Era el 8 de diciembre de 1957 cuando el “Himno Nacional Mexicano”, interpretado por la Banda del Estado Mayor se grababa en el número 784 de la Av. 16 de Septiembre, en Naucalpan de Juárez; fue el primer sencillo de los Estudios de Sony Music México, que luego vieron pasar a figuras desde José Alfredo Jiménez, Juan Gabriel y Plácido Domingo hasta Ricky Martin, Gloria Trevi y Thomas Newman con el soundtrack de Spectre.
“Cuando el estudio se inauguró estaba en la planta de abajo, a finales de los 50 se instaló donde estamos ahora (segundo piso). Es uno de los estudios operativos más antiguos de la ciudad, además de tener el cuarto de grabación más grande. Desde hace un año se inició un proceso de remodelación, que termina en octubre, para darle vida y traerlo de vuelta al 2019, 2020 y lo que viene”, dice a M2 Alan Saucedo, productor, ingeniero de audio y ahora responsable del espacio.
Aunque se han modernizando, mantienen aparatos análogos y hasta el piano favorito de Agustín Lara, un Steinway ubicado en el Live Room, que puede albergar a una orquesta filarmónica completa, como sucedió en un disco de Alondra de la Parra; además, en un espacio cerrado al público, resguardan las cintas originales de las grabaciones realizadas desde mediados del siglo pasado.
“Es un estudio de tradición, han pasado personajes como Vicente Fernández; se busca unir lo mejor de los dos mundos, todo lo que está sucediendo ahora tecnológicamente y estéticamente, que es muy importante, y todas estas cuestiones del equipo vintage, tan valioso y apreciado. Son épocas diferentes, no es mejor ni peor, ha habido una evolución como en cualquier industria”, señala.
Y añade: “Yo creo que en realidad la cinta ya no va a desaparecer, por ejemplo, es cierto que se utiliza muy poco, pero ahora es más como una decisión estética y creativa (…) Hay un gran momento en la industria, con una libertad creativa y una facilidad para crear música de cualquier nivel, desde lo más elemental hasta lo más elaborado”.
Remembranzas
Remontándose a aquellos años, afirma que le hubiera gustado ver grabar a El Flaco de Oro o a Cri-Cri, conocer el proceso creativo de la Época de Oro y estar frente a grandes leyendas; aunque le ha ido bien, aquí trabajó con Natalia Lafourcade en Hasta la raíz, álbum que le valió un Grammy y un par de Latin Grammy.
“Aquí empezamos a grabar el disco; me acuerdo bien cuando (ella) llegó y me dijo: ‘Tengo unas canciones que quiero que empecemos a hacer’; se sentó enfrente de los micrófonos y empezó a cantar ‘Lo que construimos’, en ese momento me puse chinito, lo platico y todavía me pongo chinito, me dio mucho sentimiento, es una de las mejores anécdotas que he vivido en este lugar”, indica.
Sentado en su oficina, donde relucen dos de los siete gramófonos dorados que ha recibido, concluye hablando de sus planes para un futuro no tan lejano: “Me encantaría que este sitio tomara su lugar en la historia, así como en Londres está un Abbey Road, esto es algo similar; estamos trabajando para posicionar el estudio, darle un futuro más grande y colocarlo a nivel internacional”.
Rediseño total
Alan Saucedo fue el encargado de la remodelación, que incluyó el piso acondicionado con dos estudios totalmente rediseñados, pensando en las nuevas formas de creación musical; dos salas privadas; dos camerinos múltiples y uno VIP, dos terrazas, bar y sala de comida, además de las oficinas.