"Morrissey, Morrissey", gritaron los asistentes al Auditorio Nacional y el británico respondió: "México, México, México"; así transcurrió la velada de anoche, con un público emocionado y un cantante dispuesto a consentir a sus fanáticos, no sólo con su voz sino también con un par de obsequios.
"Tenemos un nuevo sencillo, aquí está el nuevo sencillo; sé que no lo van a comprar, así que se los regalo", mencionó para entregar en manos de un afortunado un CD con el tema; la veintena de asistentes parados al borde del escenario se abalanzaron para tomar la caja, mientras el resto del recinto lanzaba un grito.
El intérprete de 59 años entró vistiendo un traje azul y agradeció en español en diversos momentos: "Gracias, gracias, yo estoy muy feliz"; en todo momento lució con energía, jugó con el micrófono, bailó y se acercó a tomar las manos de sus seguidores.
Ante 8 mil 765 personas, Steven Patrick Morrissey recordó el inicio de su carrera en la década se los 80 como vocalista de The Smiths, banda de la que formó parte hasta su disolución en 1987; así, con sentimiento entonó sencillos como “William, it was really nothing”.
Bien se sabe que desde los once años es vegetariano y con el tiempo se volvió protector de los animales, algo que promueve en cada uno de sus espectáculos; en esta ocasión transmitió un video de toreros en "The bullfighter dies", buscando protestar y llamar a una reflexión sobre la violencia al usarlos en laboratorios, en la industria alimenticia o el mundo del entretenimiento.
La noche avanzó con éxitos como “Alma matters”, "Break Up the Family", "Spent the Day in bBed" y "Life is a Pigsty", que jóvenes y adultos corearon en todo momento; más adelante llegó "Back on the Chain Gang”, cover de The Pretenders.
El show se vistió de nostalgia con el uso de audiovisuales que se transmitieron en la pantalla gigante colocada detrás de él, pues fotografías y videos en blanco y negro recordaron el siglo pasado; mientras que el color llegó con un juego de luces que formaron siluetas de escudos, los cuales enmarcaron el escenario.
Para "Jacky's only happy when she's up on the stage" el compositor se quitó el saco y, a pocos minutos de terminar la canción, se quitó también la playera negra que tenía y la lanzó hacia el público; mientras salió del escenario para vestirse de nuevo, los asistentes llenaron el lugar de aplausos.
Luego de una reverencia en medio del escenario, que anunciaba el final, sus músicos dijeron: "México gracias, te adoramos, este es un mensaje de nuestro jefe, él está de verdad feliz. Todos somos México y todos somos Morrissey"; declaración ante la cual se escuchó una fuente ovación.
El cantante regresó con "Everyday is like sunday", tema durante el cual un fan se subió al escenario para abrazarlo; sorprendido, pero sin enojarse, lo abrazó y después siguió entonando la letra seguro y a toda voz, mientras el hombre bajó y regresó a su lugar por su cuenta.
"Los amo, los amo, los amo. México", agradeció, luego de cantar cerca de una hora con 20 minutos; pero la despedida se sintió un poco abrupta, dejando confundidos a los espectadores, quienes lanzaron silbidos al ver las luces encendidas y al staff recogiendo los instrumentos.
El británico repetirá su show este viernes en el Auditorio Nacional, para después continuar su gira por América.
ES