Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina conquistaron con su voz y sentido del humor al Auditorio Nacional, donde comenzaron "peleando", para luego hacer una tregua y sellar su amistad con un beso; los españoles ofrecieron un nostálgico concierto que recordó las entrañables historias vividas entre dos amigos y sus trayectorias, reconocidas entre las más grandes a nivel internacional.
Pasaban de las 20:30 horas cuando el escenario se iluminó con un telón rojo que se proyectaba en tres pantallas, el cual se abrió para presentar un cortometraje con dos cuervos como protagonistas, uno con sombrero y otro con blanco cabello, ambos con las voz de los cantantes que buscaban representar. En su discurso hablaron de migrantes y su pequeño avión tenía pintado: "El sur también exsite + LGBTI".
Los intérpretes aparecieron entre un espeso humo, con los acordes de "Esta noche contigo" fue como abrieron el show de su gira No hay dos sin tres; su público los recibió con una calurosa ovación y silbidos que celebraban su look, Sabina con su clásico sombrero y Serrat con su cabello gris, a sus 70 y 75 años demostraron que siguen enamorando por doquier.
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Su amistad
"Se preguntarán por qué nos juntamos y nos separanos constantemente. Pasan muchas cosas, pero una muy simple, nosotros querámoslo o no estamos en un pico de Europa y ustedes que leen el periódico saben que está hecha mierda, con el Brexit, los chalecos amarillos, los catalanes", dijo Sabina.
Y añadió: "Dijimos vámonos a Latinoamérica, empezamos por el sur, que es una balsa de aceite, con moneda y gobiernos estables, empezamos por Chile, Bolivia, Colombia y Ecuador. Luego dijimos vámonos a México, donde había ventajas, si le dieron asilo a Evo también nos lo iban a dar; también no había peligro, porque no hay drogas ni violencia".
Su sentido del humor destacó en las canciones pero también en sus pláticas; otra razón muy importante para juntarse —dijeron— fue que cuando están juntos trabajan menos y ganan el doble, han visto en su amistad el mejor markering. El sarcarmo y doble sentido fue una constante, celebrada con risas y aplausos de los presentes.
"En esta ocasión hemos preparado un concierto que es una completa retrospectiva de nuestras carreras, una antología, un currículum vitae (sic.)", mencionó Serrat, antes de dar paso a "Aves de paso", en la que mostraron sus habilidades en las guitarras, que acompañaron a los siete músicos, una bajista y dos coristas.
El maestro Joan Manuel se quedó solo en el escenario y entonó "Las malas compañías", pero antes dio una divertida descripción de su compañero: "Él es un gran amigo, tal vez algo egoísta, pero si se aplicara sería un gran amigo. Es tan liviano porque el 90 por ciento de su masa corporal son mentiras. Es un hombre admirado hasta el punto de que le están haciendo una biopic, pero no sé cómo van a llenar el argumento".
Luego llegó el turno de Sabina, quién interpretó "Lo niego todo", pero antes mencionó: "Le gusta exagerar mi ramillete de virtudes. No voy a contestar porque me dieron una buenísima educación y me dijeron que hay darle la razón a las personas mayores. Diré algo de su patético discurso, no es catalán, es un maldito gachupin".
Así siguió avanzando la velada, pero llegó el momento de la tregua cuando Sabina comentó: "Nos separan dos cosas muy importantes, mi envidia y su talento". En seguida se besaron, acción que causó un grito; así recordaron que han compartido música, alcohol y mujeres, con lo que inició "Pero qué hermosas eran", uno de los sencillos que dio cuenta de la enorme química que generan arriba de un escenario.
Grandes éxitos
Más adelante vino "Por el boulevard de los sueños rotos", que con fotografías hizo homenaje a Chabela Vargas y José Alfredo Jiménez; del compositor cantaron "Un mundo raro" hacía el final de la noche y eso enchinó la piel. Otro de los momentos que hizo que los celulares se levantaran a grabar el concierto llegó con "19 días y 500 noches".
Este viernes se dieron cita parejas de adultos, pero también jóvenes e incluso algunos niños que acompañan a sus padres; todos cantaron a viva voz y se dejaron envolver por los acordes. Entre las butacas se vieron algunos sombreros de Sabina, además de playeras con los nombres de ambos.
Con calma fueron cediéndose la silla colocada al centro del escenario, cada uno eligió los mejores sencillos para tocar el corazón de sus fanáticos; pasando por "Peces de ciudad" y "Y sin embargo", hasta "Nanas de la cebolla" y "Cantares", muestras de sus poéticas plumas que han dado la vuelta al mundo.
Detrás de ellos, las pantallas transportaban al auditorio, del mar a un callejón y un bar, proyectaban letras y figuras de color, dándole vida a sus letras. En "Pirata cojo" un barco en alta mar iluminado por la luna recibió a los cantantes vestidos de piratas, con todo y sombrero; mientras cantaban, llamas de fuego incendiaron su nave en el video.
Sentados en una mesa, con una copa de vino, hicieron un brindis: "Por ustedes, por las mujeres, por los hombres, pero por las mujeres, sin ellas el mundo no valdría la pena y, sobre todo, el mundo no funcionaría". Su plática siguió destacando que la juventud no tiene edad, sino que se llevan en el corazón; luego, recitaron algunos poemas y continuaron con las divertidas anécdotas que sacaron carcajadas.
"Contigo", "Pastilla", "Pequeñas cosas" y "Fiesta" fueron las que anunciaron el final. Basta es su discografía y aquí solo hubo tiempo de 28 canciones, pero el público no se quedó con ganas de más, entre música y monólogos sintieron como nunca a sus ídolos.
Serrat y Sabina continuarán su tour por Monterrey y Guadalajara, para regresar al Auditorio Nacional dos fechas más y después viajar a Querétaro. También llegarán a Costa Rica, antes de volver a su natal España.
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