En la actuación, tener una carrera longeva y exitosa puede verse como una excepción a la regla, pues son mayoría las celebridades con caminos irregulares: famosos que viven de sus viejas glorias o que de vez en cuando dan chispazos de su talento, pero en el intermedio participan en bodrios que no se estrenan en las salas, van directo a la televisión.
Uno de los artistas que ha llevado su carrera con constancia – protagonista por excelencia – es Colin Farrell, quien aspira a su primer Oscar.
Desde que el nacido en Irlanda ‘asaltó’ la gran pantalla como extra en Frankie Starlight (1995), no ha dejado de sorprender a la crítica, sobre todo porque de tener el rol de ‘chico malo’ de Hollywood, mutó a tener un rango actoral alabado por la crítica, pues destaca en drama, comedia y cualquier otra categoría cinematográfica.
De ser un soldado implacable en Tigerland (2000) o un publicista incapaz de moverse de una cabina telefónica en Phone Booth (2003), Farrell podría alcanzar este año su primer Oscar a Mejor actor – en su primera nominación a dicho premio – por Los espíritus de la isla.
En ese trabajo tragicómico de Martin McDonagh sobre el final de una amistad, el personaje de Colin Farrell (Pádraic) está siendo atormentado por Brendan Gleeson (Colm) en su pequeña isla irlandesa en 1923.
“Tiene una inocencia que le impide comprender por qué su amigo de tantos años lo ha eliminado”, dijo Farrell sobre su personaje el año pasado en el Festival de Cine de Venecia, donde ganó el premio a Mejor actor.
“Lo estremece hasta la médula ... Vive una vida hermosa y esa belleza le es arrebatada”.
La película fue una reunión para el trío - actores y cineasta - que desarrolló un vínculo profundo en In Bruges hace 14 años.
“Desde el principio, hubo un profundo sentido de afinidad y comprensión mutua”, dijo Farrell.
“De una manera extraña, me entiendo más a mí mismo a través de Martin y su mente y su corazón y su trabajo. Y me entiendo más a mí mismo a través de mis interacciones con Brendan”.
hc