Es oficial. La noche del 2 de marzo de 2025 quedará grabada en la historia del cine brasileño.
Por primera vez, Brasil se llevó el codiciado premio a Mejor Película Internacional en los Premios Oscar gracias a Aún Estoy Aquí (Ainda Estou Aqui), la conmovedora obra del director Walter Salles.
El anuncio desató una ola de celebración en todo el país, con gritos de alegría en las calles y mensajes de orgullo en redes sociales. "É campeão!", exclamaban emocionados cineastas y fanáticos, marcando un hito que tardó décadas en llegar.
Una historia que tocó corazones
Aún Estoy Aquí es un relato poderoso sobre la memoria, la resistencia y el amor inquebrantable. La película nos transporta a los oscuros años de la dictadura militar en Brasil (1964-1985), siguiendo la historia de Ana, interpretada magistralmente por Fernanda Torres.
Ana es una madre que nunca dejó de buscar a su esposo, un periodista desaparecido por el régimen. Su lucha por la verdad y la justicia nos recuerda que algunas heridas pueden cicatrizar, pero nunca deben ser olvidadas.
La película es una mezcla de emoción pura y realismo conmovedor, con escenas que arrancan lágrimas hasta del más duro.
La dirección de Salles logra capturar la esencia de la resistencia brasileña, convirtiendo la historia de Ana en un símbolo de esperanza.
Un Oscar para Brasil, por fin
Brasil ha sido nominado varias veces en esta categoría, con películas como Central do Brasil (1998) y Cidade de Deus (2002), pero siempre se quedaba en la orilla. Esta vez, la estatuilla dorada cruzó el océano y llegó directo a la tierra de la samba y el fútbol.
La victoria fue celebrada en grande en Río de Janeiro y São Paulo, con eventos especiales en cines y transmisiones en vivo en las plazas.
Hasta el presidente Lula se sumó a la fiesta, felicitando al equipo de la película en un emotivo mensaje: "Brasil tem história, tem cinema e agora tem Oscar!" (Brasil tiene historia, tiene cine y ahora tiene Oscar).
El cine brasileño en la cima
Este premio no solo es un reconocimiento a Aún Estoy Aquí, sino a todo el talento y esfuerzo de los cineastas brasileños. Con una narrativa potente, una dirección impecable y actuaciones inolvidables, la película deja claro que Brasil tiene mucho que contar al mundo.
Ahora, con la estatuilla en mano y el corazón lleno de orgullo, el cine nacional mira al futuro con más fuerza que nunca. Como dirían en Brasil: "Agora é só sucesso!"