Por segunda ocasión, Aida Cuevas tendrá un rol protagónico en la fiesta del Grammy que, en su edición número 61, se celebra esta noche en LA, California; y aunque por más de cuatro décadas ha interpretado la música mexicana, asegura que los nervios son parte de la experiencia que está viviendo.
Con el disco Tributo a Juan Gabriel Vol II compite en la categoría a Mejor Álbum de Música Regional Mexicana, género que la enamoró cuando “apenas tenía 3 o 4 años y escuchaba a Antonio Aguilar en la casa de mi abuelo materno”, dice la cantante.
A través de la línea telefónica se escucha emocionada, feliz, pero sobre todo “orgullosa”, pues pese a todos los obstáculos que ha enfrentado al adoptar un género musical que en nuestro país “lamentablemente no se apoya”, por segundo año consecutivo será partícipe en el Grammy, una fiesta que dice “es como el Oscar para los que nos dedicamos a la música”.
¿Qué representan los premios para ti?
Este, el Grammy, es muy importante porque es un premio mundial, yo lo considero como lo que es el Oscar para la gente de cine, es el top, lo más grande que podemos llegar a tener. Los discos que estamos haciendo mi hijo y yo, los hacemos con todo el cariño del mundo, echándole todas las ganas, escogiendo los mejores músicos, la mejor portada, siempre con el interés de que le guste al público que lo va a consumir, pero si a eso le añades que una Academia tan importante, como es la del Grammy, se fije en uno, es un aliciente porque eso habla de que vas por buen camino, de que lo estás haciendo las cosas bien.
Es tu segunda experiencia en el Grammy, luego de que el año pasado lo obtuviste, ¿cuál es la sensación?
Es un mezcla de emociones, te da nervio, estás contento; sobre todo porque además de estar nominada, este año me invitaron a cantar. Voy a cantar a trío con Natalia Lafourcade, que está nominada en otra categoría, y con Ángela Aguilar, que está nominada en la misma categoría que yo; somos las únicas tres mexicanas que estamos nominadas y vamos a cantar juntas.
La nominación que tienes es el reconocimiento al trabajo que has hecho en la música mexicana por un género que está relegado…
En efecto, esa es la palabra: relegado, poco difundido, poco apoyado. Para empezar es poco apoyado por las disqueras, porque no les interesa más que grabar a baladistas que canten ranchero por la novedad y por vender discos, pero no a alguien que ya tiene una trayectoria.
¿Cómo nace tu gusto por la música mexicana?
Mis padres, que en paz descansen, no eran muy adictos a la música ranchera, mi papá oía ópera, me puso Aida porque quería que cantara ópera, y mi madre escuchaba tangos, por eso hice el disco de Mariachi con tangos, con el cual me gané el primer Grammy; pero mi abuelo materno escuchaba a don Antonio Aguilar y cuando nos íbamos a quedar los fines de semana a su casa, escuchaba que mi abuelo siempre ponía a Antonio y de ahí nació mi gusto por la música mexicana, tenía tres o cuatro años.
México tuvo una época dorada de compositores y de canciones de música ranchera, José Alfredo Jiménez, Tomás Méndez... ¿actualmente hay compositores y nuevas canciones del género?
En México hay mucho talento, a mí me mandan cantidad de canciones nuevos compositores, temas muy hermosos, pero no puedo grabarlos porque yo pago mis propias producciones y no tengo el dinero para apoyar una canción nueva, porque para eso necesitas dinero para pagar la payola y poder lanzarlo. Pero de que hay talento lo hay.
¿Cuando no trabajas qué haces?
Soy muy hogareña, como paso poco tiempo en la casa, cuando no trabajo me gusta estar decorando, haciendo, bajando y quitando cuadros, me gusta tener a mis hijos en casa. Dos ya son casados y tengo dos nietos, entonces me gusta invitarlos a comer y pasar mucho, mucho tiempo con mis hijos, es la mayor bendición que puedo tener. También me encanta ir al cine, veo drama, comedia, suspenso, lo que me pongas, menos de terror.
¿Se vive bien de la música mexicana?
Soy una mujer que trabaja desde muy chica y he contado con la dicha de que mi trabajo le ha gustado al público. No puedo decir que trabajo cinco días a la semana, pero con el trabajo que he hecho, más los ahorros, más mis discos, puedo decir que vivo bien. La música mexicana me ha dado lo suficiente para haberle pagado la carreras a mis hijos, para haberles dado de comer, para vivir en un techo digno y para hacerme los trajes de charro, que son muy bonitos. El traje de charro aparte de que lo gozo poniéndomelo, invierto mucho en ellos para que el público y el mundo vea lo que somos, porque el traje de charro representa México, entonces me gusta que vean a una charra bien vestida.