimguém” y “Doralice”, por nombrar su piezas más conocidas.
Hasta el momento no se conocen las causas de fallecimiento del músico que tenía 88 años, si bien, su hijo Marcelo afirmó: “Mi padre murió. Su lucha fue noble, intentó mantener su dignidad al perder su soberanía”.
Luego de dar tanto al mundo, Gilberto vivió sus últimos años en una pesadilla, pues su hija Bebel, también cantante, solicitó que se le declarara inhabilitado judicialmente, ya que por su avanzada edad, decía, estaba incapacitado para manejar sus finanzas. Agobiado por las deudas dejó su lujoso departamento en una zona privilegiada de Río de Janeiro.
Ante la noticia, su amiga, la cantante brasileña Gal Costa, dijo a la agencia de noticias AFP que “João cambió la música del mundo para siempre, enseñó la delicadeza de Brasil, trajo la modernidad”.
Bernardo Araujo, crítico de música del diario O Globo, resaltó que “fue la principal voz del movimiento brasileño más conocido en el mundo y fue revolucionario casi de forma involuntaria”.
Hace algunos años, Toquinho, otro de los grandes de la música brasileña, afirmó: “La bossa nova para mí es una persona sola, que es João Gilberto. Él hizo la bossa nova, él es la bossa nova, esa atmosfera de sonido, de tocar la guitarra y el samba, de armonizar de una forma más requintada, de cantar con poca voz pero con emoción…”.
O, como bien ha sintetizado Caetano Veloso: “mejor que el silencio solo João”.
Nace un género
Nacido en Juazeiro, a los 14 años descubrió la música en la guitarra y cuatro años más tarde ya se le escuchaba cantar en la radio de Salvador de Bahía. Un año después ya vivía en Río de Janeiro. Sus primeras grabaciones fueron con una banda conocida como Garotos da Lua .
La aparición del álbum Chega de saudade en 1959 marca el nacimiento de la bossa nova y la carrera ascendente de un cantante de voz suave y acordes de guitarra amables y muy inventivos.
Estas cualidades se enriquecerían en discos subsecuentes, como O amor, o sorriso e a flor y João Gilberto.
Más exitosa fue su carrera cuando la bossa nova conquistó Estados Unidos y grabó con Stan Getz y Antonio Carlos Jobim Getz/Gilberto, en 1964, disco que fusiona su música con el jazz con la complicidad de Jobim.
De ese disco se recuerda sobre todo la versión de “Garota de Ipanema” en inglés, “The Girl from Ipanema”, grabada por su esposa Astrud Gilberto, que de inmediato se volvió un éxito internacional.
Perfeccionista
Alcanzar tan alto nivel de composición e interpretación, dicen quienes lo conocieron, tenía que ver con su búsqueda de la perfección, que alcanzaban niveles de obsesión. Además de que su carácter no era precisamente dulce.
Dice una anécdota que durante la grabación de Getz/Gilberto hubo enfrentamientos entre el brasileño y el estadunidense, acentuados porque ni Gilberto hablaba inglés ni Getz portugués.
En un momento dado, el autor de “Garota de Ipanema” le dijo a Jobim, quien fungía como una suerte de árbitro: “Tom, dile a éste que es un burro”, frase que el intérprete tradujo como “João dice que está muy contento de grabar con usted”. El saxofonista comentó entonces: “Por el tono de voz no lo parece”.
Una mansión de 25 habitaciones para Getz y 25 mil dólares para Gilberto, más dos Grammy, se ganaron gracias a las ventas de “Garota de Ipanema”. A quien no le fue tan bien económicamente fue a Astrud Gilberto, que por grabar recibió 130 dólares, aunque, claro, adquirió el derecho de pasar a la historia.
En México
A fines de los 60 Gilberto radicó dos años en México, una época en la que muchos músicos brasileños venían a nuestro país para presentarse durante largas temporadas en los centros nocturnos. Desde aquí lanzó uno de sus grandes álbumes, Ela é carioca, además de grabar una curiosidad: João Gilberto en México. Incluye versiones de “Farolito” de Agustín Lara y “Bésame mucho” de Consuelito Velázquez. El disco, difícil de conseguir, asegura un coleccionista de la página rateyourmusic.com, “debe ser uno de los más breves jamás grabados, apenas 27 minutos y 32 segundos, pero dice más en su mínima extensión que tantos y tantos discos de 70 minutos”.
Obras para recordar la sencillez del maestro
The Warm World of João Gilberto. Antología que incluye sus tres primeros discos, que van de 1958 a 1961.
Getz/Gilberto. Colaboración de Stan Getz y Gilberto, que incluye el éxito mundial “Garota de Ipanema”.
The Legendary João Gilberto. Una antología recomendable que repasa sus primeras grabaciones.
Live in Montreux. Grabación que registra su presentación en el Festival de Jazz de Montreux en 1985.
Amoroso. Klauss Ogermann y varias estrellas del jazz confluyen en un álbum grandilocuente.
Corcovado. Treinta y dos obras maestras de concisión, luminosidad y claridad interpretativa.