“Soy el prototipo de la mujer histérica...”: Irene Azuela

Nació en Londres en 1979. Estudió actuación en esa capital inglesa y en la Ciudad de México. Ha participado en montajes como El buen canario de John Malkovich y Por amor al arte, dirigida por Antonio Serrano. Su actuación en los

Irene Azuela
Víctor González
Ciudad de México /

Irene Azuela se reconoce como una actriz intensa. Con soltura se mueve en teatro, cine y televisión. Bisnieta del escritor Mariano Azuela, la intérprete participa en Crímenes del corazón, montaje dirigido por Enrique Singer que se presenta en el Teatro Helénico. A mediados de año también estrenará el filme Las oscuras primaveras.

¿Son justificables los crímenes del corazón?

¡Híjole!, en la obra mi personaje se la pasa dando ánimos a su hermana menor, que es quien cometió el crimen. ¿Será que el fin justifica los medios? En una sociedad donde lo moral está tan presente por supuesto que no es justificable, pero tampoco podemos negar que en las relaciones personales hay momentos donde queremos matar al de lado.


¿Todos tenemos pensamientos asesinos?

Creo que sí, al menos yo los he tenido. Imagino que todos también.


¿Cuándo fue la última vez que quiso matar a alguien?

Ya tiene tiempo y no fue a un humano, sino con un perro que me destrozó un guión. Pasaba un momento muy difícil y sentí ganas de matarlo.


No sería su perro…

Claro que sí, los pensamientos asesinos solo pueden ser provocados por la gente que más queremos o que más tenemos cerca. Alguien con quien no tienes un vínculo tan fuerte no puede despertar estas sensaciones.


¿Cuál es su libro favorito de Mariano Azuela?

Seré absolutamente sincera. La fidelidad que varios familiares le tienen a mi bisabuelo yo no la tengo. No sé si por rebeldía pero me quedé solo con Los de abajo y eso porque lo leí en la primaria. Últimamente he considerado acercarme a su teatro, no dudo descubrir algo interesante para montar.


Ordene por importancia: teatro, cine y televisión.

Todo implica un goce. El teatro representa un reto mayor; supone un ejercicio de autocuestionamiento. Así como hay gente que usa el arte contemporáneo o la literatura para hacerse determinadas preguntas, a mí me pasa con el teatro. Al cine lo veo como un regalo, implica una dimensión distinta. Al final viene la televisión.


¿Para qué sirve un Ariel?

Para detener los libros. Mi experiencia es positiva, a diferencia de otros actores, a mí el primer Ariel sí me abrió puertas, aunque eso no se ve reflejado en el sueldo que te pagan por una película.


¿Cuál es la pregunta que guía su vida?

¿Por qué estoy aquí? ¿Para qué estoy aquí? ¿Qué se espera de mí? ¿Está bien que este ahora echándome una siesta o debería estar con mi familia o ayudando a una institución de beneficencia? Supongo que son las preguntas que todos nos hacemos.

¿Le preocupan las expectativas que genera en los demás?

Me preocupan las mías. Soy bastante latosa conmigo misma. Todo el tiempo me pregunto ¿Qué sigue? ¿Cuál será el siguiente reto?


¿Qué cambiaría de usted?

Uy, esto ya se está poniendo muy íntimo. Cambiaría muchas cosas, soy el prototipo de la mujer histérica que está constantemente luchando por cambiar. Por necesidad de renovación tengo una constante necesidad de limpieza. Todo el tiempo me cuestiono, “si no hubiera sido tan impulsiva”, “si no hubiera manifestado mi opinión”, “si no hubiera abierto la boca”. Modificaría muchísimas cosas.


¿Es más tipo Almodóvar o tipo Sex and the city?

Solo diría Almodóvar porque no soy una chica fashion.

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