Después de presentarse en el Zócalo de Ciudad de México, su última parada fue en Guanajuato, en la Alhóndiga de Granaditas. El anuncio de la tercera llamada se hizo presente, así como los gritos de los asistentes. Entraron los músicos y solo un poco después apareció Joan Manuel Serrat para entonar “Dale que dale”.
“Muy buenas noches todos, damas, caballeros e imparciales en la cuestión. Es un placer estar aquí en esta Alhóndiga, tan entrañable para México y para todos los que queremos a México. Qué gusto que estén aquí en esta noche tan especial. Me enteré que hay un rumor; la gente murmura que este es un concierto de despedida, no les hagan caso, les confieso que sí voy a dejar de subirme a los escenarios pero no me voy a despedir de ustedes en ningún momento”, dijo el cantautor al inicio de su presentación.
“Si estás triste, yo te invento cuatro caricias y un cuento”, entonó, mientras el público, que esperaba desde hace días la presentación, cantaba, se deleitaba y él tocaba a su compañera musical, su ya clásica guitarra.
Entre canción y canción surgieron anécdotas, reflexiones y comentarios que causaron risas y nostalgia entre el público: “Murió la reina Isabel, sí sabían, ¿verdad? Lástima, murió tan joven”. Y sí, llegaron las risas.
“Lucía”, “No hago otra cosa que pensar en ti”, “Hoy por ti, mañana por mí” y “Algo personal” fueron las primeras melodías de la noche. El cantante, además de agradecer la velada que transcurría, presentó a los músicos que lo acompañaron.
Tercera llamada
El compositor catalán regresó por tercera ocasión a Guanajuato, una visita en la que convocó a sus seguidores, los mismos que abarrotaron no solo el espacio destinado para su presentación, pues en la calle y en los techos de las casas se pudieron observar a personas que no quisieron perderse la oportunidad de despedirlo en una trayectoria musical que ha abarcado más de cinco décadas y que lo ha llevado a recibir inbfinidad de premios y reconocimintos, como ser Embajador de buena voluntad de Unicef, entre muchos otros.
Pero la música no solo fue invitada a este festejo. Mientras se escuchaba “Para la libertad”, en la pantalla de fondo al escenario fueron proyectadas imágenes del artista del Stret Art, el enigmático Banksy. Pero el arte no solo estuvo presente en ese instante, cuando cantó “Hoy puede ser un gran día” fue proyectada la imagen de la Mona Lisa, aunque con una variedad de alteraciones muy divertidas.
El gran momento, durante el concierto, fue cuando se escuchó “Cantares”. En cuanto finalizó la melodía, el público se levantó a aplaudirle por varios minutos.
“Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”, sonó en la Alhóndiga, que logró que Serrat se reuniera al centro del escenario con sus músicos para agradecer al público del Festival Cervantino, quien se entregó a la presentación, la última, del intérprete en suelo nacional.
Entre los géneros se pudo escuchar el tango, el bolero y el folclor catalán, por mencionar solo algunos. “Tu nombre me sabe a yerba”, “Aquellas pequeñas cosas” y “Penelope” se unieron a las canciones del creador catalán.
Joan Manuel Serrat no se despide de los escenarios, solo se baja de ellos, como él mismo lo describió, después de 57 años de su vicio de cantar. “No me despido, solo dejaré de subirme a los escenarios”, mencionó. El Festival Internacional Cervantino, en su edición 50, le dijo adiós a Serrat. Todos de pie.