Cuando Miguel de la Madrid Hurtado se puso la banda presidencial, el primero de diciembre de 1982, estaba a 11 días de cumplir los 48 años de edad. Por su carta natal podríamos decir que el soldado del PRI era guadalupano, debido a que se despidió del cordón umbilical en Colima el 12 de diciembre de 1934.
Pero ese primer día de diciembre de 1982, su tocayo de segundo nombre, Luis Miguel, apenas tenía doce años. A principios de 1980 sus padres, Luis Gallego Sánchez, español, y Marcella Basteri Tarrozzo, italiana –con quien, dicho sea de paso, Gallego se inventó un matrimonio–, lo habían traído a México de manera permanente. El pequeño Luis Miguel Gallego Basteri, luego de su debut consiguió su primer contrato con la disquera EMI.
A sus 11 años, Luismi se llevó a la bolsa su primer millón de dólares… bueno, bueno, haciendo honor a la verdad, el que se metió el dinero a la bolsa, al hígado y a la nariz fue el padre del niño, Luisito Rey, aficionado tanto al whisky como a la cocaína, también a las mujeres que no eran su mujer. Por cierto, con Marcella, procreó dos hijos más: Alejandro, nacido el 25 de agosto de 1972 en Cádiz, España, y Sergio, quien llegó al mundo el 12 de enero de 1984 en México.
Pero volvamos con luces, cámara y acción al día uno de Miguel de la Madrid como presidente de la República. El licenciado hizo su entrada triunfal a la residencia oficial de Los Pinos acompañado de su esposa Paloma Cordero Tapia, con quien, a la vieja usanza, procreó los hijos que Dios les mandó. No uno ni dos ni tres: ¡cinco hijos tuvieron los De la Madrid Cordero! Y toda esa casta conoció, de cerca, los rayos del entonces Sol naciente.
Aunque Miguel de la Madrid tomó protesta en el Palacio de San Lázaro en diciembre de 1982, la familia tuvo que esperar hasta febrero de 1983 para instalarse en Los Pinos, porque los López-Portillo se salieron hasta el último momento y con ello dificultaron la remodelación para recibir a los nuevos inquilinos. No está por demás decir que ahí se encontraban tanto las habitaciones familiares como las oficinas. De hecho, antes de que ésta fuera la residencia oficial, los presidentes y sus familias vivían en el Castillo de Chapultepec.
Aquí hay un dato histórico que me encanta contar a manera de chismecito necesario. ¿Saben quién sí vivió en el Castillo de Chapultepec? El suegro de Paulina López-Portillo Romano. Y es que, cuando Pascual Ortiz Rubio fue designado presidente de México (en 1930), se mudó a Chapultepec junto con su esposa Josefina Ortiz y los tres hijos de ambos, entre los que se encontraba Pascual II, quien nació el 13 de julio de 1923 y, por lo tanto, tenía siete años cuando se convirtió en habitante del castillo.
En La suerte de la consorte, Sara Sefchovich escribe al respecto: “Vivían en la parte alta del edificio y perseguidos por una institutriz alemana correteaban por las muchas habitaciones, patios y jardines, subían y bajaban por el hermoso elevador hidráulico de tiempos de don Porfirio y, en ocasiones, entraban a escondidas a la zona prohibida que era donde se guardaban las reliquias del Segundo Imperio”. En la adultez, Pascual II se convertiría en papá de Pascual Ortiz-Rubio Downey o Pascual III, como le queramos llamar, quien en su boda con Paulina López-Portillo también le dio la bendición a Luis Miguel.
La Casa Grande que se convertiría en Los Pinos
Aunque la historia de Los Pinos se remonta casi 500 años atrás, aquí la contaré en pocas palabras. Según el libro La historia de la residencia oficial de Los Pinos, luego de la conquista de México por parte de los españoles, en el terreno que ahora ocupa esta enorme propiedad se construyó, hacia 1550, un trapiche donde se trituraba el trigo hasta convertirlo en harina. Debido a la importancia de su producción, este artefacto pertenecía a la Corona y, por lo tanto, el sitio fue nombrado Molino del Rey.
