Este fin semana, el festival Medusa se llevó a cabo por primera vez en la Ciudad de México; la fiesta electrónica nacida en España llegó a su máximo nivel cuando Martin Garrix subió al escenario principal para tocar sus éxitos y cerrar con un show de pirotecnia que calentó a sus fanáticos.
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El neerlandés, que este año se posicionó en el segundo lugar del Top 100 de Djmag, revista que califica a los mejores Dj y productores a nivel internacional, deleitó con su EDM, house y future bass; los niños, padres, adolescentes y parejas de jóvenes que se dieron cita en Campo Marte bailaron y cantaron desde la primera canción, algunos lo esperaban desde medio día, otro llegaron ya entrada la noche para verlo sólo a él.
El humo, fuego, serpentina y juego de luces que decoraba el escenario Invaders, construido con base en sus especificaciones, llamó la atención de todos los presentes; también los hicieron los múltiples videos que se trasmitieron en las pantallas alrededor y detrás de su consola, con su mano al aire, subiéndose a la mesa, saltando y pidiendo “más ruido” fue como el joven de 23 años volvió a conquistar la capital.
Pero el cierre del festival no sólo lo tuvo a él, también se presentó Roger Sanchez, el estadounidense que domina en la escena del house y que esta noche preparó un show único para sus fans mexicanos; mientras que los holandeses de Sub Zero Project, estando a penas en sus veinte años y ya entrada la media noche, lograron poner a saltar al público con su hardstyle.
“Manos arriba”, “Salten”, “Quiero oír ruido” y, por supuesto, los “Viva México”, “México te amo”, fueron las frases que los Dj y productores utilizaron para encender al público, que emocionado contestaba obedeciendo y con largas ovaciones, llenas de gritos, aplausos y silbidos.
En el Resonance, donde el tech y tech house vibró todo el domingo, el italiano Stefano Norfertini y el británico Nic Fanciulli fueron parte de los productores que conquistaron a los miles de asistentes; aunque Matador fue el encargado de cerrar la noche a las dos de la mañana, entre videos psicodélicos y tentáculos alienígenas que decoraban el escenario.
La primer edición del Medusa en la capital transcurrió en un ambiente familiar, donde la presencia de adolescentes se hizo notar; no hubo mayores percances, aunque un par de riñas entre jóvenes fueron controladas por la seguridad. Pero las zonas de juegos y alimentos mantuvieron complacidos a los fanáticos de la música electrónica, que aprovecharon la jornada para vestir brillos, mamelucos de figuras, mascaras y pintura en la cara.
En el recinto se ubicó una zona para registrarse, de una vez, a la edición 2020 del festival; muchos se acercaron curiosos y, aunque no se apuntaran, sí aprovecharon para comprar gorras o playeras con el logo y line-up de esta edición.
amt