Peso Pluma, hacer universal lo regional

El exitoso cantante de corridos tumbados, cuyo nombre de pila es Hassan Kabande Laija, se presentó en la Feria del Caballo antes de emprender su gira por Estados Unidos; MILENIO presenció su show.

Hassan Kabande Laija, Peso Pluma, en el palenque de la Feria del Caballo | Foto: Ariel Ojeda
Ciudad de México /

El palenque, a reventar, y no desde este lunes, fecha del concierto, sino desde que se anunció que él venía: hace semanas los boletos se acabaron, hace horas la reventa se agotó, a alguien su amigo le quedó mal y vende un acceso general en ocho mil pesos, y qué caro. Y los más cansados son los de seguridad, entre la tensión de la constante atención.

En la Feria del Caballo los que hoy permanecen después de las 10 de la noche quieren lo mismo: verlo. Con o sin boleto.

La 'manzana' de la euforia: Peso Pluma, cantante de 23 años originario de Guadalajara que no tomó su mote del box, sino de los vapeadores. Y que llegó a Texcoco, al evento más tradicional de la zona centro del país, arrastrando miles de millones de reproducciones en plataformas digitales, millones de seguidores en redes sociales, seis canciones en la lista principal de Billboard, una próxima gira por Estados Unidos, críticas por las referencias al narco en sus letras, videos virales de niños cantando sus rolas e imitando sus pasos, entre muchas otras cosas.

Un fenómeno musical que, inspirado en Ariel Camacho, y acompañado de Junior H, Luis R. Conriquez, Fuerza Regida, Codiciado y Natanael Cano, ha hecho del regional algo universal. ¡Y bélico el asunto!

El pasamontañas de esquiador, característico de Hassan | Foto: Ariel Ojeda
La silueta de un ídolo | Foto: Ariel Ojeda

A la una de la tarde, de las bocinas que cuelgan del edificio sede del Patronato de la Feria salen los éxitos de Peso Pluma en 'loop': AMG, PRC, El belicón y JGL.

Entre la veintena de guardias que a esta hora, aún de calma, cuidan el acceso principal, a dos se les nota el gusto por el soundtrack, con los labios siguen la letra: “Muy bueno para las cuentas, todo apunto en la libreta, ahí traigo la lista negra pa'l que se pase de…”. Podrían competir en cualquier batalla de lip sync.

Después, todavía a un tiempo distante del concierto, en la zona de juegos mecánicos un niño camina junto a sus papás. El pequeño, de unos ocho años, trae puesto un mini pasamontañas de esquiador, aditamento que Hassan Kabande Laija, nombre de pila cantante, ha vuelto característico de su efigie.

A las ocho veintitantos, ya sin sol y frente a la Plaza de Toros, una banda sin renombre, pero uniformada con trajes satinados, anima a un grupo de seis amigos con un cover de El azul, tema que el jalisciense canta con Junior H. Y aunque la letra no lo dice, uno de los fiesteros grita varias veces: “Fierro, pariente”.

Este lunes, 'todo en todas partes al mismo tiempo' fue la antesala para lo que comenzó un día después, a la una de la mañana del martes 4 de abril: el concierto.

Un cantante que no deja de ascender | Foto: Ariel Ojeda
Hassan en pleno show | Foto: Ariel Ojeda

Víctor Cibrian pide que apaguen todas las luces del palenque para que la gente, con sus celulares, ilumine. La producción hace caso y los fans también.

Ya con los destellos de los dispositivos electrónicos como fondo, su banda hace sonar las primeras notas de una canción que aquí todos conocen: En el radio un cochinero.

Este tema fue responsable de que el originario de Puerto Vallarta se volviera famoso: en los primeros meses de 2022, dicha composición irrumpió con fuerza en TikTok, al grado que pronto se volvió un 'trend' viral. Y a la fecha, en la plataforma la búsqueda de videos que han utilizado la canción como ‘sonido original’ arroja 234 mil resultados, mientras que el hashtag #enelradiouncochinero ha sido visualizado más de 884 millones de veces.

“En el pecho mi cuerno, me encomendé a San Judas, me empotré un chaleco”, canta el artista de 24 años ante un público variopinto: en la primera fila hay una niña que disfruta del show en compañía de sus papás; más atrás, una joven de veintitantos años, que destaca por lo ceñido de su vestido rojo, le grita al cantante que lo ama; y a unas filas de distancia, un grupo de cuarentones, todos con sombrero, alzan sus vasos llenos del Buchanans que una mesera les vació en un envase de plástico (“No damos las botellas para evitar problemas”, explica una de las trabajadoras).

Cibrian abrió el palenque al filo de la medianoche y, durante más de 40 minutos, encandiló a los asistentes con temas propios y covers.

Al despedirse, recibe una gran ovación, lo que lo conmueve, pues es su primera vez en Texcoco. Y antes de abandonar el ruedo, uno de sus músicos ‘juega’ con la gente: con su tuba, hice sonar un fragmento de PRC, lo que provoca una 'rafaguera' de gritos. Hassan está cerca.

El cantante de 'En el radio un cochinero' | Foto: Ariel Ojeda

Un panorama luminoso para los corridos tumbados | Foto: Ariel Ojeda

Tumbados, bélicos o narcocorridos.