Siglos más tarde, tras su llegada a la Presidencia el primero de diciembre de 1934, el general Lázaro Cárdenas del Río decidió no irse a vivir al Castillo de Chapultepec, como marcaba la tradición, pues consideraba que era un lugar demasiado ostentoso. El Tata, como conocía la gente a Cárdenas, eligió la Casa Grande del rancho La Hormiga.
Y aquí viene la parte romántica de la historia. ¿Por qué pasó de llamarse La Hormiga a Los Pinos? Bueno, la propiedad fue rebautizada así en honor a una huerta con ese nombre en Tacámbaro, Michoacán, donde se conocieron Lázaro Cárdenas y Amalia Solórzano Bravo, quienes se casaron el 25 de septiembre de 1932, cuando Cárdenas ya había combatido en la Revolución mexicana, gobernado Michoacán y sido secretario de Gobernación. El día de la boda, él tenía 37 años y ella 16. Él le prometió que la primera casa donde vivirían juntos se llamaría Los Pinos y le cumplió.
Desde los Cárdenas Solórzano (en 1934) hasta los Peña Rivera (en 2012), las familias presidenciales se fueron a vivir a la residencia oficial de Los Pinos, salvo pocas excepciones. En cada sexenio, el predio tuvo diversos cambios, sobre todo la construcción de nuevos edificios que son testimonio del paso del presidente en turno.
En cada sexenio también hubo invitados internacionales que dejaron constancia de la convocatoria de los distintos mandatarios. Por ejemplo, el presidente de los Estados Unidos John F. Kennedy y su esposa Jaqueline estuvieron en Los Pinos en la administración de Adolfo López Mateos; la reina Isabel II, en el periodo de Luis Echeverría Álvarez; la reina Noor de Jordania, en el mandato de Miguel de la Madrid, entre otras decenas de personajes que han escrito la historia universal.
Hasta aquí el breviario cultural que permitirá dimensionar la magnitud de las puertas que, desde muy temprana edad y en distintos sexenios, Luis Miguel Gallego Basteri cruzó para su encuentro con el máximo poder de México.
La rivalidad entre Luis Miguel y Federico de la Madrid
Ahora sí, abramos paso a las primicias. Para tener una versión fiable de la relación de Luis Miguel con los De la Madrid, me di a la tarea de contactar a uno de los más destacados integrantes de la saga y el único que heredó la vena política de su padre: Enrique Octavio de la Madrid Cordero, quien en entrevista exclusiva –presentada primero en mi pódcast Luis Miguel ¿Culpable o no?, de Podimo, y ahora en este libro– reveló cómo fue la relación de su familia con Luis Miguel hace 40 años.
“¿Que si mi papá conoció a Luis Miguel?”. El hijo de Miguel de la Madrid, con quien conversé en noviembre de 2022 en las instalaciones de la productora Jarpa Studio, en las Lomas de Chapultepec, repite la pregunta antes de contestar: “Sí, seguro que sí, por muchas razones. Una, porque era un cantante muy conocido, muy famoso. Y la otra, porque también era amigo de uno de sus hijos. Yo creo que un presidente se entera de quiénes son las personas que están de moda”.
En la víspera de levantar la mano para entrar al proceso de selección de responsable del Frente Amplio por México, rumbo a la elección presidencial de 2024, Enrique de la Madrid narró por vez primera por qué no tuvo una amistad directa con Luis Miguel. Lo primero que hay que resaltar es la diferencia de edad que hay entre los hermanos De la Madrid Cordero. Ellos son cinco: Margarita, la primogénita, que es año y medio mayor que Miguel, el segundo hijo, al que sigue Enrique (quien nació el 1 de octubre de 1962); luego está Federico, que es cuatro años menor que Enrique, y, por último, Gerardo, ocho años menor que Enrique.
“Yo no tuve una relación personal con Luis Miguel por la diferencia de edad. Yo soy mayor que Luis Miguel”, me dijo el político afiliado al PRI que, al momento de la entrevista, recién había cumplido los 60 años y Luis Miguel, 52. “Mi hermano Federico sí desarrolló una amistad con él. Lo habrá conocido por ahí del 82 o 83. Con Federico la diferencia de edad no era tan grande; eso permitió que ellos sí se convirtieran en amigos". Así me lo contó la primera vez que habló del vínculo de su estirpe con el ahora ídolo mundial.
