Raphael arranca esta semana su gira por México y por ello ofrece entrevistas; ya es tarde y le faltan varias, pero nos recibe con una sonrisa y buen humor; está en uno de los mejores momentos de su vida y la música que ha lanzado en los últimos años lo demuestra, no quiere salir del estudio ni bajarse de los escenarios: su misión es seguir enamorando a los corazones.
“Es lo que más me gusta de la vida, bueno, la música y la familia. Me ha dejado tantos aprendizajes, que, bueno, yo moriré haciendo música; no ha sido un producto de dos años, ni de tres o cuatro, fíjate nada más a dónde vamos. Estoy emocionado por todo lo bueno que me está pasando y lo que va a pasar”, dice a M2.
En un lustro cumplirá 60 años de trayectoria, pues aunque en 1962 lanzó su primer EP, fue tres años después cuando el álbum Raphael salió a la luz y lo posicionó como una de las nuevas promesas en la música española; con voz firme, promete que preparará una gran celebración musical, pero él es más de vivir el presente, ni el pasado ni el futuro lo tienen con cuidado.
“Yo no espero nunca nada, pero sé qué va a pasar; yo soy tan real haciendo lo que hago, que el público me corresponde de la misma manera (...) No, yo no cambio ni una coma, porque todo ha tenido su porqué y todo me ha servido para algo; hasta cuando me he equivocado, que lo he hecho muchas veces, me sirve para no volver a hacerlo. Todo en mi vida está bien así como está y estoy contento con ella”, señala.
Más intensidad
Destaca que lo que siente hoy cuando sube al escenario es más intenso que lo que sentía en sus inicios y eso se lo agradece al público; por ello, obedece cuando le mandan, escucha el camino de lo que les gusta y les muestra el suyo, llegando a un acuerdo en el que, comenta, no hace falta hablar. Por eso busca darles lo mejor y se reta a sí mismo, algo que demuestra en RESinphónico.
“Fíjate, te voy a decir una cosa, esta forma de disco, esta forma de cantar yo, esta forma de vendérselo al público, me va a traer como consecuencia que todo lo que haga de ahora en adelante va a tener que ser así, más o menos (uniendo sinfónico y música electrónica). Es una vara alta para mí, es muy alta, superar esto ya no puedo; sí seguiré haciendo música, pero hay que seguir por este camino para que a mí me provoque y al público también”, indica.
Cuestionado sobre por qué sus baladas románticas siguen vivas y traspasan generaciones, considera que estaban bien hechas y lo bueno nunca cae; además, constantemente las renueva, les da fuerza para que renazcan, pero sin desvirtuarlas, les cambian “el traje, pero lo que hay dentro es lo que hay dentro”.
Finalmente, consideró que cada década ha tenido cosas regulares, desastrosas y sublimes en cuanto a música se refiere; en este 2020 espera que la industria salga airosa y no fatal.