Sarah Brightman hechiza la CdMx con su voz

La soprano más exitosa del mundo terminó su gira por el país en la Arena, recinto que ovacionó su impresionante espectáculo.

La musa de Andrew Lloyd Webber deleitó a sus admiradores. Memo Aponte
Eduardo Gutiérrez Segura
Ciudad de México /

Sarah Brightman brilló ayer por la noche en la Arena Ciudad de México ante 17 mil 282 personas, según organizadores, que no quisieron perderse el regreso de la soprano a tierra azteca, en donde prometió un repaso por “los éxitos de mis álbumes pasados y canciones nuevas”, y lo cumplió con creces.

El público se deslumbró por la tesitura y alcance del instrumento vocal de la británica, quien desde el arranque embelesó con “Gothica” y “Fleurs Du Mal”, pero también por su vestuario, que en suma mostró 600 mil cristales Swarovski, casa que le permitió también diseñar la tiara con la que coronó su melena y que lució durante toda la velada.

Sarah entonó entonces “Ebben Ne Andro Lontana”, que demanda altísimas notas; antes, siempre humilde, Brightman invitó a Vincent Neclo, con quien cantó “Carpe Diem” y le permitió entonar en solitario “Ameno”. La primera parte del recital se conformó, entre otras, con “Hijo de la Luna”, “Follow Me” y “Miracle”.

Acompañada por un coro de 30 integrantes, una orquesta y una sección de percusiones, Sarah presentó, tras un intermedio, su “Hymn”, que le da nombre al que es su sexto tour mundial, con precisamente su sexto cambio de indumentaria, un vestido tipo columna que brilló más gracias al juego de luces, que durante toda la velada sorprendió a todos.

Una vez más regresó a escena Neclo, hombro a hombro los virtuosos del bel canto entonaron “Sogni”, mientras un denso humo los envolvía. “Better Is One Day” fue el preámbulo de “Canto Per Noi”, composición sonora de Ennio Morricone a la que “tuve el honor de ponerle lírica”, contó Brightman.

Para seguir con sus tributos eligió “Pie Jesu”, de la autoría de Andrew Lloyd Webber para el concierto “Requiem”, en la que se acompañó “del talentoso y joven Narcis (Iustin Ianãu)”, lo presentó, y éste le hizo una sentida reverencia; el rumano minutos más tarde se lució en solitario con “Caruso”, que está inspirada en la muerte del tenor italiano.

“Muchas gracias, los amo”, expresó Brightman, quien presentó a sus músicos, que le impiden “sentirme sola en el escenario”. De “Time to Say Goodbye” explicó que quiso interpretarla mientras tocó el piano, “porque así la idearon los compositores (Francesco Sartori y Lucio Quarantotto), de una manera más íntima”, dijo.

De pronto una tonada más que familiar y una Sarah de rojo, con el talle aderezado de cristales y la falda de tul en línea “A” de amplísimo vuelo dieron el toque de fantasía para “The Phantom of the Opera”, en la que Vincent hizo la contraparte masculina, y que les valió el aplauso de pie, “gracias, cuánto amor”, expresó para realizar el encore con “Running”.

Tras una breve ausencia, Sarah cerró con “Deliver Me”, “Ave Maria” y “A Question of Honour”.

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