La emblemática casa de Emilio El Indio Fernández ubicada en Coyoacán es la sede de la ofrenda a los compositores del catálogo de oro, que organizó José Alfredo Jiménez Gálvez, junto con la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM).
Una sala estrecha con calaveras decoradas, flores de cempasúchil, papel picado y un piano; es el espacio que alberga el recuerdo de 80 compositores mexicanos como Agustín Lara, Roberto Cantoral, Juan Gabriel, José Alfredo Jiménez, Alberto Cervantes, Salvador Flores, Manuel Esperón, Tomas Méndez, Consuelo Velázquez, Gonzalo Curiel, entre otros.
“Nos hicieron esta invitación, afortunadamente y nos dieron esta sala, en esta casa preciosa llena de recuerdos, pues mi papá fue muy cercano a Don Emilio, y en esta casa estuvieron muchos de los compositores; había una convivencia muy bonita entre muchos de ellos”, comentó José Alfredo Jiménez Jr..
Entre los visitantes de la ofrenda destacó la presencia de Eurídice Cervantes, hija del compositor de Alberto Cervantes; Marú Flores, hija de Salvador Flores; Beatriz de Esperón, viuda de Manuel de Esperón; Gabriela, Tomás y Eduardo Méndez, quienes hablaron sobre la relación que tenían estos compositores con la muerte.
“No le tenía miedo, para él siempre fue algo muy natural, él desde que tenía sesenta años decía que podía morirse tranquilo, pues su mayor sueño que era ser grabado por los mejores cantantes de México, ya lo había logrado”, dijo Eurídice Cervantes, hija del autor de la canción “100 años” que hizo popular Pedro Infante.
Así mismo, Marú Flores, quien junto a su hija puso la ofrenda, aprovechó en entrevista para recordar como su papá, Chava Flores Rivera tomada con sentido del humor la muerte.
“Mi papá siempre vio el velorio como una fiesta mexicana, recuerdo que una vez le pregunté porque no había ido al velorio de un amigo, él me contestó que porque le daba por contar chistes, de hecho cuando falleció mi papá, él siempre era muy alegre y hacía reír mucho a las personas, este tema no era una excepción”, dijo.
ES