Hacen apología del narco, eso no se puede rebatir, pero también son un reflejo social; crónicas con música de fondo que han sido objeto de estudio de escritores como Juan Diego Razo Oliva, Juan Carlos Ramírez-Pimienta y Armando Hugo Ortiz Guerrero.

Cuido la plaza del señor Guzmán”, canta Hassan en Siempre pendientes JGL, y no se necesitan más detalles para entender a quién se refiere con dicho apellido. En vivo, nadie tiene reparo en corear: “Señor Guzmán”.

Corridos tumbados, ramificación de los corridos del narco que desde hace más de 90 años permean el imaginario colectivo del país.

Todo comenzó con El Pablote, tema de José Rosales que data de 1931; a medio siglo, Frank Cantú pasó a la historia por composiciones como Tragedia de los cargadores y El prófugo; en los setenta, Contrabando y traición encumbró a los entonces desconocidos Los Tigres del Norte; más adelante, en el ocaso de los 80 y el albor de los 90, Chalino Sánchez ondeó su bandera; en años más recientes, Valentín Elizalde, Lupillo Rivera, Gerardo Ortíz, Jenni Rivera, Alex Quintero y El Komander fueron  emisarios, algunos con finales trágicos. 

Actualmente, jóvenes menores de veinticinco años abanderan lo tumbado, que se distingue por coquetear con el trap y el reguetón, sinergia que explícitamente puede escucharse en Soy el diablo, de Natanael y Bad Bunny, y Como el viento, de Conriquez y Nicky Jam.

Los fans, responsables del crecimiento de Peso Pluma | Foto: Ariel Ojeda
Todos los músicos de su banda son jóvenes | Foto: Ariel Ojeda

Una escena de Scarface hace que todos volteen a ver la estructura con varias pantallas que cuelga sobre el escenario: el momento en que Tony Montana confronta a Frank y le ordena a Manny que lo maté.

Tras esto, un sonido de uno de los músicos de Peso Pluma provoca chiflidos. Ellos, de la edad de su vocalista, salen primero y se distribuyen por el escenario, acordonado por una decena de guardias de seguridad enfundados en trajes de color negro y semblante serio.

El reloj dice que han trascurrido varios minutos después de la una de la madrugada y la energía de este coliseo apenas despierta. Cae un ramo de rosas al ruedo, el primero de varios, y nadie lo levanta.

Los músicos ya están instalados, también los invitados especiales  – entre los que destaca el reguetonero colombiano Ryan Castro , y Hassan todavía se va a tomar otros 300 segundos para provocar un estruendo.

En lo primeros lugares de las plataformas musicales | Foto: Ariel Ojeda
El cantante saluda a Ryan Castro | Foto: Ariel Ojeda
"Ropa deportiva o de diseñador, en modo campaña como un marinón, y si toca fiesta, hacemos un fiestón...", canta Peso Pluma, luciendo Adidas en su camisa y bermudas, y Balenciaga en sus tenis, a mitad del show.

La presunción es el alimento de algunas de sus canciones. También el desamor

Por eso una mujer, que roba miradas con un jumpsuit amarillo que por todos lados dice Boom Lucky, dice que vino al show para cantar Por las noches, himno de corazones rotos que recientemente tuvo una versión con Nicki Nicole.  También comenta que no le molesta que le digan buchona y que su meta es darle un beso a Hassan... No lo logró.

Peso Pluma, ante la gente, da tremendo show: se acuesta en el piso, baila con sus músicos, destapa varias botellas de champagne y baña a quienes se le ponen enfrente, se sube a una silla, se toma un trago con Ryan, abraza a un niño, se limpia el sudor, posa para los videos de sus fans y agradece a la Feria del Caballo por la oportunidad.

Y alguien de la fila de atrás le comenta a su pareja: "Por eso este cab... anda con todo, porque es humilde".

Muchos niños acudieron al show | Foto: Ariel Ojeda
Su primera vez en Texcoco | Foto: Ariel Ojeda

A mitad del concierto, Peso Pluma se acuesta en el piso del escenario, cierra los ojos y esboza una sonrisa.

Tal vez en momentos así, abstraído en medio del bullicio, al jalisciense lo asaltan los recuerdos. Por ejemplo, de la época previa al lanzamiento de su primer disco de estudio, Ah y qué? (El cartel de los Ángeles, 2020), donde junto a Roberto Laija, su primo y gran aliado al componer, soñaba con conquistar grandes escenarios… Y lo está cumpliendo.

O tal vez se remonta más atrás, cuando de adolescente quería jugar fútbol de manera profesional, al grado que estuvo en las fuerzas básicas de las Chivas… Y ya es vitoreado en estadios, pero gracias a un micrófono y no a un balón.

Hassan abre los ojos y, aún desde el piso, ve el resultado de su talento y trabajo: el Palenque de Texcoco a reventar con más de 5 mil fans que, por verlo, desembolsaron desde 300 pesos por un acceso general, hasta mil 300 por un acceso VIP (y mucho más en reventa).

Entonces, el cantante se levanta, acomoda su gorra de los Chicago White Sox, abraza a uno de sus músicos y, sin dejar de sonreír, comienza a cantar otra canción. 


En el piso del escenario | Foto: Ariel Ojeda


hc

  • Yair Hernández
  • juan.hernandez@milenio.com
  • Es periodista especializado en temas de cultura y entretenimiento. Actualmente trabaja como reportero para Milenio.

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