En una de esas encrucijadas de la música, Râhoola se topó con partituras que encajaban en un proyecto distinto a las composiciones que había hecho antes. Así que imploró a deidades mitológicas, a los góticos Devil Doll y al director de cine Herk Harvey para sacar su ópera prima de 35:53, una sola pieza de rock progresivo con música ambiental, orquestaciones maquinales, cantos y gritos. Así creó A Flying Fish y Carnival of souls es el disco en que Râhoola hace todo: ejecuta, crea y recrea todo cuanto le dicte su intuición sonora y lírica. El músico estará el 6 de julio en el Mad Market, mercado de bandas independientes, en Metapatio (Melchor Ocampo 222, centro). Aquí platica de este disco conceptual.
¿Cómo nace el proyecto?
Desde hace unos 15 años lo empecé a componer, a raíz de un proyecto que a mí me impactó mucho que se llama Devil Doll, un genio loco italiano que hizo estas obras de 40 minutos de mezcla de rock progresivo, con gótico, con música de películas, que tristemente fue poco conocido. En su disco The girl who was... death hay un solo de violín que me voló la cabeza y la sección anterior decía algo así como “A light? A star/A boat? an insect/ A plane? A flying fish”, y de ahí viene el nombre. En 2010 comencé estas canciones. Empecé a cantar y experimentar en este estilo teatral y ahí se quedó encajonada esa idea. Entré a la Facultad de Música, a estudiar composición y empecé a hacer música instrumental. En el 2014 me salí de la facultad, ahí ya estaba en proyectos, con Inferzenal, con los que estuve siete años. También fui seleccionado en una beca del Fonca, Jóvenes Creadores, y el proyecto que propuse era hacer música teatral que tuviera elementos de música contemporánea, popular, con tal de poder acercar esas sonoridades a la gente. Ahí me clavé con la idea de hacer una historia y empecé a escribir una ópera y entregué el proyecto en forma. En esta ópera buscaba personajes mitológicos y al estar desarrollando eso, en 2015 gané otra beca y todo ya era muy grande que me abrumó. Ya sentía algo diferente. Comencé con la idea de comprar cartas del Tarot, demonología, hice interpretaciones que me estaban gustando. Y esto que es un paréntesis de otra cosa más grande es Carnival of souls.
¿Por qué Carnival of souls?
Tiene referencias a la película desde luego, pero dentro de la biografía de Devil Doll, entre sus discos estaba otra composición que supuestamente presentó y que no se grabó, que se llamaba Carnival of souls, y yo me pregunté cómo habrá sido. Yo mismo dije: haré lo que me gustaría haber escuchado, y hace una semana y media, una revista francesa, Progcensor, acaba de sacar ahí una nota del disco y menciona que es un tributo a Devil Doll.
¿A nivel conceptual qué abordas?
Una búsqueda con las ideas de la alquimia, del hermetismo, de la intuición, del cruce entre estos mundos, ya sea vida-muerte, espacio onírico de los sueños y espacio consciente. Están presentes Hermes, Mercurio y Thoth, tres dioses que se unen. Hay mucha simbología, juego con ello, dejo que la intuición me lleve por lo que yo creo de eso. De hecho Mr. Doctor, de Devil Doll, decía algo así como dejarse guiar no tanto por la razón, sino más por la inducción, obras de inducción, así le llamaba a sus discos.
¿Musicalmente qué se aprecia en tu disco?
Además de rock progresivo, música ambiental, orquestal, de piano, diseño sonoro original, hay una sección de máquinas, que son grabaciones de una fábrica que tenía mi papá, incluyo un extracto de esta pieza que presenté en Conarte y del lado académico se llama “Autómatas”; hay algo de música medieval, de momentos, tiene cosas épicas, gritos, cantos. Toco piano, guitarra, bajo, la batería y la orquestación son programadas. Y pronto Screaming For Vengeance va a hacer una edición de este CD. Tengo también como sencillo un cover de “Bohemian rhapsody”, de Queen, pero convertido a modo menor, el cual pueden checar en mis redes.
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