Cuando Miguel de la Madrid entró a Los Pinos, en febrero de 1983, Enrique tenía veinte años cumplidos. Estudiaba la licenciatura en Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México, como décadas atrás lo había hecho su papá, y toda esa dinastía no tenía nada que ver con el mundo del espectáculo. Así que lo primero que le pregunté fue si la familia presidencial ya había escuchado hablar de un cantante llamado Luis Miguel.
Enrique recordó que él hizo contacto con Micky primero a través de su música, más o menos al inicio del sexenio, y la primera canción de la que tiene memoria es Palabra de honor. Sin embargo, no fue tan al inicio del sexenio, toda vez que el álbum homónimo vio la luz a finales de 1984 y no fue hasta inicios de 1985 cuando el sencillo comenzó a promocionarse.
–Durante tu estancia en Los Pinos, ¿en alguna ocasión estuvo Luis Miguel en esa residencia oficial? –le pregunté a Enrique, quien, entre otros cargos políticos, ocupó el de secretario de Turismo en el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto.
–Sí, seguramente muchas veces. Mi hermano Federico y él eran amigos.
De acuerdo con el testimonio de Enrique, de ese grupo de amigos también fue parte Miguel Alemán Magnani, nieto del expresidente de la República Miguel Alemán Valdés e hijo del entonces directivo de Televisa, Miguel Alemán Velasco, quien años más tarde se convertiría en gobernador del estado de Veracruz.
Al decir del heredero de Los Pinos, Luismi conoció a Federico de la Madrid por medio de un conocido mutuo, Marco Vinicio Martínez (por cierto, primo de Paulina Mercado, conductora de Imagen Televisión, y de Bibiana Belsasso, periodista en TV Azteca), quien mucho tiempo después, para sus segundas nupcias, se casó con Roberta Hernández, hija del empresario y filántropo mexicano Roberto Hernández Ramírez, asiduo a los primeros lugares de la lista de las personas más ricas del mundo, según la revista Forbes.
En una entrevista otorgada a la revista Quién y publicada el 3 de julio de 2018 en su portal web, el actor y empresario Roberto Palazuelos, mejor conocido como el Diamante Negro y amigo de la infancia de Luis Miguel, recordó que en Los Pinos había dos grupitos: uno era el de los amigos de Gerardo de la Madrid, entre los que se encontraba el mismo Roberto, Quintanilla y Torrado; el otro era el de Federico, en el que estaban Jorge El Burro Van Rankin, Marco Vinicio Martínez y Nachito Sada.
Enrique de la Madrid aseguró que su hermano Federico y Luis Miguel coincidieron después en la casa de Jaime Camil Garza, el papá de Issabela Camil, una de las jóvenes más cotizadas de la aristocracia mexicana, que en ese entonces no era Issabela ni, en estricto sentido, Camil. Y es que Erika Ellice Sotres Starr es hija de Armando Sotres y de la modelo Tony Starr. Esta última se casó en terceras nupcias con Jaime Camil Garza, importante empresario y padre del actor y conductor Jaime Camil. Del patriarca es de quien Erika tomó el apellido para su nombre artístico.
En el sexenio delamadrista, que comprendió de 1982 a 1988, Federico no tenía nada de “federico” y su juventud y su guapeza, seguramente aunadas a su código postal como habitante de la Casa Miguel Alemán en Los Pinos, le permitieron convertirse en el novio de Issabela Camil.
En 1985, Televisa produjo la telenovela Tú o nadie, protagonizada por Andrés García (tío postizo de Luis Miguel) y Lucía Méndez (actriz y cantante que se convirtió en estrella a partir de los años ochenta y con quien Luismi posteriormente encontraría días de pasión). El triángulo amoroso de esta telenovela no se compara con el que se vivió en Los Pinos entre Federico de la Madrid, Erika (Issabela Camil) y Luis Miguel.
La trama es conocida por muchos: Luis Miguel y Erika tuvieron un flechazo y se coqueteaban “Por debajo de la mesa”; luego, él le confesó: “Tengo todo excepto a ti”; ella sucumbió a sus encantos y le dijo a su novio en turno, Federico de la Madrid: “Ahora te puedes marchar”. Y así comenzó la relación sentimental que durante años mantuvo la Camil con el intérprete de “Entrégate”. Por el círculo de amigos en común, Federico y Luis Miguel coincidían de vez en cuando. La rivalidad era latente entre los dos machos alfa lomo plateado.
