Con más de 60 mil asistentes coreando todas sus canciones, sus Satánicas Majestades se presentaron la noche del lunes por segunda y última ocasión en el Metlife Stadium dentro de su gira mundial No Filter, dando las gracias al público “del área de Nueva York donde más hemos tocado en América en estos 55 años”, según aclaró Mick Jagger quien vino con la banda por primera vez a los Estados Unidos en junio del 64.
Luego del 'encore' en el que cambiaron de nueva cuenta su atuendo, vestidos de morado salieron a tocar Gimme Shelter para el lucimiento de la corista Sasha Allen oriunda de Harlem, y nacida el año que los Stones cumplían 20 años de trayectoria.
En el cálido ambiente del verano neoyorquino se respiraba la llegada de su máximo hit global. (I Can't Get No) Satisfaction que apareció cuando ya el recital rebasaba las dos horas de duración y que puso de nueva cuenta a todo el estadio de pie. La canción interpretada esta vez en su ritmo original tal y como fue concebida cuando la lanzaron en 1965, año en que el grupo se hallaba en un supuesto “bloqueo creativo”, fue el cerrojazo perfecto a un show inolvidable.
“Gracias por esperar a esta nueva fecha” agradeció Mick Jagger quien a principios de abril de este año fue sometido a una cirugía en el corazón lo cual movió la gira dos meses hacia adelante. La serie de conciertos limitada esta vez a los Estados Unidos, y Europa, significa un nuevo repaso a los grandes éxitos de la banda con el pretexto de una nueva recopilación: Honk, lanzada semanas atrás en tiempos que el mercado del disco se halla en la peor de sus épocas.
Aunque Mick Jagger se mira muy recuperado, ya realiza muchos de sus legendarios pasos de baile quedándose en el mismo sitio, sin desplazarse constantemente por todo el amplio escenario como era habitual en sus presentaciones. Asimismo, es extraño ver a un Keith Richards despojado de su aura de chico malo luego de que anunciara su claudicación ante cualquier clase de estupefacientes. Ya sin su tradicional cigarro en la boca o pañoletas rodeando su cabeza, también canceló el acto de doblarse en esa extraña postura que solía adoptar para rasgar muchos de los más legendarios 'riffs' en la historia del rock que surgieron mayoritariamente durante su largo romance con las sustancias prohibidas.
Desde que iniciaron con Jumpin Jack Flash, la audiencia quedó abrumada tras un 'alud' de hits: You Got Me Rocking, Harlem Shuffle, su celebrado cover al soul del dueto californiano, Bob & Earl y la cual no tocaban en vivo desde hace 30 años, pero sobre todo You Can't Always Get What You Want uno de sus himnos lanzado en 1969, cuando su credibilidad vino a la baja luego de que los Hell Angeles, que ellos contrataron como equipo de seguridad, asesinaron a un afroamericano en el concierto gratuito que dieron en Altamont, California.
Igual a como hicieron en el 2007 durante el A Bigger Band Tour, Mick Jagger, Keith Richards, Charlie Watts y Ronnie Wood, marcharon al centro del estadio donde un escenario les fue montado para experimentar con un pequeño set acústico: Let It Bleed, quizás la rola más exquisita de la noche, precedió a Dead Flowers que sacó lágrimas a los seguidores que más los veneran.
De vuelta al escenario principal, compuesto por cuatro gigantescas pantallas verticales donde aparecen indistintamente cada uno de ellos, los Rolling Stones prolongaron la promesa de repasar sus hits mejor ranqueados en el Billboard. Sympathy for the Devil, Honky Tonk Woman, Miss You, Midnight Rambler, Paint in Black, Start me Up, Brown Sugar con la cual se despidieron por primera vez a preparar su retorno con dos canciones más.
Conformándose como un fenómeno extraño en el mundo de la música debido a su longevidad y a presumir la base de la banda desde 1962, los Rolling Stones ya suman más de 300 años entre sus cuatro miembros principales. Jagger cumplió 76 en julio pasado y Richards le empatará la edad en diciembre. Watts el baterista tienes 78 y Wood el más joven de todos y que, por cierto, es quien más se divierte en el escenario, recién cumplió 72. Cuentan con 25 discos, sin contar los recopilatorios, y han celebrado más de mil conciertos a lo largo de los cinco continentes, siendo su famosa lengua uno de los íconos más reconocido, no sólo entre las bandas de rock sino en general en cualquier intento publicitario.
Acompañados de su banda soporte de hace muchos años, donde sobresalen el bajista Darryl Jones y el tecladista Chuck Leavel, “La Banda de Rock & Roll Más Grande del Mundo”, aun alista seis paradas más en la Unión Americana despidiéndose el 31 de agosto en la ciudad de Miami.
Sus conciertos siguen siendo un muestrario impresionante de todas clases de camisetas alusivas, como si nadie se pudiera asumir como verdadero fan si no cuenta con una en su guardarropa. También la gama de los asistentes abarca todas las posibilidades: desde la última camada de seguidores que los vitorean desde los años sesenta, hasta los nuevos fans de 10 años en adelante que acuden con sus padres, o abuelos, y que viven por vez primera la experiencia de presenciarlos en vivo.
Como en cada una de sus giras de la última década, se cree que, ahora sí, será la última vez que las legendarias piedras se reúnan para rodar juntas en un tour.
Empero, hasta el momento todas las predicciones que los han dado por muertos han resultado fallidas.
epc