Obsesionada con la realeza, feminista hasta el tuétano y capaz de ver colores en algunas notas, por la sinestesia que padece, Ella Marija Lani Yelich-O'Connor, mejor conocida como Lorde, encendió los ánimos de la novena edición del Corona Capital, en el escenario Doritos Búnker, en donde alabó la autenticidad de Frida Kahlo.
Ayer por la mañana la joven visitó Casa Azul, en donde se encontró frente a frente con la esencia de la pintora mexicana, que le quitó el aliento: “Ella es genial, ver hoy toda esa belleza preservada, que me inspiró, porque era tan ella misma, tan extraña, de miedo, bella… una mujer con este orgullo por sus tradiciones, con sus vestidos y ese corsé que la sostenía y se mantuvo fiel a si misma”.
Esa visita, siguió contado sentada al filo del escenario y con mirada cristalina, le permitió reflexionar: “Cuando naces extraño, cuando tu cerebro lo es también, es difícil sentirse confiado, eso a mí me causó problemas y a veces pienso que debería cambiar para ser más normal, quizá soy muy loca, pero por gente como ustedes México, me ayudan a sentirme como debería.
“Eso es jodidamente importante para mí, estoy apunto de llorar, pero debe ser la altura. Estoy muy agradecida porque sean tan apasionados, por creer en mí, en la música son una belleza de gente, lo puedo sentir, es un honor para mí estar sentada aquí frente a ustedes”, expresó antes de ofrecer “Liability”.
A pesar de que para algunos “el escenario le quedó grande”, porque prácticamente todo el público decidió concentrarse en el Corona Light, para bailar con The Chemical Brothers, la joven se mostró emocionada y en “Team”, una de sus últimas entonaciones, bajó del escenario, se tomó selfies y recibió una bandera mexicana con la que se arropó.
Pero su fiesta arrancó mucho antes, con “Sober” y “Tennis Court”, tras la que saludó combinando el español y el inglés: “Muy buenas noches Corona Capital, ¿cómo están está noche? Es un placer estar aquí con ustedes, en mi último shows del tour”. Su pasión en el escenario fue contagiosa, se mostró sonriente siempre.
Para su encuentro con los capitalinos, la neozelandesa lució un enterizo de cuello redondo, estampado naïve de lunas negras y tenis blancos, que aderezó con un vestido en transparencia de manga tipo globo y ruedo en línea “A”, ambos asimétricos. Quizá por su conflicto con Kanye West su escenario fue pulcro, solo con un backdrop que transmitía sombras e imágenes, y con seis bailarines.
“Soy muy afortunada, porque han pasado algunos años desde que estuve en México, pero me encanta que quieran estar conmigo un sábado por la noche, es genial porque en la escuela no tuve amigos y aquí tengo miles”, recordó la joven, que firmó su primer contrato con Universal Music Group, gracias a Scott Maclachlan, a los 12 años y se ha consolidado como favorita.
Durante su actuación a la que calificó de “ruidosa” y por la “buena vibra”, podría cantar todas las noches en CdMx, ofreció también las canciones “
Magnets”, “Hard Feelings”, “The Louvre”, “Writer in the Dark”, “Supercut”, “Royals” y cerró con “Green Light” que quiso cantar por “la locura” de su letra y que dejó satisfechos a todos.
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