Los cachorros De la Madrid llevaban 40 guardaespaldas al Baby’O
En una entrevista para el programa Pinky Promise, conducido por Karla Díaz y producido por Sensei Media, Roberto Palazuelos, junto al Burro Van Rankin, contó que durante el sexenio de Miguel de la Madrid ellos tenían 45 guardaespaldas en sus visitas al Baby'O en Acapulco, y que Federico incluso mandaba a poner otros 20 arriba del lugar con armas largas.
Además de eso, según el Diamante Negro, desde Los Pinos a media semana se planeaba el weekend. Palabras más, palabras menos, Roberto Palazuelos aseguró que desde el miércoles estaban solos en la residencia oficial porque el presidente viajaba a sus giras y el fin de semana descansaba en su casa de Cuautla, Morelos. Por lo tanto, Gerardo de la Madrid, a quien apodaban El Chanfle, pedía a Roberto que le hablara a Lupita, la secretaria, para solicitarle información de qué casa del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) estaba libre para ese fin de semana, además de solicitar el transporte presidencial, llamado el TP.
Una vez elegido el destino, la secretaria enviaba a “toda la avanzada”, que eran elementos del Ejército, quienes “montaban todo el rollo” antes de que los jóvenes llegaran. Además de las fiestas, algo que recuerda Roberto es que, desde los teléfonos de las residencias, los jóvenes les hablaban a las infantas de España o incluso a Carolina de Mónaco.
Entrevistado por el periodista Julio Astillero y cuestionado sobre el abuso de los recursos públicos evidenciado por Palazuelos, Enrique de la Madrid quitó legitimidad a las afirmaciones del actor al recordar que, en otra entrevista, transmitida en el programa La entrevista con Yordi Rosado el 11 de octubre de 2022, éste también mencionó que había asesinado a una persona, y que luego suavizó su declaración al comentar que era medio exagerado porque de esa manera conseguía llamar la atención. Aunque la historia de Roberto pueda tener algo de ficción, no cabe duda de que, tanto él como El Burro, convivieron de cerca y durante algún tiempo con los cachorros del presidente De la Madrid.
Las últimas pistas de Marcella Basteri
Durante los primeros años del sexenio de Miguel de la Madrid, Luis Miguel vivió diversos cambios a nivel tanto personal como profesional. En 1983, con 13 años, la voz del Solecito comenzó a adquirir un tono más grave, y aunque ya no alcanzaba los registros más altos que le abrieron la puerta del éxito, el cambio le ofreció un abanico de oportunidades interpretativas que sin duda aprovechó.
En 1984 Luismi residió una larga temporada en España. Allí se encontró con el consagrado actor Mario Moreno Cantinflas, quien reconoció el impacto que el cantante estaba teniendo y dijo sentirse orgulloso porque su joven compatriota había situado el nombre de México en alto. Ese mismo año, Micky grabó “Palabra de honor” en España, y el fenómeno asociado a él no paró de crecer. De hecho, continuó por entonces su carrera cinematográfica con Fiebre de amor, película que filmó al lado de Lucerito.
El principio de la consagración de Luis Miguel llegó en 1985, con el triunfo en el festival de Viña del Mar, donde le otorgaron la Antorcha de Plata; luego regresó a Europa y obtuvo el segundo lugar en el festival de San Remo, con el tema Los muchachos de hoy. Fue en esa gira donde, según el escritor Javier León Herrera en su libro Luis Mi Rey, Marcella Basteri tuvo contacto con su madre, 38 años después de que ésta la abandonara.
De acuerdo con León Herrera, la escena sucedió de la siguiente forma. En Viareggio, un pueblo de la Riviera, cerca de la Toscana, la familia disfrutaba de unos días de descanso cuando las empleadas domésticas avisaron a Luisito Rey que había una mujer en la recepción que quería hablar con su esposa Marcella y con su hijo Luis Miguel. La mujer era mayor y se presentó como la abuela de Micky.
