En las tierras de la fiesta brava ‘nació’ el romance entre Sasha Montenegro y José López Portillo. Y si bien el flechazo de Cupido no atravesó a la actriz al instante, el encanto por el ex presidente de 62 años había captado su atención.
“No era un hombre que dijeras guapo, pero era un señorón con mucha prestancia, una gran personalidad. Era un hombre encantador. (...) Un conquistador nato”, recordó la vedette.
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La artista de raíces yugoslavas perdió la batalla contra el cáncer de pulmón el pasado 14 de febrero del 2024, cuando se confirmó su fallecimiento tras sufrir un derrame cerebral en su domicilio.
La noticia trascendió en el mundo del espectáculo y de la política mexicana, debido al polémico matrimonio que sostuvo con el ex mandatario que encabezó el Ejecutivo Federal de 1976 a 1982— cuyas vidas coincidieron cuando Ponce de León, en palabras de Sasha, ya había gozado de los beneficios de ser “el rey”.
“En México el ser presidente de la República era ser un rey, pero un rey por seis años porque después lo decapitaban”, comentó en charla con Gustavo Adolfo Infante del 2013.
El encanto que se vuelve amor
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Fue en medio del júbilo y la alegoría de dichas demostraciones que, en 1984, Montenegro, de 38 años, escuchó una voz (aún sin rostro) que pronunciaba su nombre: “¡Sasha!”, recordó la actriz imitando un tono grave, quizá, parecido al de quien la identificó entre aquella multitud. “¿Qué hace usted aquí?”, preguntó aquel hombre de 62 años.
Se trataba de José López Portillo Ponce de León (Jolopo por su acrónimo): “¿Qué hace usted aquí, señor?”, contestó la vedette tan pronto identificó al ex presidente, con quien posteriormente entabló una conversación acompañada de unas tapas (pequeño aperitivo típico de España).
La estancia de Montenegro en la capital de Andalucía duró apenas una semana; tiempo en el cual las promociones de la obra “Nunca en Domingo” — razón por la cual viajó al viejo continente— se pausaron debido a las festividades religiosas.
La gira continuó y cuando ésta concluyó, la actriz y el ex presidente se reencontraron días después pero a dos mil kilómetros de Sevilla, en Roma, Italia. Pero en su plática con el periodista, la italiana no evocaba aquellos años con romance de por medio, mas bien reconoció que no esperaba llegar a tener una relación con el político del PRI.
Y si bien negó sentirse cautivada por algún detalle en especial de López Portillo, recordó que su inteligencia le parecía interesante al resto de personas del círculo artístico en el que ella se desenvolvió: “De todo lo que yo conocía, pues él era algo diferente”.
“Me sentía muy bien con él, es agradable alguien con quien puedas hablar y compartir ideas. Era una persona interesante que tenía mucho que decir”, relató y aunó que el paso de Ponce de León por la presidencia no era importante para ella. “¿Ex presidente qué? Viví en un país donde los presidentes iban y venían”.
La muerte y los intereses
Corrían las 03:15 horas del 18 de febrero del 2004 cuando el círculo de la política mexicana y del PRI se paralizó: José López Portillo había fallecido debido a complicaciones cardiacas generadas por una neumonía. Ello significó a su vez una ola de problemas para Montenegro y sus dos hijos procreados con el priísta.
El nacimiento de su primera hija, Nabila, en 1985 cambió el rechazo que la vedette había mantenido hacia el matrimonio y a los hijos. La pequeña había sido producto de “un accidente” y concebida fuera del matrimonio. Años después llegó Alexander a la vida de Sasha y José: “Él fue pedido y lo hablamos como pareja”, puntualizó.
Pero el amor, la familia y las buenas pláticas no eran suficientes para nublar las controversias desatadas contra el ex Jefe del Ejecutivo; aquel momento que Montenegro concebía como “la decapitación de un presidente”, “los ladridos” y “la parte desagradable” que persiguen a los ex mandatarios por el resto de sus días.
Aún así Sasha se dijo convencida de que gran parte de éstos “ladridos” no fueron perse por José López, sino por las circunstancias e intereses que se intensificaron tras el infarto que lo llevó a una cama de hospital en 1995— cuatro años después de unirse en matrimonio por la vía civil.
“Él no era un hombre malo. (...) Tenía una parte débil y estuvo rodeado de gente que no lo favoreció y no lo quiso. (...) (El infarto) lo debilita y empieza una lucha de intereses de todo lo que lo rodeaba”, recordó en entrevista con Adolfo Infante.
El fallecimiento de López Portillo marcó una disputa entre su familia y Sasha Montenegro, especialmente, por la casa que recibió como “una donación” y la cual el pueblo de México recuerda como “La Colina del Perro”— nombre que aludía al momento en que el ex presidente se comprometió a “defender el peso mexicano como un perro”.
Aquella herencia se trataba de un terreno de 12 hectáreas en el cual se edificaron cuatro mansiones y una enorme biblioteca. La prensa mexicana la criticó por el ostentoso estilo y sus excéntricas instalaciones, pero Montenegro negó que dicha mansión fuese tan lujosa como lo comentaban.
“Era una verdadera porquería. Era un cascarón enorme. (...) Decía la gente que tenía baños de lapislázuli y llaves de oro. Eso no es cierto. (...) Las cortinas estaban podridas, yo llegué a arreglar todo eso. Era un jacalón con una gran biblioteca y una recamara, y punto”.
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El 28 de julio del 2022 el nombre de la vedette relució en la conferencia matutina del presidente Andrés Manuel López Obrador, al señalarla como beneficiaria de una pensión mayor a 1.6 millones de pesos. Asimismo trascendió que Sasha habría recibido más de 28 millones de pesos tras la muerte de su marido, dinero que le fue retirado con la cancelación de las pensiones para ex presidentes y sus esposas.
Pero ante Gustavo Adolfo Infante, Sasha Montenegro rechazó, en primer lugar, conocer los supuestos bienes que la familia del ex presidente peleó tras su muerte; y en segundo, que este hecho le hubiera dejado dinero y propiedades.
“Yo nunca supe cuáles eran sus bienes. (...) A la fecha tampoco sé. No nos dejó nada (de dinero). Lo que sí nos dejó fue una cantidad de problemas y juicios terribles”.
ASG