Jorge Muñiz, para quien alcanzar el éxito no fue cosa fácil, aún cuando pudo respaldarse en el prestigio de su papá (Marco Antonio Muñiz); asegura que después de muchos años ha encontrado un nicho que lo ha dado grandes satisfacciones.
Las mujeres, pues, se han convertido en su principal referente, ya que son ellas las que llenan sus conciertos, pero también las que mueven su vida. En su momento, su mamá lo motivó a conectar con las mujeres ante la soledad que ellas padecían al quedarse solas en la vejez; mientras que su esposa, lo ha motivado día a día y ha caminado a su lado logrando con ello la estabilidad y equilibrio entre su vida personal y su profesión.
Aunque el carácter y la disciplina que distinguen a Coque han sido básicos para el éxito que ha logrado en todo tipo de mancuernas; la que protagoniza con Carlos Cuevas nuevamente volverá a realizarse en el escenario del Teatro Metropólitan, el próximo jueves 9.
Te va superbien, estás muy activo en solitario con tu más reciente disco "Azulejos", pero también cuando haces mancuerna con Carlos Cuevas en los escenarios…
Sí, hay que darle gracias a Dios. Decía Luis de Llano que cuesta mucho trabajo tener algo, y no es la etapa, sino todo lo que vas teniendo. He trabajado desde hace mucho tiempo con la misma ilusión de que las cosas funcionen y en los últimos cuatro años hemos encontrado un nicho muy padre que es el de cantarle a las mujeres, a las señoras, y no me han fallado. A donde voy siempre hay mucha gente, tengo la suerte de hacer muchas presentaciones en diferentes partes de la República mexicana y siempre está lleno de mujeres, a quienes les canto historias, y nos ha acercado mucho esa situación.
¿A qué lo atribuyes?
A las canciones, porque trato de encontrar canciones que digan cosas bonitas para la mujer, yo no canto nada que las ofenda o que las haga sentir mal.
Mi mamá vivió sola muchos años y creo que eso me ayudó a ver el valor que tiene una mujer cuando se va quedando solita.
Yo veía ese sufrimiento que tenía por las noches, porque ya no salen, porque no tienen una ilusión de nada y se refugian en otras cosas, y la música es un bálsamo para ellas.
El mejor show que existe es cuando todas son mujeres y yo salgo a cantarles y a contarles chistes. Se ríen, nos reímos, somos cómplices, no importa la edad. Creo que encontré el significado de lo que es cantar, a través del sufrimiento y del amor de una mujer, porque lo veo y me emociona mucho.
Es padrísimo en el teatro, y voy a decir una frase equis y oigo el suspiro de ellas, y eso es hermoso.
Tú tienes dos mujeres en casa, tu esposa y tu hija; seguramente has vivido situaciones difíciles en tu matrimonio, pero después de muchos años mantienes una relación muy estable, lo cual no es fácil en la actualidad, ¿hay secreto o fórmula para mantener esa estabilidad?
Ella (Mina) es una mujer muy inteligente que no le gusta ser protagonista donde no debe, pero al final es la protagonista del matrimonio y sabe ser estricta con su vida, con nosotros en la casa, lo que tenemos es por ella, porque ha sido el pilar de la casa y ha sido la que ha cuidado a los chavos. Yo la he respaldado, pero ella ha sido la que ha llevado a los hijos, pero lo que más admiro es que ella siempre está en su lugar, en la posición en la que no tiene uno más que respetar.
Has citado a tu mamá, a tu esposa, a tus fans, ¿hay más mujeres a las que admiras?
Sí. Admiro mucho a las mujeres, me sorprende mucho su fortaleza, algo tan simple como ver a una mujer que está cargando a un niño, que está agarrando a una maleta y está buscando cómo llega a un lugar sin la necesidad de nada, sin quejarse, y llega de trabajar, se baña y arregla al niño… y dices: “Híjole, es una labor muy difícil”.
¿Hay alguna mujer que te haya escrito una canción para que la interpretes?
No, aunque me encantaría; he cantado canciones que son de mujeres, pero nunca una que me haya escrito una mujer para mí.
Y que si admiro a otras mujeres, sí, claro, ¿cómo no? Admiro mucho a Margarita Zavala, se me hace una mujer muy inteligente, me parece una mujer muy brillante; como artista admiro a María del Sol, me gusta mucho como dice las cosas Elena Poniatowska, Alondra de la Parra me parece increíble, porque la mujer puede hacer todo y todavía tienen algo increíble; admiro a muchas mujeres, el hecho de ser mujer es lo que admiro.
Otra mancuerna que has logrado mantener es la que haces con Carlos Cuevas, han hecho historia en los escenarios, ¿a qué asumes que ha funcionado?
Es que él es igual que yo, terminamos de cantar y no nos volvemos a ver hasta en dos semanas o cuando volvemos a cantar.
A veces no es fácil, a veces los egos no lo permiten...
Así es, pero él es muy buen compañero, excelente, no molesta, es respetuoso, siempre está a tiempo. Ya nos conocemos tanto que cuando estamos en el escenario a veces solo nos volteamos a ver y ya sabemos qué es lo que queremos hacer.
¿Cómo está tu papá?
Bien, estuvo malito, se cayó, se lastimó, pero ahorita está con cuidados, pero va bien: los años son muy cabrones.
Yo veo a mi papá, que se retiró, y veo a mi hijo, que está empezando, y digo: “No sé cuál sea más difícil”. Mi papá hizo una carrera hermosa, y ahora este chavo está en sus inicios.
Y pienso, al principio todo es ilusión, pero a los cinco, seis años, que vas y vas y solo encuentras puros “no”, “no” y “no”, o “vente mañana”, como yo lo viví, porque no te imaginas cuántas veces toqué puertas. Incluso las de Luis de Llano, a quien fui a pedirle chamba. Y no me da pena decirlo, porque siempre fui luchón. Mi mamá me decía: “O te lo dan por convencimiento o por cansancio”.
Luego me decían: “Tú cantas bien, pero que venga tu papá”, pero no yo no quería eso. Y valió la pena tanto esfuerzo, porque ahora veo el cariño que me tiene la gente y lo agradezco tanto. Quizá no soy el más popular, pero me siento muy querido, puedo salir a la calle, adonde sea solo, y me saluda el del taxi, me mienta la madre por irle al América, y también me saluda la señora muy rica, me dice que oyó mi disco. Me puedo meter a echar una torta y me la regalan, pero también me meto a un restaurante muy fifís y el dueño me saluda; eso lo agradezco, era lo único que quería. Eso es padre, gracias a la vida que me ha dado eso.