Arcadi Palerm-Artis es de los cineastas que logran sanar el dolor personal a través del cine. Lo hizo con Oliverio en la piscina, una comedia con tintes de drama que le permitió convertir el dolor de un duelo personal en una película que ya está en cartelera. La cinta es protagonizada por Alejandro Areán y Mónica Huarte.
“Surge de una experiencia personal, la pérdida de mi padre. Oliverio es un chavito de 13 años, yo no tenía esa edad cuando sucedió, tenía 20; a partir de esa experiencia surgió la idea de la película para explorar los estados mentales del duelo”, explicó el director y coguionista.
En la trama, Oliverio perdió a su padre de manera repentina y el dolor lo paralizó, al grado de permanecer en el camastro de una piscina, de donde decidió no moverse nunca más. Los personajes transitan a su alrededor haciéndole ver el valor de la vida hasta que el amor logra rescatarlo y ponerlo en movimiento.
“Es importante ver el camino, por eso me interesaba hacer una película humanista que, a pesar de que todos los personajes tienen sus carencias emocionales y afectivas, tienen la capacidad de dialogar, de aceptar y perdonar para seguir moviéndose, y sí, el amor, al final del día, es lo que nos pone en movimiento”, agregó.
Para Mónica Huarte la cinta se convirtió en la oportunidad de conectar desde un punto distinto con su madre: “Yo también perdí a mi papá, y mi mamá y yo entramos en una especie de guerra porque no sabíamos qué hacer con el dolor, pero la vida me dio un personaje que se parecía a mi mamá y esto se convirtió en un viaje de sanación”.
“Cuando terminé de leer el guion estaba conmovida y muy divertida, porque al final es una comedia. En ese momento, le llamé por teléfono a mi mamá para contarle que por primera vez había entendido las cosas que ella había pasado, porque no solo era mi dolor, fue como todo un momento de amor y entendimiento”, agregó Huarte.