Cuando Marcella llegó a la puerta, la señora le dijo:
–Hola, Marcella, soy tu madre.
La mamá de Luis Miguel se quedó mirándola fijamente, sin responder al saludo. Fría y calculadora en ese momento, las palabras que salieron de su boca cerraron uno de los capítulos más difíciles de su vida:
–¿Mi madre? ¿Tú, mi madre? Tú no eres mi madre. ¿Cómo puedes ser mi madre si me abandonaste cuando apenas era una bebé? ¿Qué clase de madre hace eso?
Luisito Rey estuvo ahí, pero no pudo hacer nada para suavizar el momento. Marcella fue clara y Vanda Tarrozzo desistió de su idea de tener un reencuentro amoroso; 38 años después de haber sido abandonada, Marcella rechazó cualquier contacto con quien le diera la vida y les quitó a sus hijos la oportunidad de conocer a su abuela.
En el otoño de ese mismo 1985, Marcella regresó al hogar de Massa-Carrara, provincia de la región de la Toscana, con su padre Sergio Basteri. El viaje representó la separación formal de los papás de Luis Miguel, quienes, si bien no estaban casados, estaban unidos por los hijos que tenían en común y, más aún, por los bienes que Luis Rey había puesto a nombre de su compañera para gozar de ventajas fiscales o evitar posibles acciones legales en su contra.
Javier León explica que en enero de 1986 un abogado preparó el documento por el cual Marcella cedió algunas propiedades importantes a cambio de su libertad. No obstante, meses después, mientras estaba en Massa-Carrara, Marcella recibió una llamada con la instrucción de que debía presentarse en Madrid para ir a ver a su hijo a Chile, y eso fue lo último que su familia supo de ella.
La búsqueda de la mamá de Luis Miguel
La desaparición de Marcella Basteri es un tema tan amplio y misterioso que ha dado material para capítulos enteros de algunos libros. Los de mayor rigor son los del escritor español Javier León Herrera, los cuales he utilizado en esta obra para contextualizar mejor la vida de Luis Miguel.
En su trabajo periodístico, León Herrera ha tirado por la borda todas las teorías conspirativas en torno a la desaparición de la mamá de Luis Miguel. En la última entrega de la trilogía del cantante, Oro de Rey, el autor escribió: “Tras la sutileza de Luis Mi Rey (1998), en Luis Miguel, la historia (2018) se afirmó con más rotundidad que Marcella Basteri falleció en 1986 en España por causas no naturales. Las fuentes fueron desgraciadamente solventes e irrefutables en este sentido desde el principio”.
¿Cómo se enteró Luis Miguel de lo sucedido? De acuerdo con el mismo León Herrera, el caso se cerró después de una investigación privada que llevaron a cabo agentes del Instituto de Inteligencia y Operaciones Especiales de Israel, el Mossad, y agentes del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés). El Mossad fue el que supuestamente le dijo a la estrella mundial: “Ya está, no la busques más”.
En estricto sentido, Luis Miguel como un ciudadano común, difícilmente pudo haber tenido acceso directo al servicio de inteligencia del Estado de Israel. Mucho menos pudo haber tenido respuesta de él. Sin embargo, sus biógrafos oficiales y no oficiales, así como los guionistas autorizados de la bioserie, han dado por cierto que Luis Miguel utilizó sus amistades para solicitar el favor del jefe del Ejecutivo mexicano.
En octubre de 2022, cuando la entrevisté para mi pódcast Luis Miguel ¿Culpable o no?, Claudia de Icaza –periodista que en 1994 publicó la primera biografía no autorizada de Luis Miguel, con el título El gran solitario– me dijo que Miguel de la Madrid fue quien ayudó a Luis Miguel en la búsqueda de su mamá, y que, según recuerda, en la segunda mitad de los años ochenta anunció a los medios que había ordenado realizar una investigación.
En palabras de De Icaza: “Miguel de la Madrid es el que, obviamente a insistencia de Federico, que era amiguísimo de Luis Miguel, lo contacta con gente de investigación de Israel para que encuentren a la mamá. Luis Miguel en un principio pensó que su mamá estaba en su rollo y luego ya vino la situación de que su mamá desaparece y entonces mandó a hacer una investigación”.
AMP