En 1892, el compositor checo Antonin Dvořák llegó a Estados Unidos con un jugoso trato en la bolsa y la promesa que le hizo Jeannette Thurber —pionera en el mecenazgo de la música clásica estadunidense— de instruir sólo a los pupilos más talentosos. Consigo también cargaba una altivez que le permitió declarar a la prensa bostoniana lo siguiente:
“Aquí todas las mujeres tocan. Está muy bien, pero me temo que las mujeres no serán de mucha ayuda. No tienen poder creativo”.
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Por arcaico que suene, ese pensamiento del siglo XIX parece perdurar hasta nuestros días entre los miembros de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos. ¿O de qué otra manera se explica que, en los últimos 20 años, sólo tres mujeres han sido nominadas al Oscar en la categoría de Mejor banda sonora original?
Tras el anuncio de las nominaciones el pasado 13 de enero, la compositora y violonchelista islandesa Hildur Guðnadóttir se convirtió en la tercera integrante de esa brevísima lista, conformada también por sus colegas británicas Rachel Portman (nominada en el 2000 por Chocolat) y Mica Levi (por Jackie, en 2016). De hecho, Portman fue la primera ganadora de un Oscar en esta categoría gracias a su música para Emma, en 1996. No obstante, durante los últimos cinco años del siglo XX la Academia entregó un premio a la Mejor banda sonora en un musical o comedia y otro al Mejor score en un drama, de modo que Portman compartió el reconocimiento musical de aquel año con Gabriel Yared, autor del soundtrack de El paciente inglés.
La historia se repitió un año después, cuando Anne Dudley recibió el premio por The Full Monty mientras el fallecido James Horner era vitoreado por la música de Titanic.
Hildur Guðnadóttir, de 37 años, le debe la nominación a su trabajo en Joker (Todd Phillips, 2019), cuyo guión, ha dicho, la caló profundamente. Con esa música oscura, tan desoladora que es casi fantasmal, Guðnadóttir ya hizo historia: el 5 de enero de 2020 se convirtió en la primera ganadora, en solitario, de un Globo de Oro a la Mejor banda sonora.
En la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood, responsable de la entrega de estos premios, el panorama para las compositoras tampoco ha sido favorecedor. Antes que Guðnadóttir, sólo una mujer —Lisa Gerrard— había alzado el galardón. Lo hizo por la música de Gladiador, junto al multipremiado (y sumamente imitado) Hans Zimmer, en 2001. Por si a este recuento le faltara controversia, hay que recordar que Zimmer fue nominado al Oscar gracias a ese soundtrack, pero el nombre de Lisa Gerrard no figuró en la lista.
Éste, sin embargo, no es un problema que atañe sólo a las premiaciones.
Un estudio de la Annenberg Inclusion Initiative, de la Universidad del Sur de California, publicado en septiembre del año pasado, mostró que durante 2018 sólo tres compositoras participaron en alguna de las cien películas de ficción más taquilleras de ese año. Ninguna de ellas fue contratada para trabajar en una cinta dirigida por una mujer.
El mismo estudio reveló que, de 2007 a 2018, sólo 1.4 por ciento de los compositores activos en la industria fueron mujeres. 19 mujeres contra mil 327 hombres; es decir, 68.8 hombres por cada mujer haciendo música para cine
La representación femenina en los medios audiovisuales es todavía insuficiente. Aunque poco a poco algunas mujeres —muy pocas— han ganado mínimo terreno (el años pasado la compositora turca Pinar Toprak hizo la música de Capitana Marvel y se convirtió en la primera mujer en firmar una banda sonora para ese estudio), el ámbito musical tiene los números más desafortunados.
Lo más desalentador es que los grandes estudios y las casas productoras están haciendo poco para mejorar la situación.
ÁSS