A finales de 1959, la carrera musical del padre del rock and roll, Chuck Berry, iba viento en popa. Sin embargo, debido a un escándalo sexual con una prostituta terminó en prisión; décadas más tarde, Berry tendría otro enfrentamiento con la ley a consecuencia de unos videos indecentes y de la posesión de mariguana.
El 1 de diciembre de 1959, en el pináculo de su vertiginosa carrera como rocanrrolero y al terminar una presentación en El Paso, Texas, Chuck Berry conoció a una mesera de ascendencia apache llamada Janice Norine Escalante, quien a la sazón contaba con tan sólo 14 años de edad.
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No habría nada de extraordinario en este encuentro, a no ser porque la chica se dedicaba veladamente a ejercer la prostitución. Ignorante de ello, Berry le ofreció un empleo en el guardarropa de su club nocturno en San Luis Missouri.
Esa decisión habría de costarle muy cara al gran Chuck, pues el 23 de diciembre del mismo año fue arrestado por violación del Acta Mann, al haber “cruzado líneas estatales transportando a una menor de edad para propósitos inmorales”. Y es que Berry, al sospechar que Janice trabajaba como prostituta, la había despedido, y ella se había vengado acusándolo con la policía.
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Berry fue enjuiciado, hallado culpable y sentenciado a cinco años en prisión y una multa de dos mil dólares. Sin embargo, luego de que se hicieran públicos los comentarios racistas del juez George H. Moore Jr., quien llevó el caso, la defensa de Berry aprovechó para apelar la sentencia y solicitar un nuevo juicio.
Juzgado de nueva cuenta, Chuck fue hallado culpable y sentenciado a una pena de tres años en prisión, de los cuales sólo cumplió con año y medio. La gente cercana a él decía que, tras a experiencia, al otrora afable y sonriente guitarrista se la agrió irremediablemente el carácter.
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Pero eso no es todo lo que hay que contar, pues muchos años después, en 1989, Chuck Berry fue acusado por Hosana A. Huck, una cocinera que trabajaba en un restaurante de su propiedad, por haber generado grabaciones de video “para el inmoral propósito de entretenimiento y gratificación”.
Dicho en palabras llanas, el casi septuagenario Berry fue acusado de haber instalado videocámaras en los vestidores y los sanitarios de su establecimiento, con el fin de grabar a las mujeres que ahí se cambiaban de ropa y después usarlos en su casa para fines privados.
Así fue que, en junio de 1990, la policía de San Luis hizo una redada sorpresiva en su casa y, en efecto, encontró una buena cantidad de las descritas videocintas, además de hachís, mariguana, tres armas de fuego y 130 mil dólares en efectivo. Con ello, las demandas que diversas mujeres habían entablado contra él procedieron, y Berry se vio obligado a pagar alrededor de 1.2 millones de dólares a las mujeres, además de verse obligado a inscribirse en un programa de rehabilitación para la adicción al alcohol y la mariguana.
Sexo, drogas y rock and roll, fueron el sello de la vida de Chuck Berry.
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